28 de junio de 2008

Estoy aquí

Estoy aquí
en el mundo
en un lugar del mundo
esperando
esperando.
Ven
o no vengas
yo
me estoy aquí
esperando.

Idea Vilariño

Dance the night away

Otra de esas expresiones del inglés que me encantan.

La he escuchado esta mañana cuando he salido a correr, cantada a dúo por Lucinda Williams y Elvis Costello en la preciosa Crescent City.

Hay algo en esa frase que me emociona, me hace recordar noches que nunca viví, calurosas, sensuales, aparentemente eternas, tras las que el amanecer llega por sorpresa, después de haber bailado toda la madrugada, de haber bailado hasta acabar con la noche.



(Cantada aquí por Emmylou Harris)

Everybody's had a few
Now they're talking about who knows who
I'm going back to the Crescent City
Where everything's still the same
This town has said what it has to say
Now I'm after that back highway
And the longest bridge I've ever crossed over Pontchartrain

Tu Le Ton Son Ton that's what we say
We used to dance the night away
Me and my sister, me and my brother
We used to walk down by the river

Mama lives in Mandeville
I can hardly wait until
I can hear my Zydeco
and laissez le bon temps rouler
And take rides in open cars
My brother knows where the best bars are
Let's see how these blues'll do
in the town where the good times stay

Tu Le Ton Son Ton that's what we say
We used to dance the night away
Me and my sister me and my brother
We used to walk down by the river

Tu Le Ton Son Ton that's what we say
We used to dance the night away
Me and my sister me and my brother
We used to walk down by the river

Lucinda Williams
All music is folk music. I ain't never heard a horse sing a song.

Louis Armstrong

26 de junio de 2008

Europa

Enric González es uno de los nombres que busco cada vez que entro en la web de El País.

Su capacidad para crear joyas a partir de pequeñas anécdotas me maravilla. Su estilo me cautiva, me engancha.

Y además, ha escrito esto.

22 de junio de 2008

Barcelona i les seves dones

Llevo toda la semana con la idea de escribir algo sobre mi vuelta a Barcelona, un año después.

Si normalmente me cuesta expresar sentimientos, más difícil me es aún estando como estoy. Pero no quiero dejar pasar más tiempo sin escribir algo así que me pongo, como otras veces, a ver qué me sale.

Y lo que me sale es íntimo y un inesperado pudor me impide escribirlo aquí más que de esta forma que me resultaría cursi si no fuese sincera: me invade un sentimiento de gratitud hacia mis mujeres en Barcelona, sensibles, inteligentes, generosas, de las que sólo recibo cariño, alegría, ejemplo de vida.

Un lujo.

19 de junio de 2008

12 de junio de 2008

Lo dicho.

Leyendo esto esta mañana, me encuentro con un viejo conocido, Ambrose Bierce, brillante "diccionarista", insuperable sátiro:

Conservador, n. Hombre de Estado enamorado de los males existentes, a diferencia del liberal, que desea sustituirlos por otros.

(Conservative, n. A statesman who is enamored of existing evils, as distinguished from the Liberal, who wishes to replace them with others.)

Ambrose Bierce, The Devil's dictionary (1911)

Y alguna otra joyita:

Abstainer, n. A weak person who yields to the temptation of denying himself a pleasure. A total abstainer is one who abstains from everything but abstention, and especially from inactivity in the affairs of others.

Accident, n. An inevitable occurrence due to the action of immutable natural laws.

Politeness, n. The most acceptable hypocrisy.

Politics, n. A strife of interests masquerading as a contest of principles. The conduct of public affairs for private advantage.

Love, n. A temporary insanity curable by marriage or by removal of the patient from the influences under which he incurred the disorder. This disease, like 'caries' and many other ailments, is prevalent only among civilized races living under artificial conditions; barbarous nations breathing pure air and eating simple food enjoy immunity from its ravages. It is sometimes fatal, but more frequently to the physician than to the patient.

Alone, adj. In bad company.

10 de junio de 2008

Majadahonda es una de las múltiples ciudades dormitorio de Madrid, con tantos habitantes como Toledo, y con una "zona de ocio" de las más grandes y espantosas que hay por estos lares.

Pero también es, o fue, otra cosa.

Esta tarde, después de flipar con la paliza de España a Rusia, he salido a trotar un rato por el campo. Y no he sido el único que ha decidido darse una vuelta para disfrutar de la luz del atardecer porque, en un recodo del camino donde las últimas lluvias han formado un gran charco, me he encontrado abrevando lo que en un principio me han parecido varios perros grandes. Y tan grandes: cuatro jabalíes, dos adultos y dos crías.

Y tan absortos estaban, bebiendo el agua que ha caído esta misma tarde, que he podido quedarme un minutillo mirándolos, flipando esta vez de verdad.

Hasta que el más grande, el papá, se ha percatado de mi presencia, se me ha quedado mirando un instante (yo, quieto cual estatua, claro), se ha asustado y se ha llevado a la familia al bosquecillo cercano.

Y yo que, lo admito, también me había asustado un poco al imaginarme a ese bicharraco viniendo lanzado hacia mí para defender a su prole, he seguido corriendo con una sonrisa en la cara.

Dança da solidão



Ya paro.
Hace unos meses aprendí algo importante: cuando no consigo decidir qué música quiero escuchar, cuando no encuentro entre los miles de discos que tengo en mi disco duro ninguno que me esté pidiendo a gritos sonar, lo que tengo que hacer es coger alguno brasileño (después he descubierto que cubano también puede valer).

Y no falla: llevaba un par de días sin ganas de escuchar nada, llegando incluso a poner la radio en el viaje de ida y vuelta a Toledo.

Hasta esta mañana, en que me he cansado de las noticias, he puesto el USB, y el primer disco que ha sonado, al azar, ha sido uno de un concierto de Jorge Ben, que aún sigo escuchando mientras escribo esto.

Y he venido bailando en el coche, con una sorprendente sensación de ligereza, y la alegría que a mí sólo me da la música que me toca, la música sensual, linda, maravilhosa, de ese país tropical...



Y más:



Que yo conocía en versión de Marisa Monte:

9 de junio de 2008

Algo está pasando en Barcelona (y alrededores): en los últimos días, la mayoría de las visitas al blog vienen desde allí.

Hauré d'anar-hi a encercar...

:-P

7 de junio de 2008

Aterciopelados

Dentro de algo más de diez días toca en Madrid un grupo (en realidad, creo que una pareja) de los más especiales entre los que hacen música en español.

Yo conocí a Aterciopelados hace ya unos cuantos años gracias a mi querida g, pero aún no los he visto en directo. Recuerdo que, más que su música, me deslumbró su utilización del idioma. Acostumbrado, salvo contadísimas excepciones, al lenguaje pobre, romo, limitadísimo, que se gastan los "artistas" españoles, estos colombianos me sorprendieron con letras sensuales, inteligentes, brillantes, como ésta:

El estuche

No es un mandamiento ser la diva del momento
Para qué trabajar por un cuerpo escultural
Acaso deseas sentir en ti todos los ojos
Y desencadenar silbidos al pasar
Mira la esencia no las apariencias (2)
El cuerpo es solo un estuche
Y los ojos la ventana de nuestra alma aprisionada
mira la esencia no las apariencias
que todo entra por los ojos
dicen los superficiales
lo que hay adentro es lo que vale
Siento en el aire un aroma espiritual
mensajeros alados intentando aterrizar
si abres el estuche lo que debes encontrar
es una joya que te deslumbrará
Mira la esencia no las apariencias (2)
90 60 90 suman 240
cifras que no hay que tener en cuenta
mira la esencia no las apariencias
no te dejes medir no te dejes confundir
agúzate hazte valer



O éstas otras:

Miénteme

Miénteme
Dime lo que quiero oir
Derríteme los tímpanos
Inventa para mi
Con tu jerga envolvente
Con tu lengua pegajosa
Hazme sentir que vuelan
en mi estomágo mariposas
engáñame
haz todas las patrañas necesarias
para hacerme creer
que estás a mi merced
con tus manos tan diestras
bajas pasiones engendras
hazme olvidar las penas
las angustias los dilemas
hazme feliz
feliz
sé que lo mismo les dices a todas
deshoja mis pétalos con tu boca
fugaz instante eterno
a fuego lento.


Reacio

Serénate baja la defensa sólo déjate llevar
No huyas de mí no soy la viuda negra
Y si decido devorarte te aseguro te gustará
Será que estás asustado
Por qué no comes de la palma de mi mano
No te manejo con el dedo meñique
No aguanto más demora
No soy tu dueña y señora
Te escapas de mis dominios
No sucumbes a mis encantos
Evitas deliberadamente
mi perímetro volcánico
Polarizas mi magnetismo
Eludes mi acción paralizante
Nunca vi a nadie tan reacio
Vamos muerde el anzuelo
Será que estás asustado...
Con esposas de peluche
Me aseguraré de retenerte
Y cuando acabe contigo
No sabrás ni de dónde vino
Y sólo atinarás a pedir más


Así que, aunque hace también mucho tiempo que se me pasó el furor, y ya no escucho apenas Caribe atómico o Gozo poderoso, sus mejores discos, estaré en Casa de América el día 19.

5 de junio de 2008

Como estoy aún menos inspirado que de costumbre, voy a tirar de archivo: hay una cosa de la que quiero escribir desde hace tiempo, una banalidad que me parece curiosa, y que hoy se me ha vuelto a manifestar, por eso la he recordado.

Durante toda mi vida he utilizado el mismo mueble para guardar la ropa, un sinfonier (o chifonier, como dice la RAE) de madera. Y siempre, que yo recuerde, he distribuido las prendas de la misma forma: en un cajón los calzoncillos, en otro los calcetines, y así.

Pues bien, por algún motivo, soy incapaz de acertar en qué cajón van los calzoncillos y en cuál los calcetines. Sé que están en los dos cajones superiores, pero hay algún mecanismo en mi cabeza que se ha quedado averiado, que sólo llega a decirme eso, pero no en cuál va cada cosa.

Y, desde que vivo con A., me pasa exactamente lo mismo con el mueble donde guardo la ropa allí.

Este mismo fenómeno, esta incapacidad para recordar cuál de dos alternativas es la correcta, se me manifiesta de otras formas: por ejemplo, me pasa a veces cuando hay dos interruptores de la luz juntos, y por muchas veces que los haya utilizado, por mucho que intente recordar antes, no logro acertar a la primera con el que quiero apretar.

Y hoy, y de ahí este post algo delirante, me ha vuelto a pasar con algo bien distinto pero que para mí es prácticamente igual: he ido por tercera vez a un lugar en el que hay dos rotondas. Yo sé que tengo que girar a la derecha en una de ellas. Y sé que la vez anterior me equivoqué y tuve que deshacer el camino. Pues esta vez, pese a mis precauciones, me ha vuelto a suceder: he ido hasta la rotonda correcta, que es la segunda (aquí queda escrito, por si acaso he de volver...), pero he decidido que no era ahí, que me estaba confundiendo de nuevo, así que ni siquiera he probado, he dado la vuelta entera y he vuelto a la primera y ahí es donde he girado... y me he equivocado.