31 de diciembre de 2009

Se me ha ido un poquito la mano este mes, éste es el sexagésimo (cómo me gustan los ordinales) post de diciembre, récord absoluto en la historia de Desvaríos varios.

Con él voy a despedir el año (¿seré capaz de pasar las cinco horas que quedan sin rebuznar?), haciendo una declaración de intenciones:

2010 va a ser un gran año.

Al menos tan bueno como 2009, que para mí lo ha sido bastante (y además, tan generoso como para dejar lo mejor para el rush final).

Que ustedes lo vean.

Ay

Acabo de enterarme de que Tony Judt sufre esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en un estadio avanzado.

He ido a leer su más reciente artículo en la New York Review of Books, titulado Night, esperando una brillante reflexión, escrita en un inglés pulcro y elegante, sobre algún libro o algún asunto de actualidad, y me encuentro una lúcida explicación de cómo es su vida ahora que sólo puede mover el cuello y la cabeza y de cómo se las ingenia para sobrevivir a las noches, en las que no tiene quien siquiera le rasque un picor, le cambie de posición un brazo, le coloque las gafas.


Eu só não te convido pra dançar
Porque eu quero encontrar com você em particular
Há tempos tento encontrar um bom momento
Alguma ocasião propícia
Pra que eu possa pegar sua mão, olhar nos olhos teus
Seria bom, quatro paredes, eu, você e Deus

Procuro explicar o meu sentimento
E só consigo encontrar
Palavras que não existem no dicionário
Você podia entender meu vocabulário
Decifrar meus sinais, seria bom

Eu só não te convido pra dançar
Porque o assunto que eu quero contigo é em particular
Há tempos tento encontrar um bom momento
Alguma ocasião propícia
Pra que eu possa pegar sua mão, olhar nos olhos teus
Seria bom, quatro paredes, eu, você e Deus

Procuro explicar o meu sentimento
E só consigo encontrar
Palavras que não existem no dicionário
Você podia entender meu vocabulário
Decifrar meus sinais, seria bom

Marisa Monte

[Mi traducción, que es posible que le meta alguna patada al diccionario, aunque la letra parece fácil:

No te invito a bailar
Porque quiero encontrarme contigo en privado
Hace tiempo que intento encontrar un buen momento
Alguna ocasión propicia
Para poder coger tu mano, mirar tus ojos
Estaría bien, cuatro paredes, yo, tú y Dios

Intento explicar mi sentimiento
Y sólo consigo encontrar
Palabras que no existen en el diccionario
Tú podías entender mi vocabulario
Descifrar mis señales, estaría bien

No te invito a bailar
Porque el asunto que quiero contigo es en privado
Hace tiempo que intento encontrar un buen momento
Alguna ocasión propicia
Para poder coger tu mano, mirar tus ojos
Estaría bien, cuatro paredes, yo, tú y Dios

Intento explicar mi sentimiento
Y sólo consigo encontrar
Palabras que no existen en el diccionario
Tú podías entender mi vocabulario
Descifrar mis señales, estaría bien]

Marisa Monte

(A mí me sobra dios en la ecuación, lo cambio por la voz de Marisa.)

Something so right

Y entonces encontré something just right.

Y me levanté, por fin.




You’ve got the cool water
When the fever runs high
You’ve got the look of lovelight
in your eyes
And I was in crazy motion
‘Til you calmed me down
It took a little time
But you calmed me down

When something goes wrong
I’m the first to admit it
I’m the first to admit it
But the last one to know
when something goes right
Well it’s likely to lose me
It’s apt to confuse me
It’s such an unusual sight
I can’t get used to something so right
Something so right

They’ve got a wall in China
It’s a thousand miles long
To keep out the foreigners
They made it strong
I’ve got a wall around me
You can’t even see
It took a little time
To get close to me

Chorus

Some people never say the words
I love you
It’s not their style
To be so bold
Some people never say those words
I love you
But like a child they’re longing
To be told

Chorus

Paul Simon

En la cama

Tratando de encontrar la música that fits my mood and this gray rainy morning.

Siempre me pasa igual en fin de año: si por mí fuese, no saldría de la cama hasta mañana.

Incluso aunque no tenga compañía.

30 de diciembre de 2009

Un propósito para 2010, menor pero que sin embargo me haría sentirme muy orgulloso: escuchar más y mejor.

Con frecuencia (anoche, hablando en la cena con R., fue la ocasión más reciente), me dejo llevar por las ganas de dar mi punto de vista y no permito que los demás completen el pensamiento, la frase, la idea.

Muchas veces, me doy cuenta enseguida y me excuso, aunque sé que muchas otras ni siquiera soy consciente de hacerlo.

En fin, que lo apunto en mi lista.
Llevo días, quizá semanas, con esta canción en la kabeza. No sé decir exactamente por qué me gusta, aunque creo que, sorprendentemente (por tratarse de Sabina y por tratarse de mí), lo que más me gusta es la melodía.

En fin, que no sé cómo hacer para quitármela de encima. A ver si ponerla aquí me sirve a modo de exorcismo...




Virus de la madrugada
Cuento de hadas
Groupie de MTV
La balada despeinada
De esta noche te la debo a ti.

Sin negar que escribo por encargo
Para huerfanitos de calor
Tan amargos, tan malitos, como yo.

Rubia de la cuarta fila
Crece lo que tengas que crecer
Zumo de humo con tequila
Cambio mis arrugas por tu acné


En la tiza de tus ojos
Hay cenizas de naranjo en flor
Y pavesas del rastrojo del amor



En mi traje viejo caben
Casi, casi, todos los demás
Los que suben, los que saben
Los que duelen, los que huelen mal

Mis legañas, mi ruleta rusa
Una musa, un cuarto de alquiler
Dos Españas, siete besos de mujer.

Rubia de la cuarta fila
Háblame de tu pórtate mal
Mantoncito de manila
Con un piercing rojo en el ojal.

Cuélgate de quien te quiera
No te mueras más que por amor
Cuando yo tenia tu edad
Era mayor.


Me pidieron que improvise
Y en los bises te mandé un bombín
Los veranos son tan grises
Los otoños solos de violín

Y que salga el sol por Algeciras
Y la media luna por Bagdad
Y los sueños sean mentiras de verdad.

Rubia de la cuarta fila
Carterita para el buen ladrón
Lagrimón de cocodrila
Juego de Dalila con Sansón

No le cierres la ventana
A la aurora que rompe el cristal
Que el ahora es el principio del final

Rubia de la cuarta fila
Dos pupilas que me tratan bien
Rubia de la cuarta fila
Descarrílame el último tren

Rubia de la cuarta fila
Tragaperras de mi vanidad
Rubia de la cuarta fila
Clorofila de la soledad.

Joaquín Sabina

[La letra la he conseguido aquí]

29 de diciembre de 2009

Por mi parte, había sido amor instantáneo, amor a primera vista. Qué raro es esto, ves a un ser de tu misma especie, en este caso del sexo contrario, un ser del que no sabes nada, le das la mano, cruzas con él dos palabras sin trascendencia alguna, y le amas. Luego enseguida, te precipitas a descubrirle o a inventarle. Olvidas que en el primer momento le has amado por factores exclusivamente físicos, dado que no habían aparecido otros; no tienes presente que, si se trata de amor a primera vista, le has elegido, o te ha elegido, como se eligen los animales antes de aparearse, siguiendo normas dictadas por la naturaleza. Y esto a los humanos, a una inmensa mayoría de los humanos, no les gusta nada, aunque no me parece a mí el peor modo de elegir compañero, porque las normas de la naturaleza son simples y poco racionales, pero certeras.

Esther Tusquets, en Confesiones de una vieja dama indigna


Acabo de terminar el libro. Aún estoy deslumbrado por su prosa, límpida, cristalina. Y por la sinceridad de la autora, sin trazas de afectación alguna, dignísima integrante del club de las viejas damas indignas*.

Pero no te preocupes, C., prometo que no habrás más citas, al menos hasta que tú lo leas ;-)


*«acción [considerada] reprobable, impropia de las circunstancias del sujeto que la ejecuta»

28 de diciembre de 2009

Porque yo lo valgo (es decir, porque soy un manirroto), me he hecho un regalo de Reyes que me ha sorprendido hasta a mí, que ignoraba que existiese.

Je.

(Releo el artículo de Muñoz Molina que me la descubrió hace año y medio, ahora que ya conozco sus poemas, y me impresiona una vez más, no deja de impresionarme por mucho que se repita, la precisión de sus descripciones.

Por cierto, el artículo menciona el libro que acabo de comprar, al que el propio Muñoz Molina contribuye con un ensayo titulado Sobre el amor y la sinceridad.)
Lo mismo que provocó el post de ayer hace que tenga en mi kabeza hoy algo a lo que cada vez le estoy dando más valor: la ternura.

Y eso me ha llevado a releer lo que escribí al respecto hace un tiempo, que es una de las cosas de las que más orgulloso me siento (de haber escrito, de llevar tiempo viviendo).

26 de diciembre de 2009

El cachondo de Bob

Cualquier lectora habitual del blog sabe de mi debilidad por Bob Dylan. Son muchas las cosas de él que me gustan, pero la que más, sin duda, es que, pese a su pinta de viejo cascarrabias, es un puto cachondo. Como muestra, un botón:

Hace unos meses, en su programa semanal de radio, lanzó el rumor de que iba a poner su voz al sistema de navegación GPS de no sé qué coche. Y hubo varios periódicos "serios" que se lo creyeron, como cuentan en la revista Uncut que he comprado esta mañana, pese a que, añadía el bueno de Bob, "probablemente no debería hacerlo, porque, vaya donde vaya, siempre acabo en el mismo lugar: Lonely Avenue (la Avenida de los Solitarios).


In the wider culture, the notion that Dylan has a sense of humour at all is something people still struggle with. A great example comes in the summer, when serious newspapers from The Guardian to The Washington Post pick up a throwaway line in the BBC's repeat of a Theme Time Radio Hour show, and run with the news that the singer is in discussions with "two car companies" to become the voice of their SatNav systems -apparently oblivious to the fact that Dylan says screwy stuff like that al the time in Theme Time. ("I probably shouldn't do it," he went on in the original broadcast, "'cause whichever way I go, I always end up in one place: on Lonely Avenue.")

Uncut magazine, January 2010 issue.


Lonely Avenue



Well my room has got two windows
The sunlight never comes through
I'm so sad and lonely, baby
Since I broke off baby with you

I live on a lonely avenue
Little girl, since you said you're through
Now I feel so sad and blue
It's all because of you
I could die, I could die, I could die
I could die, I could die, I could die
I live on a lonely avenue

My pillow is made of lead
And my cover is made of stone
I toss and turn every night
I'm not used to livin' alone

I live on a lonely avenue
Girl, since you said we're through
And I feel so sad and blue
You know it's all because of you
I could die, I could die, I could die
I could cry, I could cry, I could cry
I live on a lonely avenue
A lonely avenue

Ray Charles

25 de diciembre de 2009

Al final, como es evidente, me puse.

Y me costó parar.
Era un hombre al que le gustaban las mujeres, mucho, y no exclusivamente para la cama, detalle que siempre se agradece. Hay muy pocos hombres a los que les gusten las mujeres y, si das con uno, debes provecharlo.

Esther Tusquets, en Confesiones de una vieja dama indigna
Antonio es uno de esos individuos que tienen un único fin, un objetivo exclusivo al que se supedita todo lo demás. Les ocurre a muchos artistas, unos con talento y otros sin futuro ninguno, y a mí, tan dispersa, a mí, que siento en cada encrucijada la tentación de probar un nuevo camino, que no me identifico con mi labor de editora, ni con los libros que he escrito, ni con ninguna de las personas que ha sido en una etapa el centro de mi vida, y que sólo he pretendido acumular el mayor número de experiencias posible, sin otra finalidad que el placer de descubrirlas, estos personajes consagrados a un único objetivo me admiran profundamente, porque son algunos de ellos los que hacen prosperar el mundo, los que crean obras tan bellas que siglos después me estremecen y hacen que se me salten las lágrimas (ante el Piero della Francesca de la Galería Breda, Adela siente deseos de postrarse de rodillas), pero no soy de su raza, no puedo siquiera envidiarles, sólo darles las gracias.

Esther Tusquets, en Confesiones de una vieja dama indigna
No me hizo Esteban, ni esta vez ni las siguientes, la tonta pregunta de si me había gustado, ni ponderó que yo era una maravilla, una diosa en la cama (pocos días después me diría —y eso sí debía de ser cierto, y eso sí me halagó— que nunca había encontrado a una mujer que hiciera el amor con tanta alegría). Y, sin embargo, tuvieron que transcurrir meses —ya vivíamos juntos— para que yo descubriera con estupor —una tarde cualquiera, en nada distinta a las demás, una de tantas tardes de sábado en que él no trabajaba y nos acostábamos para la siesta— que de mi propia sexualidad, yo, tan proclive los últimos tiempos a los juegos eróticos, ignoraba lo esencial; para que descubriera una calidad específica de placer de la que no tenía indicios y que no había añorado jamás, ni había buscado con éste ni con ningún otro hombre anterior, pues ignoraba, no sólo en qué consistía y cómo se alcanzaba, sino incluso que existiera, una dimensión de goce de mi cuerpo —siempre más sabio el cuerpo, siempre más certero y sutil que lo que llamamos espíritu— había estado, no obstante, aguardando, sin ser yo consciente de espera alguna, hasta que llegó Esteban, y con él la felicidad.

Esther Tusquets, en Confesiones de una vieja dama indigna
Fuimos luego, en el coche de Cata, a una sala de fiestas de la costa, y ella aprovechó la coyuntura para repetir una vez más que ya no sentía celos por nada, que las continuas infidelidades de su marido había dejado hacía mucho tiempo de importarle, que sólo seguían temporalmente juntos por los niños, mientras Esteban callada, y yo la creía a medias, porque tenía una absurda propensión —que por fortuna he perdido— a creer aquello que la gente gratuitamente proclama, pero lo dijera ella o no lo dijera, la creyera yo o no la creyera, carecía de relevancia, pues si él me llamaba, y yo sabía que iba a llamarme, iría a su encuentro de todos modos, caminando sobre las aguas o apartando cadáveres. Después bailé con Esteban y —¡qué cursi suena, dios mío, pero es la pura verdad!— desfallecí de amor (utilicemos al menos palabras bíblicas), me mareé, me sentí morir, a punto estuve de demayarme en sus brazos, allí, en mitad de la pista, y luego, al acompañarme, ya recuperada, a un taxi, le pregunté cuándo volveríamos a vernos, y respondió «todos los días, durante toda la vida», y pensé que mi pregunta era estúpida, tan obvio era, tan evidente, que íbamos a pasar juntos el resto de nuestras vidas.

Esther Tusquets, en Confesiones de una vieja dama indigna
Si me pusiese a copiar las frases, los párrafos del libro de Esther Tusquets que me gustan, me divierten o me hacen pensar, acabaría copiando prácticamente el libro entero. Pero no puedo dejar de poner alguna muestra aquí:

Yo era muy joven -aunque a Oriol, que me llevaba ocho, mis veinticuatro años le parecían ya una edad provecta- y estaba muy lejos de alcanzar la sabiduría de una vieja dama irrespetuosa (no lo he especificado hasta ahora, pero supongo que es obvio para todos que la dificultad y el mérito están en alcanzar la irrespetuosidad -cierto tipo de indignidad incluso- sin dejar de ser en ningún momento, de la cabeza a los pies, una auténtica dama). En mi estilo romántico-adolescente, una mujer enamorada debía hacer lo posible por cubrir el ideal con que sueña su caballero. Y yo lo tenía de veras difícil. No era especialmente guapa, no estaba como un fideo y, para colmo de males, ni siquiera era ya virgen, lo que me situaba en un terreno muy próximo al de las furcias. Impresentable.

Esther Tusquets, en Confesiones de una vieja dama indigna

24 de diciembre de 2009

Las ciudades



Te vi llegar
Y sentí la presencia de un ser desconocido;
Te vi llegar
Y sentí lo que nunca jamás había sentido.

Te quise amar
Y tu amor no era fuego no era lumbre;
Las distancias apartan las ciudades,
Las ciudades destruyen las costumbres.

Te dije adiós
Y pediste que nunca, que nunca te olvidara;
Te dije adiós
Y sentí de tu amor otra vez la fuerza extraña.

Y mi alma completa se me cubrió de hielo
Y mi cuerpo entero se llenó de frío
Y estuve a punto, de cambiar tu mundo,
De cambiar tu mundo por el mundo mío.

José Alfredo Jiménez


Porque "las ciudades destruyen las costumbres", y también porque las (re)crean, porque propician el mestizaje, la doble múltiple nacionalidad, la confusión, el tan agradable anonimato, es por lo que yo soy un animal de ciudad, urbanita recalcitrante y militante.

Para otros el campo, la montaña y (casi) la playa.

Yo sólo sería capaz de gritar: ¡Que vivan las ciudades! ¡que vivan mis ciudades!
Antes de que se me olvide, otra cosita que saqué en claro del libro de Benjamín Prado (al final va a resultar que hasta estaba bien y todo...):

Desde hace tiempo busco la manera de expresar la diferencia que hay entre lo que hace, por ejemplo, Sabina, y lo que venden Bisbal y compañía, aunque a todo se le llame música, porque lo es.

Y lo mismo podría valer para los libros (aunque no estoy tan seguro que valga para la literatura, con mayúscula o con minúscula).

Prado dice en algún momento que la diferencia entre estas dos formas de música está en que el artista (no me gusta demasiado la palabra, sobre todo cuando alguien se la aplica a sí mismo) cuando compone, cuando escribe, no tiene en cuenta al público, o al menos, idealmente, no debería tenerlo en cuenta. Por el contrario, el otro tipo de músico (ejemplo paradigmático: el triunfito), compone, elige las canciones, construye sus discos, pensando sobre todo en cómo serán recibidos (=comprados).

Sé que es una distinción muy burda, que la realidad tiene infinitos matices más. Pero a mí me ayuda un poco a poner en palabras lo mismo que el propio Sabina dijo hace unos años cuando le preguntaron algo del estilo de: "¿No le da envidia el éxito de Bisbal, Bustamante y compañía?". A lo que él respondió: "No. No estamos en el mismo negocio", o algo así.
En su día di fe de la derrota moral que para mí supuso caer en las garras de Apple, el lado oscuro (y estiloso y guay) de la fuerza.

Así que ahora me siento libre de confesar mi enganche con el puto iPod. Sobre todo por la posibilidad de conectarme a Internet sin tener que estar delante del ordenador. Por ejemplo, esta madrugada (aunque hoy no curro, a las 5:40 ya estaba despierto), que he pasado un buen rato escuchando programas de la NPR, la estupenda radio pública yanqui.

En particular, uno que ha hecho que se me saltasen las lágrimas varias veces (soy un puto llorón, sí) al recordar de nuevo al grandísimo Louis Armstrong, que fue quien, hace ya un porrón de años, me introdujo en el mundo del jazz, y que me sigue fascinando igual que entonces por su alegría, su entusiasmo, su maestría y su corazón.

23 de diciembre de 2009

A Nation... is a group of persons reunited by a common error about their ancestry and a common dislike of their neighbors.

Karl Deutsch
Ayer, tras el reencuentro en Nueva York, G. y yo retomamos la conversación que quedó abruptamente interrumpida hace 9 años en París.

Ha pasado mucho tiempo, han cambiado muchas cosas. Pero otras, no.

Por ejemplo, como me recordó ella, mi obsesión con las lenguas y los nacionalismos... Y la capacidad para enrollarme ad infinitum.

:-P
Eso sí, algo bueno ha tenido leer el libro de Prado: me ha dado aún más ganas de visitar Praga.

De hecho, la pongo en mi lista para 2010.

A bote pronto, junto a la capital checa se me ocurren estos otros lugares a los que me gustaría ir o volver: Lisboa, Cádiz, Estambul.

Y París y Nueva York.

Y Barcelona, claro.
Para alimentar aún más mi mitomanía (como si hiciera falta), no contento con escuchar el disco y acudir fiel al concierto, el otro día compré en la Central (la mejor librería de Madrid, catalana ;) el libro que Benjamín Prado, coautor con Sabina de casi todas las canciones, ha escrito sobre la creación del disco Vinagre y rosas.

Lo he terminado esta madrugada (últimamente abro los ojos a las 5:30), lo cual es doblemente sorprendente: primero, porque he leído un libro entero (¡y en dos días!); segundo, porque lo he hecho a pesar de que no me ha gustado.

Y no me ha gustado no por lo que cuenta (nada de lo sabiniano me es ajeno) sino por cómo lo hace.

Por algún motivo, Benjamín Prado no me caía del todo simpático y leer el libro me ha reafirmado en mis prejuicios, aunque admito desde ya que parte de la tirria que le tengo es envidia pura por ser "primo", "hermano", "el mejor amigo" de Sabina.

Pero es que me parece que Prado está demasiado encantado de haberse conocido, de hacer taaantas cosas taaan interesantes, ir a taaantos sitios tan fascinantes, tener esos amigos taaan estupendos.

Un poquito de pudor, un poquito de modestia (aunque sea falsa), por favor.


Para resarcirme, empiezo sin solución de continuidad Confesiones de una vieja dama indigna, la segunda parte de las memorias de Esther Tusquets, que también habla de las cosas que ha hecho, los lugares que ha visitado, los amigos que ha tenido.

Pero sé que lo hace, aunque he leído sólo un par de páginas mientras desayunaba, de una forma a la vez mucho más "descarnada y sincera" (como dice la contraportada) e infinitamente más interesante.

Hala.

La del pulpo

O, como diría el poeta, el cielo cayendo sobre nuestras kabezas.

22 de diciembre de 2009

Peligro de incendio



Baby, baby, baby, baby, listen what I say
Baby, baby, baby, baby, let me have my way
I'm gonna keep on knockin' till the door unlatches
You and me are gasoline and matches

Baby, baby, baby, baby, when it's cold and dark
Baby, baby, you make me make me feel a spark
Yeah I feel a spark and the fire catches
You and me are gasoline and matches

You pull my pin and you trip my wire
You come in and set my heart on fire
You knock me out, you rock me off my axis
You and me are gasoline and matches

Baby, baby, baby, baby, when you make your move
Baby, baby, baby, baby, I can feel your groove
The resistance of a strong willed man's in ashes
You and me are gasoline and matches

Baby, I'm incarcerated and I don't want out
Baby, we should get related cause there ain't no doubt
When your heart and my heart attaches
You and me are gasoline and matches

Buddy & Julie Miller

20 de diciembre de 2009

Je ne veux pas être grand

Arno es para mí Tom Waits (en) francés. (Es belga.)

Y esta canción, que sólo se parece a la del jefe Tom en el título ("No quiero ser mayor"), estoy seguro de que se le ocurrió al escucharla.

E se non è vero, è ben trovato.



Depuis que je suis sur terre
J'ai les yeux de ma mère
J'ai le reste de mon père
Et ça vaut mieux que le contraire

Moi je reste dans mon lit
Je n'bouge plus d'ici

Je ne veux pas être grand
Jamais adolescent

Ils ne savent plus ce qui est vrai ou faux
Ils doivent parler à Dieu pour être beaux
Le soir ils regardent le télé
La télé dit la vérité

Moi je reste dans mon lit
Je n'bouge plus d'ici

Je ne veux pas être grand
Jamais adolescent

Je ne veux pas être grand
Jamais adolescent

Moi je reste dans mon lit
Je n'bouge plus d'ici

Je ne veux pas être grand
Jamais adolescent

Je ne veux pas être grand
Jamais adolescent

Je ne veux pas être grand
Jamais adolescent.

Arno

[Desde que estoy en la tierra
Tengo los ojos de mi madre
El resto de mi padre
Mejor eso que lo contrario

Mejor me quedo en mi cama
De aquí no me muevo

No quiero ser mayor
Nunca adolescente

Ya no saben lo que es cierto o falso
Tienen que hablar con Dios para ser admirables
Por la noche ven la tele
La tele dice la verdad

Mejor me quedo en mi cama
De aquí no me muevo

No quiero ser mayor
Nunca adolescente

No quiero ser mayor
Nunca adolescente

Mejor me quedo en mi cama
De aquí no me muevo

No quiero ser mayor
Nunca adolescente

No quiero ser mayor
Nunca adolescente

No quiero ser mayor
Nunca adolescente.]

Tendréis que elegir

Me ha gustado mucho el artículo de Félix de Azúa, otro de los de mi cuerda, ayer en El País.

Empezando por su título: Veloz progreso hacia el pasado.

[...]

En su último encuentro, el educado ciudadano catalán le había dicho con gesto ufano que la independencia sería inevitable en un plazo de seis años y que tal era el cálculo de los partidos nacionalistas, no sólo los fanáticos y el de la derecha católica, sino también buena parte de los socialistas catalanes acomodados. Mi amigo tragó saliva y le preguntó si había planes, también, para ellos. "¿Para quiénes?", preguntó el separatista. "Para los españoles que vivimos en Cataluña". "¡Oh, por supuesto! Tendréis 20 años para elegir". Mi amigo insistió, con una sonrisa, sobre qué era lo que tendría que elegir. Su colega dejó escapar una alegre carcajada, le dio unas palmaditas en el hombro y se fue hacia otra mesa.

[...]

Lo peligroso de la independencia no es el hecho en sí. ¿A quién le importa que de la noche a la mañana aparezcan en el mapa Macedonia, Croacia o Kosovo? Lo inquietante es el tipo de poder que se instala en esos reductos. Las "nacionalidades" de nueva creación son productos etiquetados con el sueño de una idealización, y el peso de su publicidad (en ausencia de guerra, las naciones se venden como mercancías) descansa sobre mitos o sobre sucesos que tuvieron lugar hace siglos. Como no puede ser de otro modo, los nacionalismos son muy conservadores, están anclados en el pasado y tienen una sólida base burguesa. Cada paso hacia la independencia trae consigo colosales negocios locales. Así es el nacionalismo franquista, el lepenismo francés, el de la Liga Norte o el de los xenófobos septentrionales. Nadie ha conocido jamás un nacionalismo obrero. Frente a esta evidencia, los separatistas suelen aducir el nacionalismo de las viejas colonias como Cuba o Argelia y sus derivados tipo Chávez. Me parece más prudente no pisar ese charco de sangre.

El neonacionalismo actual, como el catalán o el vasco, pertenece al conjunto de presiones derechistas que quieren acabar con los restos cívicos de la Transición. Es un regreso a la sociedad pre-democrática controlada por los poderes feudales regionales mediante la secular alianza del campesinado con la oligarquía. De ahí la importancia que tiene entre los separatistas la palabra "pueblo" y la escasa atención que dan al término de "ciudadano". De ahí también la constante animización mágica del catastro, "Cataluña exige, Cataluña ha dicho, Cataluña ha decidido...", o la obsesión con el folklore inventado por las élites regionalistas del romanticismo. Y no es de extrañar que el primer referéndum independentista del pasado domingo se celebrara en un pueblo de 120 habitantes. Su independencia es ontológica, o sea, no tiene remedio. Es el símbolo supremo de la nación añorada: agraria, montañesa, minúscula, la puede gestionar un párroco.


Félix de Azúa

19 de diciembre de 2009

Un pedazo de cielo



Vamos dejando huellas
Que otros podrán seguir.
Siempre pintando estelas
Que vuelven al mar un instante después.
Trazando los caminos
Que a Roma siempre irán.
Más tarde es el destino
Quien pone a la "i" otro punto de más.

Grita si estás cansado.
Salta si ves el miedo.
Canta si hay un amigo.
Que pueda ofrecer un pedazo de cielo.

Vamos dejando a un lado
Lo que nos hace sufrir.
Puede ser la locura
Que nadie puede impedir.
Cuando se agote el tiempo
Y no queden más verdades
Que las del sentimiento
Aún puedes jugar con tu pasado.

Grita si estás cansado.
Salta si ves el miedo.
Canta si hay un amigo.
Que pueda ofrecer un pedazo de cielo.

Y luego verás
Que cambia de color
Será la señal.
Lánzate ya.

Grita si estás cansado
Salta si ves el miedo
Canta si hay un amigo
Que pueda ofrecer un pedazo de cielo.

Grita si estás vencido
Salta si ves el miedo
Canta si hay un amigo
Que pueda ofrecer un pedazo de cielo.

Luz Casal

Muslo

Pocas palabras hay que me resulten más eróticas que ésta, que provoquen en mí mayor concupiscencia.

Aunque se me ocurre una: muslos.

17 de diciembre de 2009

Conversar

Probablemente ya lo he dicho aquí hace tiempo, pero ahora lo acabo de relacionar con lo que he escrito hace un rato: para mí la vida es esencialmente una conversación que nunca termina (hasta que termina, claro), en la que los interlocutores van y vienen (algunos permanecen, otros desaparecen), en la que las respuestas van cambiando aunque las preguntas, las importantes, son siempre prácticamente las mismas.


Y para hablar (o para oír hablar...), nada mejor que estar rodeado de mujeres.

A las amigas, tenerlas ahí

No es nada nuevo, me viene pasando desde la adolescencia. Y no es únicamente algo sexual, ni mucho menos (aunque mi historial no me otorgue demasiada credibilidad para decir nada al respecto...). También sé que no soy el único, que no es tan raro.

El caso es que, salvo muy contadas excepciones, me encuentro más a gusto en compañía de mujeres que de hombres.

Lo he vuelto a comprobar varias veces en estas últimas semanas. Y siempre me viene a la kabeza esa frase que he puesto como título, de esta canción de Calamaro que sin embargo no viene muy al caso, ahora que mis heridas están por fin cerradas.

Y las amigas siguen ahí.

16 de diciembre de 2009

...y llovió.

Y me cantó la canción, por primera vez en todos los conciertos.

Pero no me empapé, no me caló hasta los huesos.

No es decepción lo que siento, porque no creo que por sea culpa del espectáculo por lo que no disfruté como esperaba. Fue algo mío, no conseguí meterme en el concierto, no me emocionó.

Una pena, qué le vamos a hacer.

El concierto estuvo bien, aunque en mi opinión le faltó ritmo. Pero lo peor fue que no logré evitar que me distrajera continuamente la gente que estaba constantemente levantándose, pasando, haciéndose fotos. Y la pareja de plastas que teníamos detrás, que parece que fueron al concierto a rajar, incapaces siquiera de respetar los intermedios poéticos de Sabina entre canción y canción.

Otra vez será, otra vez volverá la magia.

Quizá en junio aquí en Madrid (con suerte, en Las Ventas) o en septiembre en Barcelona...

15 de diciembre de 2009

Llueve sobre mojado

...y que siga lloviendo por mucho tiempo, por muchas veces: esta noche, de nuevo, cita con el maestro.

Grande entre los grandes, pese a quien pese.

What online networking does to our brain

Esto es lo que he venido escuchando esta helada mañana (4 grados bajo cero al llegar a Toledo):



No me ha dado tiempo a acabarlo, así que tengo un rato más de entretenimiento para la vuelta. De momento, me quedo con la constatación de que vivir en un "enriched environment", al propiciar la creación de más conexiones entre las neuronas, hace que nuestro cerebro se desarrolle y sea más capaz. Eso es lo que yo quiero.

13 de diciembre de 2009

Querida Litty

Desde hace meses
con inusitada frecuencia
no me deja el cartero cartas tuyas.

Juan Carlos Onetti

Sabina, Serrat. Madrid, Barcelona.

Encuentro en una página dedicada a Serrat esta entrevista (de Jordi Saladrigas, publicada en el año 97 en el suplemento dominical de El Periódico) que leí hace mucho tiempo y de la que siempre recuerdo estas frases, que tocan de lleno una de mis obsesiones más recurrentes, de la que no consigo deshacerme (ni ganas...):

— Usted, Joaquín, ha dicho que Madrid es una ciudad que admite fácilmente la doble nacionalidad. ¿Creen que a Barcelona le sucede lo mismo o le cuesta más que a Madrid ser mestiza?

— Serrat: Barcelona es mucho más mestiza que Madrid. Lo es de hecho y mucho menos de forma. Yo diría que, seguramente, Madrid es uno de los lugares de España, quizá el que más, donde, como ocurre con Nueva York, el ciudadano defiende menos la exclusividad, el derecho de ser de ahí.

— Sabina: Y no hay ni himno ni bandera, en Madrid. En Barcelona, sí.

— Serrat: En cambio, Barcelona es una ciudad donde la integración cultural de hecho se ha producido siempre de forma bastante natural. Seguramente también porque Barcelona es una tierra fronteriza, un puerto de mar, un lugar donde históricamente han ocurrido muchas cosas y todas las migraciones han pasado por aquí.



Voces de la ciudad

A la hora en que los mejillones chapotean en su salsa con alboroto de vermut, Joaquín Sabina suele saltar de la cama con la extrañeza de un resucitado. Pero esta mañana ha madrugado para coger un avión antes de mediodía, de modo que cuando llega a Barcelona parece desposeído de su alma, que aún está sobrevolando el Ebro. La mirada de Sabina transmite una vidriosa sensación de ausencia y su voz suena a oscuridad y desagüe, como si la noche siguiera bajándole por el sumidero de la garganta. Es una voz que pide luz, un lento despertar, algún estímulo.

En cambio, a esa misma hora en que el brillo del sol se confunde con el de las patatas fritas, la voz de Joan Manuel Serrat necesita un respiro. Llega atropellada del estudio, del despacho, y se proyecta acelerada hacia el placer inminente de la comida con su amigo. Los ojos le brillan con una urgencia acuosa y sus palabras incitan a la prisa.

Pero entre la voz ansiosa, transitada de uno y la voz aún en tránsito del otro surge sin dificultad la melodía de una conversación armoniosa. Y Joan Manuel Serrat (barrio del Poble Sec, Barcelona, 1943) y Joaquín Sabina (Úbeda, Jaén, 1949), el "Nano" y el "Vampiro" según cariñosa denominación mutua, componen en un instante una breve charla a dúo sobre estas dos ciudades cuya vida han cantado y de cuyo paisaje y memoria forman ya parte.

— Sabina: Oye, súbeme una cervecita, por favor.

— Serrat: ¿Pueden ser dos?

— Usted, Joan Manuel, es de Barcelona, y usted, Joaquín, está muy identificado con Madrid, aunque no es de esta ciudad.

— Sabina: No, yo no soy de Madrid, como la mayoría de la gente que vive en Madrid.

— ¿Qué es lo que hace que una persona, siendo o no siendo de una ciudad, la haga suya, se sienta de ese sitio?

— Sabina: Uno no elige los amores y yo no sabía que me iba a quedar en Madrid. Había pasado por Londres y por Granada y no tenía raíces, o fingía no tenerlas. De pronto llegas a un sitio y empiezas a sentirte más o menos cómodo. O simplemente te quedas y se convierte en tu casa. Es algo que no está planteado de antemano. O si lo planeas, sale mal, siempre.

— Desde la proximidad o desde la distancia, en cada caso, ¿qué imagen recuerdan tener de Madrid y Barcelona cuando eran niños?

— Serrat: Para mí es distinto, porque de Barcelona sí tengo una imagen de niño. De Madrid, no. De Madrid, la primera imagen que tengo es a los 20 años, cuando con una beca me voy a terminar mis estudios de perito agrícola. La recuerdo como una ciudad con tejados, algo que no había visto yo nunca. Para mí, las ciudades tenían terrats, terrados, no tenían tejados. Yo recuerdo Madrid como una ciudad con tejados.

— Cada persona guarda de una ciudad un paisaje íntimo que está hecho de rincones, momentos, calles, personas. ¿Cuáles son los suyos?

— Sabina: Para mí, de Barcelona, desde luego, desde la plaza de Catalunya para abajo. Rara vez he salido de ahí. Bueno, ahora porque tengo hoteles que están un poco más arriba, aunque no mucho más... Pero a mí, la Barcelona que me gusta es justo la que no tiene Madrid: el mar, la Rambla, el barrio chino, la plaza Reial y aledaños, toda esa cosa que ya se está perdiendo de marineros y de putas y de borrachos y de guitarristas callejeros. Eso siempre me fascinó.

— Serrat: Exceptuando los marineros, lo demás sí lo tiene Madrid, ¿eh?

— Sabina: Sí, pero Madrid no ha tenido nunca un barrio chino.

— Serrat: Bueno, no, no. Lo digo para entendernos, para que no quede la pobre gente de Madrid como gente que no tiene estas... características pintorescas.

— Sabina: Yo siempre he pensado que a mí me gustaría cambiarle a Barcelona el barrio chino y la Rambla por los Nuevos Ministerios de Madrid y la tuna de veterinarios.

— Serrat: Ja, ja, ja, bueno, la tuna de veterinarios igual resultaría excesiva en el trueque.

— Sabina: Ja, ja, ja, no se aclimatarían.

— Serrat: Del barrio chino, quizá por haberlo vivido y haberme criado ahí, yo tengo una imagen muy sórdida. Una imagen que es la de la ciudad vieja cuando yo crecí ahí. Mi abuela vivía en la calle del Conde del Asalto y yo pasé buena parte de mis semanas y mis meses en su casa. Y la verdad es que tengo una imagen de un barrio chino muy sórdido, con un pestazo a zotal tremendo, con unas putas viejas y desdentadas.

— Sabina: Pero no es igual vivirlo que soñarlo. Para mí, el barrio chino era la ciudad de los prodigios de Mendoza.

— Serrat: A mí, la imagen de la Sexta Flota y de los chicles y de la persecuta de los marinos buscando un Camel, pues joder, la verdad es que no tengo yo un recuerdo... Sólo me ennoblece este recuerdo cuando la Maruja Torres hace alguna novela, como la última que ha escrito. Pero realmente yo tengo un recuerdo muy sórdido. Claro, para ti debe ser lo mismo. Supongo que debe ocurrirte lo mismo en Madrid, por ejemplo con el barrio de los Austrias, todo ese recorrido que a mí me gusta mucho hacer y que repito constantemente como un ritual cuando llevo un tiempo sin ir.

— Sabina: A mí, lo que me gustaba del barrio chino era esa cosa como de Nápoles o de Marsella, de barcos, de putas, de gente fuera de la ley. Me excitaba mucho la imaginación, aunque es algo que seguramente no existía, sino que era como yo lo imaginaba. Luego era más sórdido, claro.

— Serrat: Creo que sí.

— Sabina ha dicho en alguna ocasión que la Barcelona posolímpica le parece una ciudad fumigada.

— Sabina: Sí, y sin embargo reconozco que en pocas ciudades del mundo se ha hecho un arreglo urbano como el de Barcelona, que a mí me parece hermosísimo. Todo lo que han hecho con la Barceloneta y el Puerto Olímpico me gusta muchísimo. ¿Pero qué culpa tengo yo de que me gustara tomar paellas en aquellos chiringuitos que ya no están? ¿Qué culpa tengo yo de que el paisaje de la primera Barcelona que yo viví lo hayan quitado y de pensar en eso como una carencia? Desde luego, supongo que la ciudad está mucho mejor que antes, eso nadie lo puede negar.

— Serrat: A mí me pasa un poco lo que a Joaquín. O sea, más matizado y vivido, pero tengo la misma sensación. Reconozco los grandes logros de esta ciudad, evidentes y necesarios, es decir...

— Sabina: Y que además se han hecho muy bien.

— Serrat: Era necesario absolutamente y se ha hecho estupendamente. Creo que la alcaldía de Pasqual Maragall será una de las que marcará esta ciudad por muchísimos años, porque la ha cambiado mucho. Ha abierto la ciudad al mar, toda la zona de la Barceloneta hasta prácticamente Sant Adrià. Barcelona es una ciudad que estaba cerrada al mar y se ha abierto, y la ciudad entera se ha beneficiado de ello. Pero yo no consigo que todo esto me haga olvidar que cuando voy a mi barrio y veo que me han tirado los patinadores donde yo rompía los culeros de los pantalones; cuando veo que afortunadamente ha desaparecido aquella prolongación de mi calle que terminaba arriba en Montjuïc, que eran puras barracas; cuando de alguna manera han construido un párking sobre mi niñez, reconozco que es muy hermoso, y que está muy bien, y que la gente que vive aprovecha mejor todo lo que hay, pero a mí me han jodido el decorado de mi infancia. Que nadie entienda o lea esto como si fuera algo profundo de lo cual no consigo arrancarme. Es un pensamiento que pasa un minuto por mi cabeza, pero que pasa, y que no deja de pasar.

— Sabina: Y que tiene que ver con crecer, y al crecer todo se acaba, cambia.

— Serrat: Es normal. Llegas a echar de menos la chabola en que te has criado.

— Sabina: Yo no deseo que Barcelona vuelva a tener putas desdentadas y vómitos por las calles. Lo que pasa es que ése es también el paisaje de mis sueños.

— Hablando de abrirse al mar, no poder cantar "nací en el Mediterráneo", como les pasa a quienes viven en Madrid y al resto de la humanidad, ¿es una carencia sin remedio?

— Sabina: La carencia es no haberla podido escribir y no haber cobrado los derechos de autor, ja, ja, ja.

— Serrat: Además, la carencia del mar la notamos más los que realmente necesitamos el mar, pero él no.

— Sabina: El mar no es mi amigo, no es de mi familia. Yo me quedo ante el mar como un cateto aterrorizado.

— Serrat: Como una señora que, cuando vio el mar, se lo quedó mirando muy fijamente y dijo: "Jesús, qué ocurrencia".

— Sabina: Ja, ja, ja. A mí me impresionó mucho lo de las niñas ésas que se fugaron a Portugal. El único comentario que fueron capaces de hacer es que vieron el mar y era más grande que en la tele. Pero el mar no es de mi familia. Yo me siento un extraño delante del mar.

— Por arquitectura y dimensiones se tiene la idea de que Barcelona es una ciudad más manejable y Madrid quizás más monumental. ¿El placer de pasear es idéntico en las dos ciudades?

— Sabina: En Madrid apenas existe ya. Sólo queda un poquito el paseo del Prado, y las terrazas enfrente del Gijón, y las terrazas en verano. Pero lo que más me gusta a mí de Barcelona, siempre que vengo, es salir del hotel por la mañana e irme a pasear por la Rambla. Es una de las ciudades más paseables que conozco, mucho más que Madrid. Madrid tiene otras cosas. El caos de Madrid a mí me gusta, la cosa de zoco árabe, la desorganización, el que todo pase ahí o al menos uno crea que todo pasa ahí.

— Serrat: Es verdad, la cosa caótica que tiene Madrid prende mucho.

— Sabina: Sí, da mucha vida. Madrid es una ciudad muy viva. Barcelona, en cambio, es una ciudad muy organizada, más limpia.

— Serrat: El Eixample hace mucho, organiza la ciudad, crea un orden, cosa que en Madrid no sólo no ocurre, sino que lo que pasa es generalmente caótico.

— Sabina: Yo creo que en realidad sucede lo contrario de lo que se dice: que los madrileños están enamorados de Barcelona y los barceloneses, cuando van a Madrid, se enamoran de Madrid. Al menos ésa es la experiencia que yo he vivido con la gente que conozco. Justo lo contrario de lo que se dice.¿No te parece? Hay una fascinación mutua.

— Serrat: Al menos a mí me ocurre, aunque yo creo que existe un extraño comportamiento que hace que este tipo de admiración mutua no...

— Sabina: No se escriba, no se diga.

— Serrat: Eso, que el cariño no esté por escrito.

— ¿La distancia política entre las dos ciudades es mayor que la humana?

— Sabina: Infinitamente mayor.

— Serrat: Yo diría que la distancia no es ni siquiera política. Es una distancia artificial fomentada por gente a la que le conviene mantener esta historia. Gente a la que le va muy bien, desde responsables de equipos de fútbol...

— Sabina: Hasta líderes políticos.

— Serrat: Hasta líderes políticos, que defienden exactamente la misma actitud, descaradamente y con un chovinismo desproporcionado e irreal. Y esto se transmite, ¿eh?, a fuerza de repetirlo te encuentras cosas terribles y actitudes que, si no fueran hasta cierto punto sorprendentes y exóticas, resultarían temibles.

— Sabina: Por cosas parecidas se han hecho guerras gordas e importantes. Yo creo que tanto el victimismo como el somos los mejores es una cosa que no tiene nada que ver con la vida de la gente.

— Serrat: Yo siempre recordaré con mucho cariño a la señora Encarna, que es la que vivía en los bajos de mi casa, la casa en la que también pasé gran parte de mi niñez. La señora Encarna, que siempre fue muy nacionalista, una vieja militante de Esquerra Republicana, muy sólida, manifestó toda la vida un cariño y un acercamiento al pueblo de Madrid enormes. Y se fundamentaba en cosas muy simples: por ejemplo, en el comportamiento de la gente en la vida cotidiana, o en la defensa del pueblo de Madrid en el 39. Es decir, eran hechos que le importaban en la misma medida. Yo, gracias a ella, conocí desde pequeño no sólo que la gente de Madrid era como nosotros, sino que me enseñó también que en el 38 hubo una defensa de Madrid acojonante en la que la gente de la ciudad tuvo mucho que ver. Y eso está bien. Está bien porque le transmite a un niño, por la vía más rápida que existe, una manera de ver y entender las cosas que le es necesaria para competir con la otra que los folclóricos están exportando constantemente.

— Sabina: De todos modos, Nano, y te cuenta esto alguien que no cree en estas cosas, hasta hoy uno me ha dicho: "¿Te vas a Polonia?" Es decir, que eso sigue ahí. No sé si conviene decirlo, pero...

— Serrat: Sí, sí, sí, yo creo que siempre es bueno que la mierda aflore.

— Sabina: Y además, Polonia está muy bien. A Polonia no he ido nunca, pero me gustaría ir.

— ¿Todas las ciudades son cantables?

— Sabina: Las ciudad son las que uno lleva en el corazón y ésa es la ciudad de tu infancia, o una ciudad que sueñas, o una ciudad que no existe.

— Serrat: Es difícil, porque cantar una ciudad, ¿qué es? Una ciudad no existe. Barcelona tiene tres millones de ciudades y cada habitante tiene un punto de vista de esta ciudad.

— Sabina: Yo, cuando hablo de Madrid, hablo de Babilonia, de los sueños de un niño de provincias.

— ¿Las ciudades, de noche, se parecen más?

— Sabina: Las ciudades, de noche, son exactamente iguales, porque de noche no vas por la calle, sino que estás metido en un rincón de un bar lleno de humo a ver si pasa algo que nunca pasa, y que nunca pasa ni en Barcelona, ni en Madrid, ni en ningún sitio. De noche son iguales. Y empieza a haber demasiadas ciudades donde no abren los bares o los cierran demasiado temprano.

— Serrat: Hay cosas que las distinguen: el acento, el murmullo de abejas que escuchas a tu alrededor. La música que sale de los aparatos también marca mucho.

— Sabina: Hay ciudades mejor hechas para emborracharte y estar con los amigos, como en México o Argentina. Lo de los horarios es muy importante. Hay una mística que no está basada exactamente en el trabajo. Por ejemplo, en Santiago de Chile es difícil encontrar un bar, porque la gente tiene que madrugar y tal, mientras que aquí se encuentran escapes para ir a sitios.

— Usted, Joaquín, ha dicho que Madrid es una ciudad que admite fácilmente la doble nacionalidad. ¿Creen que a Barcelona le sucede lo mismo o le cuesta más que a Madrid ser mestiza?

— Serrat: Barcelona es mucho más mestiza que Madrid. Lo es de hecho y mucho menos de forma. Yo diría que, seguramente, Madrid es uno de los lugares de España, quizá el que más, donde, como ocurre con Nueva York, el ciudadano defiende menos la exclusividad, el derecho de ser de ahí.

— Sabina: Y no hay ni himno ni bandera, en Madrid. En Barcelona, sí.

— Serrat: En cambio, Barcelona es una ciudad donde la integración cultural de hecho se ha producido siempre de forma bastante natural. Seguramente también porque Barcelona es una tierra fronteriza, un puerto de mar, un lugar donde históricamente han ocurrido muchas cosas y todas las migraciones han pasado por aquí.

— También usted, Joaquín, ha dicho alguna vez que no cree en el pasado porque lo mejor de su vida le va a ocurrir mañana. Las ciudades, sin embargo, están hechas de muchos pasados, muchas memorias.

— Serrat: Eso lo dice para sobrevivir.

— Sabina: Además, lo dice mucha gente que no lo practica. Yo creo que realmente se vive el momento.

— Serrat: Y no hay más.

— Sabina: No hay más. Ahora, la memoria o el pasado... Desde luego en nuestro oficio construimos con este material, sacamos de ese archivo. Uno no puede dejar de recordar o de soñar, pero el pasado se reinventa cada día. Yo creo que en las canciones que escribimos sobre lo que hicimos nos inventamos una biografía que no tuvimos. Por eso escribimos canciones. Si no, escribiríamos historia, ¿no?

— ¿Y qué sensación de saber que uno ha inscrito una canción en la memoria colectiva de una ciudad, en el paisaje de mucha gente?

— Sabina: Pues es emocionante. No hay nada más emocionante que saber que eso se ha convertido en una referencia colectiva para la gente. Bueno, hay algo más emocionante, que es cuando tienes una canción muy individual de amor y te encuentras a alguien con quien has follado y tiene un hijo, je, je, je.

— Serrat: Je, je, je, sí, eso es más personal. Yo estoy de acuerdo en que lo más grande que le puede pasar a un autor de una historia, un libro, una canción, es sin duda que deje de ser suya para ser de todo el mundo. Es decir, que la canción agarre una dimensión tan cojonuda que en un momento determinado nadie sepa quién la ha escrito y, en cambio, todo el mundo sepa qué dice la letra, y cómo lo dice, y que la tenga incorporada.

— En septiembre, durante el concierto de homenaje a Miguel Angel Blanco en la plaza de Las Ventas de Madrid, Raimon fue silbado por cantar en catalán. ¿Qué les dirían ustedes a quienes le pitaron?

— Sabina: Es que... bueno. Le echaré un piropo a José Sacristán, porque creo que no se puede decir mejor que lo dijo Pepe: ¿en nombre de qué libertad a alguien le molesta que alguien cante en algo tan sagrado como su lengua? Yo no soy nacionalista de nada, pero desde luego la lengua es mi patria. No hay nada más atroz que negarle a alguien su lengua, ¿qué puedo decir?

— Serrat: Yo, aparte de firmar lo que dice Joaquín, diría más. Es imposible plantear nada que vaya hacia adelante que se fundamente en la intolerancia. Es imposible. Es como querer construir un rascacielos con fundamentos de papel. Pero lo que sí me gustaría, para acabar, es decir que para mí, Madrid ha sido un lugar que de alguna manera generosa, entregada, me ha dado apoyo, cariño, me ha acariciado cuando lo necesitaba, me ha tratado como alguien que hubiera parido en su propio vientre. Y esto es algo que quiero agradecer públicamente, para que nadie nunca me pueda utilizar para nada que vaya en contra de una gente por el hecho de haber nacido en un lugar distinto al mío, a 600 kilómetros. Cuando a alguien le convenga tirar una piedra, conmigo que no cuente: ni para ser la piedra, ni para ser nadie que la menee.

— Sabina: Yo, pues lo mismo que él. A mí, Barcelona me ha tratado maravillosamente bien. Tardé en entrar, ya hacía giras nacionales y no cantaba en Barcelona. Y la primera vez que vine alguien me dijo: "¿Y te vas a atrever a cantar Pongamos que hablo de Madrid en Barcelona?" Naturalmente que sí. La he dejado de cantar últimamente porque ya no la canto en ningún lugar, pero la canté siempre y nunca jamás, jamás hubo ningún problema. Jamás. ¿Pero cómo va a haber problema por hacerle una canción de amor a una ciudad?

— Serrat: Ahora bien, aclara que él es socio del Atlético de Madrid.

— Sabina: No, yo soy del Espanyol, ja, ja, ja.

Paraules d'amor

"Yo creo que las canciones de amor no existen, sino que sólo existen las canciones de desamor. Es cuando te deja la chica que haces una letra para cagarte en su puta madre y que la persiga toda su vida."

Joaquín Sabina






Siempre voy a tenerte que agradecer
que hayas sido conmigo tan embustera
y me hayas enseñado lo que es querer:
bailar mientras rodamos por la escalera.

Has despejado mis dudas
y has logrado que aprendiese
a ser un perfecto judas
desde la jota a la ese.

Contigo he comprendido que la humedad
es algo que se seca y se olvida
gracias a ti he sabido que la verdad
es sólo un cabo suelto de la mentira.

Por eso sé que perderte
no era quedarse sin nada,
la muerte es sólo la suerte
con una letra cambiada.

Embustera,
tu corazón es una cremallera
de Christian Dior,
blanqueas emociones
traficas con botones
pierdes con mi perdición.

Dormir contigo
es repetir francés en una facultad
donde un Miró parece una esquela
y enseñan cuánto mide la oscuridad
sumando pesadillas y duermevelas.

Hoy llamo a las rosas pan
y al vinagre desatino;
las mujeres que se van
se quedan en el camino.

Por mucho que me duela,
debo admitir
que otras me ven sin ropa
y tú desnudo.

Será mucho mejor,
si pretendo huir,
cortar la cuerda,
deshacer el nudo.

Ya no juego en tu tablero.
He roto nuestra baraja.
Sólo diré que te quiero
si es a punta de navaja.

Embustera,
tu corazón es una cremallera
de Christian Dior,
blanqueas emociones
traficas con botones
pierdes con mi perdición.

Embustera,
tu corazón es una cremallera
de pantalón,
blanqueas emociones
traficas con condones
pierdes con mi perdición.

Embustera
Embustera


Letra: Joaquín Sabina y Benjamín Prado; música: Rubén Pozo

12 de diciembre de 2009

Onetti

Ojalá todos los sitios web españoles fuesen tan share-friendly como, por ejemplo, fora.tv, del que acabo de incrustar un vídeo cachondo de Harold Ramis, director de la maravillosa Atrapado en el tiempo (Groundhog day), sobre las (pretendidas) implicaciones religiosas de su película.

Así, podría poner aquí los vídeos de una serie de charlas en Casa de América que he ido escuchando los últimos días en mis viajes a Toledo.

En particular, me han gustado varias sobre Juan Carlos Onetti, con motivo de su centenario. Resulta que, según dicen todos, es uno de los más grandes escritores en lengua española del siglo XX. Para mí, ingorante como soy, es sobre todo el objeto de deseo, de desesperación, de agonía, de Idea Vilariño, de quien fue amante. Y eso es mucho.

Una de las conferencias es una conversación entre Mario Vargas Llosa y Juan Cruz (aquí hay un enlace desde donde se puede descargar el vídeo, online sólo se puede ver un pequeño fragmento). Otra, una lectura por Muñoz Molina de notas para un libro que creo que no ha publicado (para descargar el vídeo, aquí). Hay al menos una tercera, de Juan Villoro, que aún no he escuchado.
Una vez más, disfruto leyendo el artículo de Muñoz Molina en Babelia, 1977 (gran año...), que casi consigue hacerme sentir nostalgia de una época que no viví y que no fue ni mucho menos mejor que ésta.

Al leerlo, me alegro de haber aplaudido el otro día cuando, aún no totalmente despierto, me paré a ver pasar el coche fúnebre que llevaba a Solé Tura del Palau de la Generalitat al cementerio:

Ahora me doy cuenta de lo improbable que se ha vuelto alguien como Solé Tura: un militante comunista ilustrado que como tantísimos otros estuvo en el Partido, por usar la mayúscula propia de entonces, en virtud de la muy razonable convicción de que era la fuerza política mejor equipada para ayudar al establecimiento de la democracia; un catalanista comprometido de corazón con un proyecto progresista para toda España: un patriota, en el sentido primitivo y liberal de la palabra. A las personas más jóvenes y ya plenamente adultas uno tiene a veces que explicarles que no hace demasiados años, antes de que ellos nacieran, la libertad, la cultura y el idioma de Cataluña eran parte de la causa común que defendíamos todos los antifranquistas, aunque viviéramos en Madrid, en Granada o en Jaén, y que esa España siempre enfrentada a los catalanes y permanentemente hostil a ellos es un invento de las castas políticas de ahora. Jordi Solé Tura era tan uno de los nuestros como Lluís Llach o Salvador Espriu o Comediants. Lo eran más por ser catalanes, y nadie pensaba que su diferencia pudiera alejarlos de nosotros, porque nos enriquecía, formaba parte del gran sueño de pluralismo y gozosa libertad que ambicionábamos por igual para todos, y que parecía tan difícil, tan frágil cuando empezaba a lograrse, cuando estaba a punto de perderse.

Antonio Muñoz Molina

The times they are a-changing

Me despierto a una soleada pero fría mañana de sábado. Antes incluso de salir de la cama, leo en el iPod un par de artículos del Babelia de hoy (more on that later) y miro los resultados de la NBA (uno tiene sus vicios). A continuación, enciendo el móvil esperando como siempre algún mensajito de no sé bien quién diciéndome no sé bien qué, arranco el portátil (hoy me levanto con ganas de desvariar aquí, aunque finalmente escribo desde el iPod) y voy a preparame el desayuno (pan de hogaza de Bercianos, hay cosas con las que no se juega...) con mi libro electrónico bajo el brazo.

11 de diciembre de 2009

...

My mouth is on vacation,
but my mind is working overtime.

Que diría aquél (més o menys).

10 de diciembre de 2009

Ara que tinc trenta-dos anys

[Espero que el vídeo salga bien, porque lo he puesto a ciegas otra vez.]

¡La encontré!




Ara que tinc vint anys,
ara que encara tinc força,
que no tinc l'ànima morta,
i em sento bullir la sang.

Ara que em sento capaç
de cantar si un altre canta.
Avui que encara tinc veu
i encara puc creure en déus...

Vull cantar a les pedres,
la terra, l'aigua,
al blat i al camí,
que vaig trepitjant.

A la nit, al cel,
a aquest mar tan nostre,
i al vent que al matí
ve a besar-me el rostre.

Vull alçar la veu,
per una tempesta,
per un raig de sol,
o pel rossinyol que ha de cantar al vespre.

Ara que tinc vint anys,
ara que encara tinc força,
que no tinc l'ànima morta,
i em sento bullir la sang.

Ara que tinc vint anys,
avui que el cor se m'embala,
per un moment d'estimar,
o en veure un infant plorar...

Vull cantar a l'amor.
Al primer. Al darrer.
Al que et fa patir.
Al que vius un dia.

Vull plorar amb aquells
que es troben tots sols,
sense cap amor
van passant pel món.

Vull alçar la veu,
per cantar als homes
que han nascut dempeus,
que viuen dempeus,
i que dempeus moren.

Vull i vull i vull cantar.
Avui que encara tinc veu.
Qui sap si podré demà.

Però avui només tinc vint anys.
Avui encara tinc força,
i no tinc l'ànima morta,
i em sento bullir la sang...

Joan Manuel Serrat
Una vez más, la necesidad imperiosa de inyectarme música en vena.

De nuevo, la desesperante sensación de no encontrar la droga adecuada a mi incómodo estado de ánimo.

9 de diciembre de 2009

Barcelona (y ya)

Cariño, ternura, alegría, comida, bebida, humos, conversaciones, risas, lágrimas, Olot, fageda, más comida (...), libros, paseos... resolución.

Barcelona (continuará...)

Resolución de ser feliz
por encima de todo, contra todos
y contra mí, de nuevo
-por encima de todo, ser feliz-
vuelvo a tomar esa resolución.

Jaime Gil de Biedma

7 de diciembre de 2009

Happy 60, Tom



I don't wanna grow up

When I'm lyin' in my bed at night
I don't wanna grow up
Nothin' ever seems to turn out right
I don't wanna grow up
How do you move in a world of fog
That's always changing things
Makes me wish that I could be a dog
When I see the price that you pay
I don't wanna grow up
I don't ever wanna be that way
I don't wanna grow up

Seems like folks turn into things
That they'd never want
The only thing to live for
Is today...
I'm gonna put a hole in my TV set
I don't wanna grow up
Open up the medicine chest
And I don't wanna grow up
I don't wanna have to shout it out
I don't want my hair to fall out
I don't wanna be filled with doubt
I don't wanna be a good boy scout
I don't wanna have to learn to count
I don't wanna have the biggest amount
I don't wanna grow up

Well when I see my parents fight
I don't wanna grow up
They all go out and drinking all night
And I don't wanna grow up
I'd rather stay here in my room
Nothin' out there but sad and gloom
I don't wanna live in a big old Tomb
On Grand Street

When I see the 5 o'clock news
I don't wanna grow up
Comb their hair and shine their shoes
I don't wanna grow up
Stay around in my old hometown
I don't wanna put no money down
I don't wanna get me a big old loan
Work them fingers to the bone
I don't wanna float a broom
Fall in love and get married then boom
How the hell did I get here so soon
I don't wanna grow up

Tom Waits/Kathleen Brennan

6 de diciembre de 2009

Un tema al que seguro que los medios dedicamos excesivo interés es el del cine español para arriba, el cine español para abajo, con sangre en la plaza pública incluida, y me pregunto...

Mira, te voy a decir una cosa antes de que me hagas la pregunta: me niego a hablar del cine español.

No, si ni siquiera tenía claro qué pregunta iba a hacer...

Ya, bueno, pues es que yo tengo amigos franceses, americanos, españoles, brasileños, y no hago ninguna diferencia entre ellos. Son mis amigos, la gente a la que quiero. Como las películas. Las películas que quiero, no miro de qué país son. Así que no quiero hablar del arte en función de la nacionalidad, me parece una aberración. Yo soy antinacionalista total, antinacionalista español, americano, vasco, de todos. Creo que hay que ser muy crítico con el sentimiento nacional, que me parece feo, muy feo.

Fernando Trueba, en la entrevista que le hace Borja Hermoso en El País de hoy

"Somos gilipollas, somos ridículos, por eso existe la comedia"

Con la que cae ahí fuera, ¿seguimos teniendo motivos para la risa? O bien mirado, a lo mejor es más necesaria que nunca, como anestésico...

Siempre hay motivos para reírse. La comedia es una forma comprensiva de mirar la realidad: vamos a reírnos de nuestras miserias, de nuestras debilidades, de nuestros vicios. Porque como no los miremos con humor se hacen bastante insoportables. En el fondo, la comedia es un género humanista. No hay más que ver la comedia americana o la italiana, que son los dos países que mejor la han hecho.

Una 'forma comprensiva de mirar la realidad'... ¿o una forma cruel, a veces? Porque, no lo negará, en nuestra sociedad de hoy, material hay para la burla...

El género humano es ridículo por naturaleza. La propia vida de la gente es ridícula y da risa, y no digamos la de la gente que se toma en serio, ya sean políticos, artistas o fontaneros. La gente ampulosa da mucha risa. Lo que más valoro en la gente es el humor. Valoro mucho la bondad, la inteligencia y la generosidad, pero el humor me parece clave. A alguien que me hace reír, egoístamente le frecuento. Y la gente que me amuerma, egoístamente la evito. La vida es muy corta y ya hay por ahí dramas y tragedias que nos toca soportar y son inevitables. Como no soy masoquista, no frecuento el sufrimiento. Joder, no sé, ¡lo que yo me he podido reír con Rafael Azcona, con David Trueba, con Gonzalo Suárez, con el Gran Wyoming...! Tendría que pagarles un sueldo mensual. Es impagable. En cambio, de los palizas huyo, me escondo detrás de los coches cuando veo que se acercan por la calle.

[...]

¿No cree que vivimos una época especialmente dura en lo que toca a esa dictadura exhibicionista de "los que se toman en serio", en palabras suyas? O, dicho de otro modo, ¿sufrimos una inflación de soplagaitas merecedores de un tortazo?

Pienso que siempre ha sido así. Lees a Mark Twain y te das cuenta de que ya era así. El género humano ha cambiado poquito a lo largo del tiempo. Es igual de cazurro. Después de siglos, holocaustos y guerras, ha conquistado algunas cosas, ha conseguido crear determinados valores morales comunes, al margen de las religiones y todas esas memeces. Pero nuestros errores son los mismos. Somos gilipollas, somos ridículos, por eso existe la comedia.

Fernando Trueba, en la entrevista que le hace Borja Hermoso en El País de hoy.

La vida a cámara lenta

Algo de lo que tomé anoche (...) ha hecho que mi CPU se haya quedado a medio gas. No sólo es que me mueva y piense despacio. Es que hoy veo pasar la vida a cámara lenta.
Momento surrealista: volviendo a casa por la mañana con la resaca a cuestas tras una noche de desmadre, hoy 6 de diciembre, aniversario de la Constitución, atravieso la Plaça de Sant Jaume justo en el momento en que sale del Palau de la Generalitat el féretro de Solé Tura, uno de los padres de la Carta Magna. Me paro, aplaudo junto a las pocas decenas de personas allí congregadas, y sigo mi camino a paso de tortuga hacia el metro.

5 de diciembre de 2009

Eso es

El artículo de Álvarez Junco en El País de hoy, que he leído precisamente en el Ave hacia Barcelona, resume de una forma tan precisa y exacta lo que yo pienso sobre los nacionalismos en general y sobre el rollo de la nación en el nuevo (ya no tanto) Estatuto de Cataluña que me parece que no habría nada más que decir al respecto. Tengo curiosidad por saber si dará lugar a algún tipo de debate, en vísperas como se supone que estamos del dictamen del Tribunal Constitucional.

3 de diciembre de 2009

Cohen & Johansen

Una de las canciones más oscuras del "poet of gloom", y tiene unas cuantas, es esta Everybody knows:



La música de Kevin Johansen, prácticamente en las antípodas de la de Cohen, comparte sin embargo con ella ese toque irónico que yo tanto agradezco. Por ejemplo, en su homenaje "al maestro Leonard Cohen"que he escuchado esta mañana (no encuentro vídeo ni audio que incrustar aquí, así que pongo el enlace a Spotify):

Everybody says

Everybody says to me "don't be a stranger"
Even some strangers say this phrase to me
Everybody says good morning in the morning
And when you're eating, everybody says "bon appétit".

Everbody says good evening in the twilight
Please take care and don't forget to be cool (yourself)
Everybody says the same old kind of phrases
Wonder if everybody means the same thing

Everybody says the grass is always greener
On the other side, where you can never touch
Do the right thing and never talk to strangers
Break a leg and keep your cool, don't mess it up

And never ever judge a book just by its cover
And whatever else you do, don't push your luck
Everybody says the Pledge of Our Allegiance
Wonder if in the same old God we all trust…

Kevin Johansen

1 de diciembre de 2009

Barcelona

No ha sido para mí un mal año este 2009 que, casi sin hacer ruido, va llegando a su final.

Tengo la sensación de haber crecido, algo que llevaba tiempo sin poder decir.

En lo musical, algo en lo que parece que he ido especializando este blog, no me he privado: Ruibal, Bénabar, Lucinda, Eilen, Leonard, la pequeña decepción de Dayna y la grata sorpresa de la Mala. Y aún me queda Sabina, en un par de semanas.

Mis garbeos también me he dado: París, Londres, Nueva York y para rematar el año, en unos pocos días, casi ya, vuelta a otra de mis ciudades.

(Aunque todos sabemos a estas alturas que lo importante no son los lugares, sino las personas ;-)

Tom

[Es lo que tiene poner las cosas a ciegas. Ahora el vídeo ya se ve y se oye.]



Got no time for the corner boys,
Down in the street makin' all that noise,
Don't want no girls on Eighth Avenue,
'Cause tonight I'm gonna be with you.

'Cause tonight I'm gonna take that ride,
Across the river to the Jersey side,
Take my baby to the carnival,
And I'll take you on all the rides,

Down the shore everything's alright,
You with your baby on a Saturday night,
Don't you know that all my dreams come true,
When I'm walkin' down the street with you,
Sing sha la la la la la

She thrills me with all her charms,
When I'm wrapped up in my baby's arms,
My little girl gives me everything,
I know someday she'll wear my ring

Don't bother me, I got no time,
I'm on my way to see that girl of mine,
Nothin' else matters in the whole wide world,
When you're in love with a Jersey girl,
Sing sha la la la la la la
Oh, I'm in love with a Jersey girl,
Sing sha la la la la la la

And I call your name,
I can't sleep at night,
Sing sha la la la la la la
Oh, I'm in love with a Jersey girl,
Sing sha la la la la la la


Tom Waits