29 de abril de 2011

Every Part of Me



Me encantan las canciones romanticonas en plan salvaje, a más no poder, como esta de Dylan, o esta otra del último disco de Steve Earle, "I'll Never Get Out of This World Alive", que acaba de salir y no puedo dejar de escuchar:

...I love you with everything
All my weakness, all my strength
I can't promise anything,
Except that my last breath will bear your name...


Steve Earle, en Every Part of Me

27 de abril de 2011

"El que no inventa no vive"

No os dejéis engañar por las apariencias, queridas lectoras.


Tras la fachada inofensiva de la señora Matute, supuestamente una anciana frágil y despistada, se oculta sin duda un ser cruel y despiadado.

¿Cómo explicar si no que, habiendo yo escrito esta mañana lo que he escrito, venga ella, a santo de no se sabe bien qué, a decir que "el que no inventa no vive"?

Arj.
Me admira la gente que tiene la capacidad de inventar ideas, historias, de prever tendencias, de imaginar cómo será el futuro.

Creo que en parte es así porque yo me siento completamente incapaz de hacerlo: tengo la impresión de que lo único que se me da bien es buscar información interesante (para mí, claro) y apuntar hacia ella a quien me quiera hacer algo de caso. (Para eso uso Twitter, por ejemplo.)

O, como mucho, tratar de enlazar varias de las cosas que voy leyendo de múltiples fuentes (cada vez más, demasiadas), que es lo que hago sobre todo en el otro blog. Y lo que haría con mucha más frecuencia si no me costase tanto redactar posts mínimamente coherentes.

En fin, todo esto para explicar cuánto me gusta leer a gente como Kevin Kelly, que escribe así sobre lo que es un libro:

A book is a self-contained story, argument, or body of knowledge that takes more than an hour to read. A book is complete in the sense that it contains its own beginning, middle, and end.

[...]

A self-contained story, unified narrative and closed argument has a strange attraction for us. There is a natural resonance that draws a network around it. We'll debundle books into their constituent bits and pieces and knit those into the web, but the higher level organization of the book will be the focus for attention -- that remaining scarcity in our economy. A book is an attention unit. A fact is interesting, an idea is important, but only a story, a good argument, a well-crafted narrative is amazing, never to be forgotten. As Muriel Rukeyser said, "The universe is made of stories, not atoms."


Y cómo cree él que serán los libros del futuro, de una forma a la vez suficientemente creíble y muy sugerente: libros fluidos, que podrán leerse en cualquier superficie porque habrá pantallas por doquier, libros que aún no han encontrado el dispositivo de lectura ideal que permita centrar la atención del lector sin limitar las posibilidades que ofrece lo digital, libros conectados entre sí hasta formar un único libro universal:

You can get a sense of what this might be like by visiting Wikipedia. Think of Wikipedia as one very large book -- a single encyclopedia -- which of course it is. Most of its 27 million pages are crammed with words underlined in blue, indicating those words are hyperlinked to concepts elsewhere in the encyclopedia. Wikipedia is the first networked book. In the goodness of time as all books become fully digital, every one of them will accumulate the equivalent of blue underlined passages as each literary reference is networked within that book and all other books. This deep rich hyperlinking will weave all networked books into one large meta-book, the universal library. Over the next century, scholars and fans, aided by computational algorithms, will knit together the books of the world into a single networked literature. A reader will be able to generate a social graph of an idea, or a timeline of a concept, or a networked map of influence for any notion in the library. We'll come to understand that no work, no idea, stands alone, but that all good, true and beautiful things are networks, ecosystems of intertwingled parts, related entities and similar works.

[...]

At the moment we are in a scramble to find the right container for digital books. Released from their paper shells, books seem to need more than the open vastness of the web. They like the viral compactness of a PDF, but not its rigid appearance. The iPad is sensual and intimate (like the content of books) but currently heavy in the hand. The Kindle has the advantages of focusing attention, which they like. The latter two containers charge for their convenience and interface, which feeds authors. Books can appear on any screen, and will be read anywhere it is possible to read them, but I think they will gravitate toward favorable forms that optimize reading.

In the long run (next 10-20 years) we won't pay for individual books any more than we'll pay for individual songs or movies. All will be streamed in paid subscription services; you'll just "borrow" what you want. That defuses the current anxiety to produce a container for ebooks that can be owned. Ebooks won't be owned. They'll be accessed. The real challenge ahead is finding a display device that will focus the attention a book needs. An invention that encourages you onward to the next paragraph before the next distraction. I guess that this will be a combination of software prompts, highly evolved reader interfaces, and hardware optimized for reading. And books written with these devices in mind.


Kevin Kelly, en What Books Will Become

25 de abril de 2011

Disciplina

Recuerdo las tardes pasadas enteras en la biblioteca de Humanidades de la UAM resolviendo problemas de Física, practicando los ejercicios que caerían en los exámenes.

Recuerdo la sensación de cansancio intelectual al salir de allí hacia el tren de vuelta a Majadahonda, alguna vez, con la satisfacción de haber cumplido con los objetivos que me había marcado en mi preparación.

Recuerdo sobre todo (o quizá imagino, nunca se sabe, o al menos yo nunca sé) la capacidad de concentración que admiraba a B., a la que ignoraba mientras, con los cascos y el jazz para terminar de aislarme, me sumergía en ideas, teorías, fórmulas, que ahora me parecerían absolutamente indescifrables, y muy probablemente aburridísimas.


Pienso en esto ahora que acabo de terminar el librito de la Tusquets, de apenas 140 páginas, y que he leído, pese a todo, a trompicones, a lo largo de varios días.

Y sueño que recupero la disciplina mental de entonces (probablemente imaginada, insisto), y que soy capaz de no dejarme vencer por la tentación de abrir el correo, mirar qué hay de nuevo en Facebook (¿acaso hay de veras algo nuevo alguna vez?), leer las noticias, escribir en el blog.

Sueño que empiezo un libro, uno de entre todos los que se van acumulando inmaculados en mi habitación (pero cubiertos de polvo, eso sí), y que no lo dejo hasta terminarlo. Que pasan las horas y ni siquiera me doy cuenta de que, como ahora, empieza a llover, de que se va el sol, de que he tenido que encender la luz para poder seguir leyendo (nada de iPad ni polladas en mi fantasía.)

Pero ni siquiera he terminado este post y ya estoy mirando el correo, no vaya a ser que alguien esté esperando impaciente que le responda...
"¿Cómo es él?", te pregunté. Y respondiste que era un tipo único, extraordinario, genial, y esto me tranquilizó un poco, por ti, pues los amores suelen ser remediables y fugaces cuando se depositan en un hombre que se califica de extraordinario, único y genial. Pero enseguida olvidaste los tópicos, superaste las banalidades y las frases hechas, pisaste a fondo el acelerador, te lanzaste en picado, y surgieron palabras magníficas y aterradoras.

Resulta que el tipo del que estás perdidamente enamorada camina un poco torcido; no es que sea cojo, no, pero muestra, al andar, un balanceo de lo más gracioso, como a lo Pantera Rosa; y tiene una mirada nebulosa y vaga perdida tras los cristales gordísimos, porque no ve demasiado bien; y, como tampoco oye bien, pues sordea del oído izquierdo, se inclina un poco hacia la derecha cuando le hablas, de modo que se tuerce todavía algo más [...]


Esther Tusquets, en Prefiero ser mujer

24 de abril de 2011

Mientras en la vida de una mujer el primer mandamiento sea (como lo viene siendo desde hace siglos) seducir y agradar, esto la llevará a ser en cierto modo enemiga y rival de las otras mujeres, que pretenden también a su vez, y con igual denuedo, ser atractivas y seductoras. Lo que hay en mí de feminista no se basa ni por asomo en la pretensión de que somos, las mujeres, estupendas y superiores, o en que carece de fundamento todo lo malo que en forma de tópico circula acerca de nosotras. Mi feminismo nace del convencimiento de que se nos deben brindar las mismas oportunidades que a los hombres, entre ellas la posibilidad de ser mejores, que pasa sin remisión por dejar de vernos a nosotras mismas y de proponernos a los otros como objeto, pasa por desterrar del centro de nuestra vida la obligatoriedad perentoria de gustar y complacer a los demás, para poder emprender a partir de ahí otras empresas de las que sí seríamos entonces, y sólo entonces, capaces. Y ello traería consigo –espero– la merma de rivalidad entre mujeres y una disponibilidad mucho mayor para establecer relaciones de amistad (antes de haber sido descalificadas por la edad y la pérdida de belleza en esa carrera de esposas-geishas que se nos propone, y aceptamos, tantas veces, como la única posible), relaciones de amistad con otras mujeres y también con otros hombres, ya que la amistad de una mujer con un varón empieza a ser posible en el punto en el que ella descarta la obligatoriedad de seducirlo y él deja de vivir la ausencia de sexo entre los dos como un falta de hombría.

Esther Tusquets, en Prefiero ser mujer

23 de abril de 2011

Para apartarme, aunque sólo sea temporalmente, de las pantallas, vuelvo a leer Prefiero ser mujer, de Esther Tusquets (releyendo yo, que apenas leo libros...)

Publicado en 2006, el libro es una recopilación de artículos escritos principalmente a finales de los 70 y principios de los 80 que reflexionan sobre la situación de la mujer (en el ambiente "de la clase media y acomodada del mundo desarrollado", que es el mío también) con la inteligencia y la independencia que caracterizan a la autora. Me llama la atención cómo se reconoce perfectamente en ellos su voz, la misma que escuché en persona el otro día en la Fundación Mapfre.

Leo el libro y pienso en mi relación con las mujeres, en lo que las mujeres con las que me he cruzado de distintas maneras a lo largo de los años pensarán de mí. Porque aspiro a esto, eso lo tengo claro como pocas cosas en la vida, y sin embargo sé que muchas veces me he comportado como un niño, y es muy posible que otras aspire a ser tratado como un "dios del Olimpo".

En su momento, cuando lo descubrí, regalé el libro a unas cuantas de mis mujeres (a ningún hombre, que yo recuerde; es curioso). Ahora no sólo está agotado, sino que la editorial RqueR ya no existe.

Y se me ocurre que se podría utilizar esa tecnología que está cambiando el mundo editorial y sobre la que me paso el día leyendo para permitirme seguir regalándolo a mis amigas, ¿que no?

:)
Me siento ante la pantalla con ganas de escribir pero, como tantas veces, con la sensación de que no tengo nada que contar, ni siquiera palabras que robar.

Así que abro una cerveza helada confiando en que el alcohol me ayude a soltarme.

Y me van viniendo cosas disjuntas, sin relación unas con otras.

Por ejemplo, que siento que empiezo a entrar en fase de buscar música nueva. Necesito escuchar algo que me conmueva y por mucho que rebusco en mi baúl digital no encuentro nada que me sirva.

Necesito también ir a un concierto como el de Lucinda en NY, de esos que me sacan de mí, que me permiten pasar un rato fuera de mi kabeza, donde empiezo a estar cansado de pasar tanto tiempo.

Llevo ya un tiempo con una sensación de cansancio de las pantallas, pero sin conseguir despegarme de ellas. Demasiada información, demasiadas cosas de las que guardo referencia con la intención, cada vez menos real, de leerlas "cuando encuentre el momento", que por supuesto no llega nunca.

Pero tengo un trabajo que escribir, y el único método que soy capaz de aplicar es el de la acreción: acumular referencias y referencias, leer todas las que pueda, prácticamente al tun tun, y esperar que de esa pila informe de ideas vaya surgiendo algo que valga mínimamente la pena.

De momento, aún estoy muy lejos de ese estadio, de que en mi kabeza empiece a tomar forma alguna estructura, algún hilo conductor. Y no me gusta.

18 de abril de 2011

Lujo

Después de un buen turrón para amenizar la hora de la siesta, tarde de cañas con C & C: risas y cariño. Vida.

Un lujo :)

15 de abril de 2011

Más Tusquets

El otro día me quedé con ganas de más Tusquets. Para quitarme el mono, creo que lo mejor será volver a los orígenes:

"Acaso entre los chicos jóvenes haya algunos que, a pesar de estar necesitados, claro, de comprensión y de halagos y de apoyo e incluso de mimos, no se muestren dispuestos a conseguirlos a cualquier precio, muchachos que no sientan el menor deseo de comportarse como niños ni como dioses, y acaso haya también algunas chicas que precisen sentirse queridas y necesarias, pero que no se precipiten, para conseguirlo, a jugar a mamás, que no utilicen sistemáticamente la mentira para complacerles y en consecuencia poder manipularles.

Acaso entre algunos de estos jóvenes pueda establecerse una relación de pareja hasta ahora inédita, de igual a igual, relación entre dos individuos limitados y que han de morir, pero que pueden recorrer juntos parte del camino, hacer cosas hermosas, producir realidades útiles, pelear por un mundo un poquito mejor, ser felices a ratos, individuos capaces de dar, recibir, compartir, sentirse libres y solidarios, y tal vez arriesgarse, incluso, al amor adulto."


Esther Tusquets en Prefiero ser mujer

14 de abril de 2011

Vuelven, están volviendo

Amapolas majariegas by grankabeza
Amapolas majariegas, a photo by grankabeza on Flickr.
La foto es de hace casi un año, aún la cosa no ha llegado a tanto, pero las amapolas, las únicas flores que mi atrofiada vista detecta, empiezan a jalonar de su rojo sanguíneo el campo majariego al que ahora mismo me dispongo a salir a correr...

Je.

La señora Tusquets

Ayer, la señora Tusquets no parecía tener ganas de hablar.

Por más que su amiga Ana María Moix le intentaba tirar de la lengua, mencionando situaciones o personas de la Barcelona de los 60 de las que Esther podía habernos contado vivencias y recuerdos, no hubo manera. Parecía ausente, aburrida, como si solo estuviese esperando que el acto terminase.

Aun así, en más de una ocasión asomó a su rostro una sonrisita traviesa al recordar alguna anéctoda graciosa de alguno de los muchos personajes que poblaron esa época en esa ciudad, tan especial para mí, mitómano empedernido.

Me quedé con ganas de más, de mucho más. Pero no salí frustrado.

La frase que resumía la conversación entre estas dos amigas la pronunció Luis Goytisolo, que hizo de presentador, explicando cómo se enfrentó él al ambiente claustrofóbico de la España, la Cataluña, la Barcelona de los últimos años del franquismo en una ciudad por otra parte en plena ebullición cultural y abriéndose al mundo: "Me propuse hacer como si viviese en un país libre." Y al parecer, lo consiguió.

Pero no será por nada de lo anterior por lo que recordaré la tarde de ayer.

Si hoy estoy contento es porque, por primera vez, ayer conseguí vencer la timidez casi patológica que me ha impedido siempre expresar personalmente mi admiración a personas como la señora Tusquets.

Al finalizar la charla, mientras el auditorio se vaciaba y tras compartir alguna reflexión sobre lo que habíamos escuchado (y lo que no) con la persona que estaba sentada a mi lado, escritora y periodista, pero que también dudaba si acercarse al estrado o no, me atreví a pedirle a Esther que me firmase el librito que acababa de comprar y aproveché para agradecerle que trate tan bien nuestro idioma al escribir.

En el autobús de vuelta a casa, caí en un detalle que probablemente irritó a la vieja dama indigna que es la señora Tusquets. Me temo que, al dirigirme a ella, contra mi costumbre y sin darme cuenta, llevado por la emoción y por la familiaridad que uno cree tener con alguien a quien ha leído bastante, cometí uno de los pequeños delitos abominables de los que ella habla en uno de sus últimos libros: la tuteé.

Ups.

12 de abril de 2011

“I prefer the company of younger men. Their stories are shorter.”

(Supuestamente) Dorothy Parker (vía Doc Searls)