21 de febrero de 2007

Vivimos en un mundo ambiguo, las palabras no quieren decir nada, las ideas son cheques sin provisión, los valores carecen de valor, las personas son impenetrables, los hechos amasijos de contradicciones, la verdad es una quimera y la realidad un fenómeno tan difuso que es difícil distinguirla del sueño, la fantasía o la alucinación. La duda, que es el signo de la inteligencia, es también la tara más ominosa de mi carácter. Ella me ha hecho ver y no ver, actuar y no actuar, ha impedido en mí la formación de convicciones duraderas, ha matado hasta la pasión y me ha dado finalmente del mundo la imagen de un remolino donde se ahogan los fantasmas de los días, sin dejar otra cosa que briznas de sucesos locos y gesticulaciones sin causa ni finalidad.

Julio Ramón Ribeyro, Prosas apátridas

4 comentarios:

Mar dijo...

"...ha impedido en mí la formación de convicciones duraderas, ha matado hasta la pasión..."

Más todo lo que dice antes y todo lo que dice después: muy bueno, y cruelmente realista.

Saludos.

elisewin dijo...

Cruelmente realista-me resulta estremecedoramente familiar y doloroso- y cruelmente sumiso y nihilista...está bien como reflejo de estados transitorios hacia algo un poco más cerca de la esencia de lo humano, de la autonomía personal...

Occidente ha elegido ser insolidario en el modo de la sumisión (…). En este caso, la sumisión a los dogmas de la autosuficiencia y la desvinculación. Tal vez haya que buscar otro nuevo lenguaje: el de la solidaridad desde la autonomía personal. Lo que en términos lingüísticos querría decir la búsqueda de la comunicación desde la autenticidad de la voz propia.

José Antonio Marina, La selva del lenguaje .

elisewin dijo...

Fe de erratas: añadir comillas entre "Occidente(...)y (...)propia".

Para cuando un editor de textos para rebuznar con estilo;)?
mua*

Mar dijo...

jajajaja, me ha encantado eso de "rebuznar con estilo".

Una pena que no tengas blog o no se pueda acceder a él Elisewin, tu perfil es de lo más interesante.

Saludos.