29 de noviembre de 2007

Hace unos meses, Boyero se pasó a El País, donde sigue puntual (por supuesto que es un decir...) a su cita semanal con sus múltiples fans, entre los que me cuento.

En general, la cosa no da mucho juego porque las preguntas que le hacen se suelen repetir, y él las despacha con tópicos y frases repetidas (no sé qué de su novia, de lo dura que es la soledad, del consuelo de la música, los libros, las drogas, y en ese plan), pero reconozco que yo lo leo con frecuencia.

Como hoy, que termina el chat respondiendo muy a su manera a esta pregunta:

P: carlos, te sigo desde hace 20 años (cuánto he disfrutado con tu flagelo a la telebasura!!) pregunta: ¿crees que todos esos momentos únicos de éxtasis, de plenitud que te han dado las películas (o sea los seres humanos que las hacen) provienen de alguna fuente de donde emana eso a la que podamos conectarnos de alguna forma, a algo que está en la naturaleza...a lo más puro que alberga nuestro Ser..., o cómo te lo explicas? Gracias, figura.
R: ¿Qué ha fumado usted?
Llevo varios días enganchado a esta canción del grupo Blind Melon, que al parecer tuvieron existencia fugaz (su cantante murió de sobredosis a los 28 años), pero que, al menos con este No rain y su vídeo en la MTV (en el 92 yo aún veía la MTV y estaba a la última...) ,tuvieron bastante éxito.

Por cierto, veo que la gente está mucho más verde de lo que imaginaba en estas tecnologías del internés, así que despliego una vez más mi proverbial vocación de servicio:

Los pasos para bajarse las canciones de las páginas de alojamiento de archivos, como ésa en la que he puesto esta última, suele ser éstos:

1. En general, aparece en algún lugar de la página un cronómetro diciendo el tiempo que hay que esperar a que esté disponible el fichero deseado (se supone que si te abres una cuenta de pago, además de disponer de mucho más espacio para subir cosas, no hay que esperar para bajarlas)

2. Normalmente, una vez que la cuenta atrás llega a cero hay que introducir un código de tres o cuatro letras o números que aparece en algún recuadro o imagen (para que sólo una persona humana pueda bajarse el archivo y así tratar de evitar que alguien programe una máquina para saturar el servicio y dejarlo inutilizable).

Creo que en la página que he utilizado hoy ni siquiera se pide código, sólo hay que esperar un minutillo y aparece en mitad de la pantalla un botón con la leyenda "Download File Now!".

No parece muy difícil, ¿no?

27 de noviembre de 2007

Ingenuamente, pensaba que hoy no estaría así.

De hecho, me he levantado animado, igual que cualquier otro día.

Pero hoy es 27 de noviembre y, puta vida, no es como cualquier otro día.

Hoy me toca estar triste.

22 de noviembre de 2007

Anoche, viniendo desde el aeropuerto de Luton a su casa en Cambridge, D. me informa de que ha muerto Fernán-Gómez.

Aunque había leído que llevaba unos días ingresado en La Paz, y sé que tenía 86 años, la noticia no ha dejado de sorprenderme: hay personas (quizá son más bien personajes) que parecen inmortales, cuya muerte, por muy mayores que sean, no puede ser algo normal, algo esperable.

Para mí, el grandísimo Fernando era uno de ésos.

(Aquí se pueden ver varios pequeños extractos del documental La silla de Fernando que menciono en el post que enlazo arriba)

16 de noviembre de 2007

Bueno, ayer a lo mejor me pasé un poco. Porque imágenes como ésta de Dylan sí que me sirven, por lo menos hoy me sirven...



I need a dump truck, mama, to unload my head...

Bob Dylan, en From a Buick 6.

El Estado español

Entre cierta izquierda española (influida sin duda por los nacionalismos periféricos que desearían que España no existiese y también por los complejos que nos han dejado 35 años de dictadura) se extendió hace ya tiempo la ridícula costumbre de referirse a España como "el Estado español", o aún mejor, simplemente "el Estado", porque lo de que sea español ya les parece demasiado facha.

Que yo sepa, y así lo dice el DRAE, Estado es el "conjunto de los órganos de gobierno de un país soberano". Por ejemplo, los ministerios, el gobierno de la Nación, las Cortes Generales, y también por cierto los gobiernos y parlamentos de las Comunidades Autónomas, forman parte del Estado español.

Por otra parte, la palabra España puede, al menos, referirse al propio Estado español, al territorio sobre el que dicho estado ejerce sus poderes, o incluso al conjunto de sus habitantes.

Lo que no tiene sentido (aunque tenga mucho sentido para algunos...) es estirar las palabras más allá de su significado razonable y sustituir uno por la otra siempre, en cada ocasión, aun cuando se quiera hacer referencia al territorio, o a sus habitantes, o a cualquier otro de los múltiples significados de "España".


Recuerdo haber leído o escuchado a José María Calleja comentar que, siendo él presentador de no sé qué programa en ETB, la televisión pública vasca, le llamaron la atención por utilizar la palabra "España", en lugar de la expresión que da título a este post. Por ejemplo, al hablar de una conferencia internacional, debía decir algo como: "representantes de Francia, Italia y el Estado español...". En fin.

Así que Calleja, que tiene mucha mala leche, siempre se refiere al País Vasco, a Euskadi, como la Comunidad Autónoma Vasca, o directamente la CAV.

Como muestra de todo esto que digo, un botón con el que me he topado hoy mismo, que quizá no sería muy significativo si no fuese porque se repite tanto: "Detengamos las importaciones y exportaciones de armas entre el Estado español e Israel"
...y ahora llega el antinacionalista y suelta otro ladrillito en el blog paralelo.

Magnífico, esclarecedor ladrillito, por cierto, que ojalá todo el mundo leyera y tuviera bien en mente cada vez que oiga a Ibarretxe hablar de los "derechos históricos" y del "derecho a decidir de los vascos y las vascas".

15 de noviembre de 2007

Parlez-moi d'amour

...pero el pesao vuelve a la carga, claro, cuando me meto en el coche para volver a casa y, con una hora por delante, algo tengo que escuchar, y entonces recurro a Dayna Kurtz, porque la desnudez de su música encaja con lo que ahora siento, o quiero sentir, ya no sé.

Y en un francés macarrónicamente yankee me canta:



Parlez-moi d'amour
Redites-moi des choses tendres
Votre beau discours
Mon cœur n'est pas las de l'entendre
Pourvu que toujours
Vous répétiez ces mots suprêmes :
"Je vous aime"

Vous savez bien
Que dans le fond je n'en crois rien
Mais cependant je veux encore
Écouter ce mot que j'adore
Votre voix aux sons caressants
Qui le murmure en frémissant
Me berce de sa belle histoire
Et malgré moi je veux y croire

Parlez-moi d'amour
[...]

Il est si doux
Mon cher trésor, d'être un peu fou
La vie est parfois trop amère
Si l'on ne croit pas aux chimères
Le chagrin est vite apaisé
Et se console d'un baiser
Du cœur on guérit la blessure
Par un serment qui le rassure

Jean Lenoir (1930)

(Háblame de amor
vuelve a decirme cosas tiernas
Tu bello discurso
mi corazón no se cansa de escucharlo
con tal de que siempre
repitas estas palabras supremas:
"Te amo"

Sabes bien
que en el fondo no me creo nada
pero sin embargo quiero aún
escuchar esa voz que adoro.
Tu voz de sonido arrullador
que la murmura estremeciéndose
me mece con su bella historia
Y, muy a mi pesar, quiero seguir creyendo

Háblame de amor
[...]

Es tan dulce
mi querido tesoro, estar un poco loco
La vida es a veces demasiado amarga
si uno no cree en quimeras
La tristeza se calma rápido
y se consuela con un beso
La herida del corazón se cura
con un juramento que lo tranquiliza...

Háblame de amor
[...])

Y al llegar a casa y ponerme a escribir esto me meto en su página web y veo que toca en Madrid el mes que viene, de nuevo en Clamores. Y ahí estaré, para que me hable de amor otra vez...
Me gusta cuando siento la necesidad de escribir. Cuando sé que quiero decir algo, pero no sé qué y menos aún cómo.

Eso es lo que me pasa ahora.

Lo que me gustaría hacer es simplemente quitarme las máscaras que últimamente me están empezando a pesar, cuya rigidez empiezo a notar cuando trato de cambiar el gesto y no puedo.

El berrako está hoy encerrado en el redil. Me siento sólo un varón tierno.

No es tan raro, pero lo que sí que es menos habitual es que tenga ganas de mostrarlo. (Aunque, siendo sincero, no puedo descartar, ni mucho menos, que esto sea una manifestación subrepticia, encubierta, tramposa, de mi berrakismo, otra forma de engatusar a alguna incauta que pueda llegar a pensar que tengo una parte sensible...)

El caso es que hoy estoy cansado de las imágenes que de mí mismo he ido creando y difundiendo, en parte porque me parecen interesantes, en parte, supongo, porque me ayudan a ocultar otras que me cuesta mucho más mostrar, bien porque no las acepto, porque no me gusta reconocerme en ellas, bien simplemente por miedo a resultar entonces vulnerable.

Hoy no soy ni el flipadillo musicófilo cultureta burgués antinacionalista, ni el caricaturesco, divertido y a la vez patético, macho ibérico tan sensible a la belleza (aunque lo intente, al final nunca puedo evitar poner algún enlace... y tiene que ser a una canción, por supuesto)

Hoy quiere salir, quiero sacar a esta superficie tan superficial, eso que siempre está por debajo, a lo que no sé qué nombre ponerle, que tanto me cuesta apresar con palabras.

Hoy soy simplemente Marcos (aquí tienes un nombre completo, A. ;-).

O ni siquiera, porque lo que siento está aún más profundo, es más básico que lo que para mí significa mi propio nombre.

Hoy soy yo: antes del nombre, está el pronombre (ups, se me escapó otro...).

Y hoy yo necesito un poquito de calor, un poquito de piel con piel, de palabras suaves al oído, un descanso de la ironía, de la risa nerviosa, de la réplica mordaz y pretendidamente inteligente, de la distancia prudencial, del análisis sosegado e imparcial, de la cita continua, agotadora, de la repetición infinita de lo que otros ya han dicho, ya han sentido.

Hoy me toca sentir a mí. Hoy es un día para pulsar el off en mi kabeza.

Hoy no quiero Dylan, ni Sabina, ni siquiera Sabines.

Casi podría decir que hoy no quiero ni siquiera música (pero sería exagerar, porque ahora mismo, para aislarme, estoy escuchando a Neil Young).

También podría decir que me sobran las palabras, si no fuese porque me descubro disfrutando de esta lucha con el maravilloso idioma castellano para encontrar la forma de llevarlo a mi terreno, de hacerle decir, vagamente, aproximadamente, lo que quiero decir.

9 de noviembre de 2007

Pero ésos también debían de ser tiempos...

"A mediados de los sesenta había ciertos artistas, Dylan y los Beatles encabezaban la lista, todo lo que hacían la gente lo examinaba con lupa para encontrar la verdadera importancia de su significado.

"Estos artistas progresaban a un ritmo vertiginoso, y se escuchaban esos discos de una forma que, creo, nunca se ha escuchado desde entonces. Los escuchabas para aprender cómo vivir tu vida. Realmente nos sentíamos así, eran mensajes de videntes o bardos, estaban estableciendo lo que sería la agenda cultura y nosotros intentábamos darles alcance.

"El nivel de composición de esos discos era tan potente, y también tan críptico, que parecía que su verdadera importancia estaba en el nivel justamente superior al que tú alcanzabas, casi casi llegabas, pero de alguna forma las canciones se te escapaban porque son profundas. Incluso ahora, cuando escucho el disco Blonde on blonde, hay algunos aspectos que me siguen sorprendiendo, creo que es un gran disco, gana en significado con el paso del tiempo. Nunca lo pierde, se vuelve más profundo"

Anthony de Curtis, en el documental radiofónico sobre Bob Dylan que estos días pasados ha estado emitiendo La Madriguera de Radio 1.

8 de noviembre de 2007

Siguen siendo éstos los días

Hace año y medio tuve la suerte de poder ver en concierto a una cantautora neoyorkina muy poco conocida por estos lares, y que a mí me parece una maravilla, de hecho la incluyo entre mis clásicos, esos artistas o discos a los que vuelvo regularmente porque siempre encuentro en ellos algo nuevo, nunca se agotan, o, en otros casos, porque volver a escucharlos es una sensación parecida a volver a casa después de un largo viaje.

En fin, que ahora estoy escuchando de nuevo a Dayna Kurtz y he querido subir un par de canciones suyas: una que ya trascribí en su momento, y otra que es una versión de la clásica Those were the days, que al parecer deriva a su vez de una canción rusa de principios del siglo XX:

Once upon a time, there was a tavern
Where we used to raise a glass or two
Remember how we laughed away the hours,
And think of all the great things we would do

Those were the days, my friend
We thought they'd never end
We'd sing and dance forever and a day
We'd live the life we'd choose
We'd fight and never lose
For we were young and sure to have our way

Just tonight I stood before the tavern
Nothing seemed the way it used to be
In the glass I saw a strange reflection
Was that lonely woman really me?

Those were the days, my friend
We thought they'd never end
We'd sing and dance forever and a day
We'd live the life we'd choose
We'd fight and never lose
Those were the days, oh yes, those were the days

Through the door, there came familiar laughter
I saw your face and heard you call my name
Oh, my friend, we're older but no wiser
For in our hearts, the dreams are still the same

Those were the days, my friend
We thought they'd never end
We'd sing and dance forever and a day
We'd live the life we'd choose
We'd fight and never lose
Those were the days, oh yes, those were the days

Gene Raskin

Queísmo y dequeísmo

En esta página que suelo leer, he encontrado esto que a continuación trascribo, como muestra de mi inquebrantable voluntad de servicio a mis queridos lectores:
Un procedimiento que puede servir en muchos de estos casos para determinar si debe emplearse la secuencia de «preposición + que», o simplemente que, es el de transformar el enunciado dudoso en interrogativo. Si la pregunta debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Si la pregunta no lleva preposición, tampoco ha de usarse esta en la modalidad enunciativa: ¿De qué se preocupa? (Se preocupa de que…); ¿Qué le preocupa? (Le preocupa que…); ¿De qué está seguro? (Está seguro de que…); ¿Qué opina? (Opina que…); ¿En qué insistió el instructor? (Insistió en que…); ¿Qué dudó o de qué dudó el testigo? (Dudó que… o dudó de que…); ¿Qué informó [Am.] o de qué informó [Esp.] el comité? (Informó que… [Am.] o informó de que… [Esp.]).

7 de noviembre de 2007

París

Desayunando en la cafetería de la Consejería, con mis inseparables "papelitos" donde saco un resumen de prensa diario, he leído de refilón las palabras "Rue de Latran" (que, por cierto, en ese momento no sabía ni dónde se encuentra) y, súbita y poderosamente, en mi kabeza ha reaparecido París.

Más concretamente, el recuerdo, las sensaciones, de una mañana cualquiera, fría y gris pero luminosa, de mis caminatas por las callejuelas entre el Barrio Latino y Jussieu, donde alguna vez, en un pasado aún mucho más remoto en mi cabeza de lo que en realidad está (aunque han pasado ya siete años...), yo iba a clase.

Y me he dado cuenta de que hace demasiado tiempo que no vuelvo a recorrer esos lugares (desde que me quedé sin piso franco...) que con tanto cariño recuerdo.

I can hear the rooster crowing...

¿No se supone que los gallos cantan al amanecer?

Entonces, si el sol sale alrededor de las 7, ¿por qué el cabrón del gallo que vive en frente de casa me ha despertado antes de las 5, y luego otra vez antes de las 6?

En fin, supongo que es lo que tiene vivir en un pueblo como Majadahonda...

5 de noviembre de 2007

Porque no sabía vivir sin besar
le llamaban todos “picha brava”
pero él besaba para recuperar
los besos que le faltaban.

Joaquín Sabina, en El capitán de su calle.

4 de noviembre de 2007

Hoy es un día Leonard Cohen, un día Sabina, en que el alma necesita un cuerpo que acariciar.

Hoy toca la resaca emocional después de un largo finde disfrutando del sol de otoño madrileño (que no es igual al de ningún otro sitio que yo conozca, que tiene magia) y de la compañía del grupo, además en versión extendida (eso sí que tiene magia, y lo que más me gusta es que somos cada vez más conscientes de ello, y la potenciamos).

Aunque no he tenido ni siquiera ganas de escuchar ni al canadiense ni al ubetense, por algún motivo, tengo este breve poema (mítico, por cierto) en la kabeza...
...me duché con tu champú y ahora huelo a ti,
y llevo dos semanas sin poder dormir...

Muchachito Bombo Infierno, en Mambo 13, canción de su último disco, Visto lo visto

Por cierto, este pedazo de crack toca el 27 de diciembre en la Riviera, en Madrid, y puede dar muchísimo juego para echarse unos buenos bailes. ¿Alguien se apunta?