31 de agosto de 2008

Suck it to me

En mi año sabático fantástico en París, hace ya demasiado tiempo, me dediqué a estudiar francés o, mejor dicho, lengua y civilización francesas, en unos cursos de la Sorbona.

Además de las típicas clases de gramática y de charlas típicamente francesas (o sea, unos buenos turrones) sobre historia y geografía, de las que no recuerdo nada, lo mejor de esos cursos eran las horas en el "laboratorio" de fonética, donde nos hacían leer textos ante un micrófono y una profesora iba corrigiendo nuestra pronunciación.

Gracias a estas lecciones sé cómo se debe pronunciar el francés (otra cosa muy distinta es que yo sea capaz de hacerlo correctamente, y no digamos ya con fluidez...).

En comparación, y esto es algo que echo en falta muy a menudo, aunque he estudiado inglés durante mucho más tiempo nunca he tenido clases de fonética.

Y creo que es por eso por lo que, aunque escucho muchísimo inglés (música, películas, series), sigo teniendo dudas al distinguir sonidos, al distinguir palabras por cómo se pronuncian.

Por ejemplo, hasta ayer estaba mosqueadísimo porque en muchas canciones, sobre todo de los años 60 y 70, escuchaba lo que yo interpretaba como una obscenidad de buen calibre. En los momentos de clímax, de repente el o la cantante, o el coro, soltaba un "Suck it to me!" (¡Chúpamelo/a!) que yo no sabía cómo interpretar...

Hasta que se me ocurrió buscar en internet y, como siempre, vi la luz: No era suck sino sock lo que yo oía. (Esas dichosas vocales del inglés, esas clases de pronunciación que nunca tuve... :-P)

Y resulta que "sock it to me" significa simplemente "lanzámelo", "tirámelo" (menudo chasco para mi mente calenturienta...). Supongo que algo parecido al "hit me with music" de Bob Marley.

30 de agosto de 2008

Querido diario

Otra vez frente a la pantalla, con una birra, una barra de incienso prendida, y música lenta de fondo, tratando de encontrar la manera de escribir lo que quiero contar, lo que quiero soltar.

Porque hoy es otro de esos días en que siento ganas de confesarme, de quitarme un peso de encima al dejar aquí por escrito lo que me tiene inquieto (¿por qué me sirve esto? ¿de verdad me sirve?). Uno de esos días en que el exhibicionista cibernético le puede al tipo reservado que normalmente soy.

Como otras veces, empezaré con ideas dispersas, con la esperanza de que del caos salga algo mínimamente coherente.

Hay una cosa en la que pienso desde que leí hace unas semanas esta frase en un artículo de Muñoz Molina: [...] es una actitud muy propia en una época de hipertrofia del yo, alimentada y fortalecida por tantas tecnologías que le permiten a uno vivir cada vez más en una burbuja de egolatría caprichosa y comunicar al mundo de manera inmediata cada valiosa ocurrencia en el querido diario de un blog [...].

Supongo que esto me tocó porque siento muy a menudo que vivo en una burbuja, con mi kabeza dando vueltas en vacío, sin ninguna referencia, ningún punto fijo al que agarrarme.

Y también porque, pese a todo, sigo enganchado al blog. Me gusta escribir aquí, me gusta que gente que conozco y también desconocidos lean mis desvaríos. Supongo que en parte es una forma de compensar mi incapacidad para hablar de ciertas cosas con las personas con las que tendría que hablarlas, cara a cara.

En fin, que vivo con la contradicción de, por un lado, pensar que los blogs no son más que diarreas mentales de autistas potenciales, como yo, que no tienen cosa mejor que hacer que difundir sus genialidades a todos los confines del universo a través de la red y, por otro, no poder, ni siquiera querer, evitar contribuir a la cacofonía de infinitas voces en esta conversación de besugos que es Internet.

Al menos, entre tanto delirio, creo que aún conservo un gramo de cordura: sé que lo que escribo no tiene ninguna importancia, no sirve para nada, no aporta, que diría el sabio. No descubro nada nuevo, no hago mejor la vida de nadie (salvo, en todo caso, la mía, lo que ya es bastante), simplemente me alivio, como mucho me entretengo.

Pienso desde hace tiempo que la vida es una larga conversación con los demás (entre los demás habría quizá que incluir a uno mismo). Y ésta es mi modestísima aportación a la charla.

Es casi siempre, por supuesto, un coloquio entre absolutos ignorantes, en el que cualquier pretensión de sentar cátedra, de encontrar la respuesta última, la frase lapidaria que termine definitivamente con todo debate es simplemente ridícula, irrisoria.

Por eso procuro reírme. De los demás, también, pero sobre todo de mí mismo. De mis angustias, de mi vana pretenciosidad.

Sin embargo, siempre quedan terrenos donde el humor no puede llegar. Y no estoy pensando, hoy al menos no, en los territorios del dolor. Me refiero ahora a los miedos, las inseguridades, las pequeñas o grandes cobardías.

Por fin llego así al asunto del que sé que quería hablar hoy: Mis miedos.

Desde que me crucé con Savater, en un momento de mi vida en que buscaba respuestas y no encontré, como es natural, más que preguntas y más preguntas, tengo claro al menos cuál es mi problema, por qué no soy feliz.

No soy feliz porque soy cobarde.

No estoy seguro de ser más cobarde que la mayoría (aunque tengo esa desagrable sospecha), pero sí sé que soy mucho más cobarde de lo que me gustaría.

Porque creo, por algún motivo (¿instinto de supervivencia?), que tengo la capacidad y las condiciones, que ni mucho menos todo el mundo tiene, para ser feliz. O, siguiendo también aquí a Savater, más que para la felicidad (tan frágil, precaria, momentánea), para la alegría.

Y, si bien es cierto que lo paso bien, que me río con mis amigos, que tengo una familia a la que quiero y que me quiere, que disfruto de ciertos placeres materiales (se me acabó la cerveza; a por otra!) e incluso espirituales (como la canción que estoy haciendo sonar una y otra vez mientras escribo esto, Side of the road, de la gran Lucinda Williams), me falta algo importante, lo más importante. Que, al menos ahora, es tener la sensación de que estoy aprovechando mi vida, de que la estoy viviendo y no simplemente dejando que pase el tiempo.



You wait in the car on the side of the road
Lemme go and stand awhile, I wanna know you're there but I wanna be alone
If only for a minute or two
I wanna see what it feels like to be without you
I wanna know the touch of my own skin
Against the sun, against the wind
I walked out in a field, the grass was high, it brushed against my legs
I just stood and looked out at the open space and a farmhouse out a ways
And I wondered about the people who lived in it
And I wondered if they were happy and content
Were there children and a man and a wife?
Did she love him and take her hair down at night?
If I stray away too far from you, don't go and try to find me
It doesn't mean I don't love you, it doesn't mean I won't come back and
stay beside you
It only means I need a little time
To follow that unbroken line
To a place where the wild things grow
To a place where I used to always go
La la la, la la la, la la la, la la la
La la la la, la la la, la la la, la la la
If only for a minute or two
I wanna see what it feels like to be without you
I wanna know the touch of my own skin
Against the sun, against the wind

Hasta aquí me llega hoy el combustible. Como siempre que me pongo trascendental, me quedo a medias, no alcanzo a decir las cosas más importantes.

Como sé cuáles son, aunque ahora no voy a seguir escribiendo aquí las dejo dichas, para que la próxima vez no me pueda ir por los cerros de Úbeda, como sé que intentaré hacer: necesito cambiar de curro y enamorarme o, como diría Calamaro:

sólo estoy solo y estoy buscando
esa alguien que me está esperando, que me entienda
y si no me entiende, alguien que me comprende
alguien a quien recordar de memoria cuando estoy de viaje
cuando estoy muy lejos
soy un vagabundo y camino bastante alrededor del mundo
pero quiero volver a mi casa,a alguna casa,
para encontrar a esa princesa
vampira que respira, que respira y me mira




Hala.

27 de agosto de 2008

¡Vamos, Moraira!


Aunque en la foto no estáis todos los que sois, sí sois todos los que estáis... ¡Putos jefes!

21 de agosto de 2008

¡Me gusta mucho lo que hacés!
¡Te bajaré a MP3!

Kevin Johansen


Esta mañana venía escuchando, como hago últimamente, La Madriguera de Manrique cuando ha sonado Te quiero igual, del gran Calamaro, y me he dado cuenta de que el disco al que pertenece la canción, Honestidad brutal, tiene ya diez años.

Y aún recuerdo cuando fui a comprarlo, y lo flipado que estaba con él cuando lo escuché. Y la de veces que lo ponía...

Y entonces he pensado en lo mucho que ha cambiado mi relación con la música desde entonces, desde la era pre-mp3, pre-internet.

Ahora puedo escuchar muchísimas más cosas de las que antes podía soñar. Cualquier canción que escuche en algún sitio, o sobre la que lea algo, me la puedo bajar en un momento. Así fue, por ejemplo, como descubrí a Kevin Johansen (magnífico su Son del MP3...), a Lucinda Williams, y a tantos y tantos otros.

Sin embargo, hay un aspecto de este cambio que no me gusta tanto: antes, cada disco lo escuchaba decenas, incluso cientos de veces. Llegaba a saber qué canción iba a sonar a continuación, incluso antes de la primera nota. Me sabía de memoria las letras, los detalles.

Eso ahora lo he perdido, a fuerza de querer abarcar tantísimo como tengo a mi disposición (soulseek mediante, claro).

Y a veces lo echo de menos, como esta mañana cuando Manrique me ha puesto a Calamaro.

En la era anterior al mp3, solía elaborar en mi kabeza una lista de los discos que más veces había escuchado. Ahí estaban siempre Graceland, de Paul Simon, New York, de Lou Reed, el disco doble en directo de Joaquín Sabina y Viceversa (que ni siquiera tenía en cd, sino sólo grabado en una cinta), probablemente también el mítico Ante todo mucha calma de Siniestro Total y el citado Honestidad brutal de Calamaro.

Ahora sé que esa lista ya difícilmente cambiará. Escucharé muchos, muchísimos discos más (¡alabado sea el Gran Internés!), pero ya nunca será como entonces.

14 de agosto de 2008

Siniestro

Ayer me llegó un sms inesperado: una amiga me escribía para felicitarme en el Día Internacional de los Zurdos.

Yo ni siquiera sabía que tal cosa existía, pero reconozco que me hizo ilusión.

Hubo un tiempo, hace ya unos años, en que estaba obsesionado con la zurdez. No se trataba de sentirme diferente, ni de que tuviese ningún problema como los que la gente suele contar (por ejemplo, para cortar con unas tijeras normales, o sea, para diestros), sino que simplemente me fijaba en cada persona que conocía, o incluso en gente que me cruzaba por la calle o veía en televisión, para detectar si eran zurdos.

Cualquier gesto podía ser revelador, no hacía falta ver con qué mano escribían: me fijaba en el lado en el que se peinaban la raya del pelo, la mano con la que lanzaban cualquier cosa...

Afortunadamente, hace bastante que se me pasó manía. Aunque admito que siempre me hace gracia encontrarme algún miembro, como yo, de esta minoría discriminada y oprimida...

:-P

12 de agosto de 2008

Qualsevol nit pot sortir el sol



Fa una nit clara i tranquil.la, hi ha la lluna que fa llum,
els convidats van arribant i van omplint tota la casa
de colors i de perfums.
Heus aquí a Blancaneus, en Pulgarcito, els tres porquets,
el gos Snoopy i el seu secretari Emili, i en Simbad,
l'Ali-baba i en Gullivert.

Oh, benvinguts, passeu passeu, de les tristors en farem fum.
A casa meva és casa vostra si que hi ha cases d'algú.

Hola Jaimito, i doña Urraca, en Carpanta, i Barba-azul,
Frankenstein, i l'home-llop, el compte Dràcula, i Tarzan,
la mona Chita i Peter Pan.
La senyoreta Marieta de l'ull viu ve amb un soldat,
els Reis d'Orient, Papa Noël, el pato Donald i en Pasqual,
la Pepa maca i Superman.

Oh, benvinguts, passeu passeu, de les tristors en farem fum.
A casa meva és casa vostra si que hi ha cases d'algú.

Bona nit senyor King Kong, senyor Asterix i en Taxi-Key,
Roberto Alcazar i Pedrín, l'home del sac, i en Patufet,
senyor Charlot, senyor Obelix.
En Pinotxo ve amb la Monyos agafada del bracet,
hi ha la dona que ven globus, la família Ulises,
i el Capitán Trueno en patinet.

Oh, benvinguts, passeu passeu, de les tristors en farem fum.
A casa meva és casa vostra si que hi ha cases d'algú.

A les dotze han arribat la fada bona i ventafocs,
en Tom i Jerry, la bruixa Calixta, Bambi i Moby Dick,
i l'emperadriu Sissi.
I Mortadelo, i Filemón, i Guillem Brown, i Guillem Tell,
la caputxeta vermelleta, el llop ferotge, i el caganer,
en Cocoliso i en Popeye.

Oh, benvinguts, passeu passeu, ara ja no falta ningú,
o potser sí, ja me n'adono que tan sols hi faltes tu.
També pots venir si vols, t'esperem, hi ha lloc per tots.
El temps no conta, ni l'espai, qualsevol nit pot sortir el sol.

Jaume Sisa

11 de agosto de 2008

Un completo



Eso es lo que pedí, y eso es lo que me dieron.

Finde de jodido lujo en Asturias: sidra a tutiplén, comilonas (joder con los tortos de L'Esbardu), risas y más risas (¡putos jefes!), día de playa absolutamente perfecto (esas palas, esas olas, ese chiringuito...), paseos por Oviedo y Gijón, pajarracos por doquier y, para rematar, la huella.

Espero que ya no quede quien crea que no lo valoramos, eh.

8 de agosto de 2008

Bebo


Entre el deber y el placer, una vez más pudo el placer.

Primero, paradiña en la Fnac para seguir los consejos de Rojo ;)

Después, a la Casa de América a ver Old man Bebo.

Como ayer tenía el día sensible (...), me pasé casi dos horas con la lagrimita en el ojo, emocionado por la grandeza, la humildad, la sensibilidad, la profesionalidad, la alegría del extraordinario Bebo Valdés.

Y salí más enamorado aún, si cabe, de la grandiosa música cubana.

Y más convencido también de la miseria de las dictaduras, entre otras muchas razones porque obligan a la gente a escapar de sus países y hacen que personas como Bebo, cuyo único delito es no haber querido afiliarse al Partido Comunista, no haber querido sacarse "carnet de cubano", se pasen media vida sin poder ver a sus hijos.

Bebo, que se fue de Cuba en 1960, rehizo su vida en Suecia, donde se casó, tuvo varios hijos, y se pasó más de 30 años como pianista de bar de hotel.

Hasta que, primero Paquito D'Rivera (que promovió su disco de regreso, Bebo rides again, 1994) y más tarde el gran Fernando Trueba (que lo reunió con otro monstruo, Cachao, para su película sobre el jazz latino, Calle 54 y, como él mismo cuenta en el documental, no desperdició la oportunidad y habiéndolos traído desde tan lejos (Miami, Estocolmo), metió a los dos, junto a otra leyenda cubana, Patato Valdés, en un estudio en Nueva York para grabar un disco precioso, El Arte del Sabor, 2001), lo sacaron de su semirretiro y lo devolvieron a primera línea, lo que nos ha permitido disfrutar de maravillas como ésta:



O, por supuesto, ésta, del famosísimo disco con el Cigala:

7 de agosto de 2008

Cuando quiero llorar, no lloro...

...y a veces (muchas veces) lloro sin querer.

Como me acaba de pasar mientras desayunaba en la cafetería y leía esta maravilla de Muñoz Molina (¡gracias, C.!).

Está claro que tengo un problema en las glándulas lacrimales (y otro más grave en el cerebro, ya lo sé...).

Creo que soy la segunda persona con la lágrima más fácil que conozco. Iba a decir la primera, pero Isa es imbatible. Aunque ella llora de alegría ;-) y yo de mera emoción (¡que no es lo mismo que tristeza, S., que te veo venir!).

Y cuando se combinan la maestría para la evocación sentida de Muñoz Molina, el escenario de Nueva York (o cualquier otra gran ciudad, for that matter), la música (en concreto, para mayor regocijo de mi mitomanía, el jazz de los años cincuenta) y la figura legendaria de un genial negrazo como Thelonious Monk, la emoción, y la secreción, están garantizadas.

Y sin embargo.

6 de agosto de 2008

Guerra a la coma

Mi trabajo como supuesto informático consiste principalmente en la revisión y redacción de documentos (sin ir más lejos, es lo que estaba haciendo hasta que he decidido parar un momento y escribir esto).

Reconozco que soy un revisor de lo más quisquilloso, incluyendo por supuesto los textos que yo mismo escribo.

Además de la interminable batalla por una correcta acentuación, que en momentos de debilidad doy por definitivamente perdida, mi más reciente combate es contra la coma.

No contra cualquier coma, por supuesto, sino contra las innecesarias y, más aún, contra las estrictamente improcedentes.

Yo no sé demasiado de gramática (aunque, teniendo en cuenta el nivel general, hay quien me toma por un experto), pero hay una regla fundamental que aplico a rajatabla:
No hay coma que valga entre sujeto y predicado
Armado con tan sencillo como poderoso machete, me dedico a desbrozar, dando machetazos a diestro (Delete) y siniestro (Backspace), los textos de la maleza de comas que entorpecen una lectura fluida y comprensible.

Pero, así como puedo confesarme con indisimulado orgulloso, salvo lapso involuntario e inadvertido, libre de otros pecados ortográficos y gramaticales, por el abuso de las comas no me queda otra que entonar compungido un doloroso mea culpa...

5 de agosto de 2008

Aviso a las lectoras:

Diego Manrique está todo el mes de agosto en Radio 1 de 9 a 10 de la noche con su Madriguera.

Hoy, sesión de Canciones desnudas con Ariel Rot: música y charleta sobre música y, de paso, sobre la vida.

En un momento dado, Diego agradece, a través de Ariel, a todos los músicos argentinos que han enriquecido la música española con esa fructífera conexión Buenos Aires - Madrid/Barcelona.

Y el programa termina con Rot pidiendo un aplauso para Manrique, "toda una institución".

Muy grande.

Calor africano

Anoche, poco antes de las diez y después de volver de mis correrías campestres, comprendí que mi cuerpo no aceptaría como cena otra cosa que cereales con leche fría.

Así que, ya salivando, saqué del armario la caja de "Copos de arroz y trigo integral con chocolate" (¡jefe Mercadona!).

Pero desde el principio noté algo raro: al agitarla para que las deliciosas pepitas de chocolate negro se distribuyesen uniformemente entre los copos, no escuché el sonido habitual, ni sentí cómo se reordenaban y entremezclaban éstos y aquéllas. En lugar de esto, sólo oí un sonido seco cuando se movió en bloque todo el contenido del paquete.

Aunque fui capaz de disimularlo, y conseguí reprimir un grito, admito que pasé un momento de pánico cuando descubrí que los gustosos trocitos de cacao cuya evocación me había hecho babear apenas un instante antes se habían fundido en una masa informe, de un color repugnante.

4 de agosto de 2008

Como me está pasando bastante a menudo últimamente, me gustaría escribir algo en el blog, satisfacer a mis incondicionales lectores (por algún motivo, creo que la mayoría de hecho son lectoras...), pero por mucho que rebusco en mi kabeza, no encuentro nada interesante.

Y quizá eso sea buena señal, porque puede que signifique que, de momento y sin que sirva de precedente, estoy contento y tranquilo (una apacible revolución va a ser la mía, y lo mío...).

En fin, que las vacaciones me han sentado muy bien. Y a pesar del calor asfixiante que soporto todo el jodido día (como regalo de bienvenida, esta mañana no funcionaba el aire acondicionado en el curro, así que toda la mañanita "trabajando" a más de 30 grados... ¡olé!), creo que mi kabeza aún no se ha licuado.

Antes de despedirme, sólo una nota cargada de optimismo y buenas intenciones (...):

Pienso dedicar el año a estudiar de una vez mis oposiciones TIC, y me gustaría además aprovechar para desasnarme en otras materias como historia (en particular, historia de España, pero también historia del arte, e historia de la música) y fundamentos de economía .

Yo, que soy el rey de la dispersión y los proyectos inacabados, me he dado cuenta (¡Al fin!, diría alguna que yo me sé, si es que llegase a leer esto) de que para ser feliz o, seamos más modestos, para estar contento, lo que mejor funciona es proponerse metas concretas y realistas y poner todos los medios para alcanzarlas.

Vamos, que he descubierto, una vez más, el Mediterráneo.

De momento, me voy a trotar por el campo, aprovechando que refresca (...).

Rozando los -12 estoy ya...

1 de agosto de 2008

De vuelta

Ya estoy aquí otra vez, de nuevo ante el monstruo.

Sorprendentemente, no tengo muchas ganas de volver a engancharme a la red, pero sí quiero dejar constancia de algo.

He pasado unos días estupendos con A., D. y S. (merci encore une fois!), sucesivamente en Toledo, Granada, Salobreña, Toledo de nuevo y finalmente Majadahonda-Madrid.

No han sido, al menos para mí, días de tranquilidad, de reposo, sino de una cierta revolución, d'une certaine remise en question de ideas sobre mí mismo que creía tener asentadas.

Y la verdad es que no hay nada que me divierta más que darme cuenta de que, cada vez que creo estar de vuelta, la vida (lo que en general quiere decir: las personas) se encarga de sorprenderme.

Además, de hecho, creo que se trata de un nuevo paso en mi compromiso, en mi vuelta a la vida real tras años enclaustrado en un sitio cerrado y lóbrego.

Vale, suena un poco cursi, pero si además os digo que esta mañana me he afeitado el pecho, ¿entonces qué?

:-D