26 de diciembre de 2006

Toledo

A menudo, fruto de la no por tópica menos verdadera chulería madrileña, agudizada en mi caso particular por la superioridad natural de todo buen majariego, digo que Toledo no es más que un pueblo grande.

Y creo que no digo mentira.

Pero ya les gustaría a todos los pueblos ser como Toledo...

:P

15 de diciembre de 2006

Fernando

Hay hombres que nunca son viejos. O que les envejece el cuerpo pero no el alma. El alma está en los ojos. Hay hombres que siempre tienen los ojos jóvenes, brillantes. Las mujeres hermosas, dijo Onetti, atraviesan adolescentes los años. Los hombres también. Hay hombres que siempre son modernos, que tienen una forma de mirar que se renueva en cada época. Hay hombres que tienen la rara cualidad de parecer siempre atractivos a las mujeres, hay hombres que siempre te perturban, a los que nunca puedes ver ni como padres, ni como hermanos, ni como abuelos, porque esos hombres no pierden jamás su capacidad de conquista y siempre son hombres, sin más adjetivos. Hay muy pocos hombres de ese tipo, porque lo habitual es que los hombres se vayan amoldando a los años, esos años que van pesando en los hombros, que te hacen más pequeño, como si te empujaran literalmente hacia el hoyo en el que todo el mundo acaba. Hay hombres que siempre nos gustan. Hay hombres de los que es prácticamente imposible no enamorarse un poco, o a lo mejor mucho. Da igual la edad a la que los conozcas. Yo conocí a Fernán-Gómez hace ¿diez años? No recuerdo la fecha, pero sí la noche como si la memoria me la devolviera intacta. La noche en que sentí el magnetismo de la melena blanca de los pelirrojos, de los ojos que miraban como si fueran capaces de salvarte o de hacerte daño, de esa voz que sólo puede ser suya, la voz que asusta o que consuela. No me perturbó por su sabiduría, que la tiene, ni por la admiración que siempre le he tenido, ni por ver en persona al actor por el que sentí adoración. De Fernando, en persona, me perturbó el hombre. La mirada del hombre que sigue llena de deseos. Por eso, cuando ahora leí las palabras melancólicas que envió al Festival de Berlín para agradecer su premio, en las que hablaba de cine, creí intuir una melancolía mucho más íntima, la del hombre siempre joven enfrentado al paso del tiempo, la rebeldía íntima, la rabia. Qué importa el cine, la literatura, la fama, el dinero, la gloria. Ésos son premios de consolación. El único premio que nos merecería la pena es que nos devolvieran la juventud. Esa juventud que aún brilla tozuda en los ojos de Fernando.

Elvira Lindo

Me temo que alguna de mis lectoras habituales, harta ya de la foto del gran 33 de los Celtics, se sentirá defraudada al darse cuenta de que, cuando al fin me animo a añadir un nuevo post, voy y cuelgo este texto que ya leyó hace tiempo ;)

Pero es que ayer fui por fin a ver La silla de Fernando, el documental de Luis Alegre y David Trueba sobre el gran Fernando Fernán-Gómez, y tenía que ponerlo.

Tenía que ponerlo porque yo también creo que existen hombres como los que describe Elvira Lindo (y mujeres como las que menciona Onetti, claro...), y que Fernán-Gómez es uno de ellos. Porque ayer pasé hora y media disfrutando de su inteligencia, de su lucidez, de su sentido del humor, de sus maldades, de su masculinidad.

A sus 85 años, limitado a una sola copa de whisky a la semana "por prescripción facultativa", este pelirrojo inimitable responde a las preguntas de los directores sobre su vida, su profesión, las mujeres, la política, Dios y los curas... Y siempre dice cosas interesantes, a menudo divertidas, a veces incluso desternillantes.

En tres palabras, Fernando es

El puto amo

En un país necesitado de supuestos símbolos de unidad, pocas cosas ayudarían más que la admiración compartida. Y sin embargo, como bien explica Fernando Fernán-Gómez en La silla de Fernando, nuestra pequeña película-conversación con él, la característica común de los españoles no es la envidia, sino el desprecio. Y además, el desprecio a la excelencia. En este país, los listos se tienen que hacer pasar por tontos para sobrevivir o aspirar al aprecio. La sinceridad está penada frente a la hipocresía. Y nadie se atreve a decir lo que piensa, sino que se esmeran en decir lo que los demás quieren oír. A la gente valiosa y descollante se le trata de encontrar un defecto, reducir a una caricatura para hacerlos asequibles. Y no es así, habría que enseñarle a la gente que ante ciertas personas, y Fernando es uno de los elegidos, el complejo de inferioridad está totalmente justificado.

Resulta complicadísimo encontrar una carrera más completa e inabarcable que la de Fernando Fernán-Gómez. Hombre de teatro, actor en películas que componen la historia del cine español, es director de algunas obras maestras, desde El extraño viaje o La vida por delante hasta El viaje a ninguna parte. Es escritor de novelas y de un memorable tomo de memorias, El tiempo amarillo. También de una de las obras fundamentales de nuestro teatro, Las bicicletas son para el verano. Y todo ello siendo sólo un cómico hijo de una cómica.

Escucharle hablar en la relajación de una sobremesa es uno de los espectáculos más reconfortantes y divertidos que uno puede presenciar. Su pensamiento es libre, imprevisible, único, alejado de los lugares comunes o la vanidad. Su sentido del humor es apabullante. Un día, después de una reunión con él, Luis Alegre y yo decidimos filmar su conversación. Creíamos que era tal la calidad y el encanto de su charla que merecía una película. Nos sentíamos tan afortunados por conocerle... Y nos salió una comedia, claro, hora y media de risas y lúcidas observaciones. Algo que no podía quedar reservado sólo para sus amigos e íntimos. Para definir la grandeza de Fernando, hace tiempo que Luis Alegre y yo sólo nos remitimos a la precisa definición de otro amigo, Álex de la Iglesia, cuando sin andarse por las ramas dijo: "Fernando Fernán-Gómez es el puto amo". Pues eso, el puto amo.

David Trueba

5 de diciembre de 2006

Armisticio: Con fecha de hoy retiro de tu vida mis tropas de ocupación. Me desentiendo de todos los invasores en cuerpo y alma. Nos veremos las caras en la tierra de nadie. Allí donde un ángel señala desde lejos invitándonos a entrar: Se alquila paraíso en ruinas.

Juan José Arreola
Woman would be more charming if one could fall into her arms without falling into her hands

(La mujer sería encantadora si uno pudiera caer en sus brazos sin caer en sus manos)

Ambrose Bierce

29 de noviembre de 2006

Imagina que el cielo no existe

(Éste es un texto de hace unos años, escrito por Salman Rushdie para un libro que reúne textos de varios autores dirigidos al "ciudadano seis mil millones", a la persona que hacía que la población en el planeta alcanzase esa desorbitante cifra. Varias veces he pensado en colocarlo aquí, a pesar de su longitud, y hoy, aprovechando la ocasión del chiste viñeta de El Roto, por fin me he decidido)

Querida personita seis mil millones,

Como miembro más reciente de una especie que destaca por su curiosidad, es probable que no pase mucho tiempo antes de que empieces a formular las dos preguntas de los sesenta y cuatro mil dólares con las que los demás 5.999.999.999 de nosotros llevamos algún tiempo peleándonos:

¿Cómo llegamos aquí?

Y, ahora que estamos aquí, ¿cómo viviremos?

Por extraño que parezca, por si seis mil millones no fuéramos bastantes, con casi toda seguridad te sugerirán que la respuesta a la pregunta de nuestro origen exige que creas en la existencia de un Ser distinto, invisible, inefable, que se encuentra «en algún lugar allá arriba»; un creador omnipotente a quien nosotros, pobres seres limitados, somos incapaces de percibir, y mucho menos comprender. Es decir, te animarán encarecidamente a imaginar un cielo, habitado por un dios, como mínimo.

Este dios del cielo, según se dice, creó el universo revolviendo su materia en una olla gigante. O bien bailó. O bien vomitó la Creación de su propio interior. O bien se limitó a decir que se hiciera y hete aquí que se hizo. En algunas de las historias más interesantes de la creación, ese único poderoso Dios del cielo se subdivide en muchas fuerzas menos importantes, divinidades menores, avatares, «antepasados» metamórficos gigantescos cuyas aventuras crean el paisaje, o los panteones crueles, entrometidos, licenciosos y caprichosos de los grandes politeísmos, cuyos actos alocados te convencerán de ,que el motor real de la creación fue el deseo: de poder infinito, de cuerpos humanos demasiado quebradizos, de aureolas de gloria. Pero es de justicia añadir que también hay historias que transmiten el mensaje de que el principal impulso creador fue, y es, el amor.

Muchas de estas historias te parecerán muy bellas y, por lo tanto, seductoras. Por desgracia, sin embargo, no tendrás que reaccionar de modo puramente literario a ellas. Sólo las historias de las religiones «muertas» pueden valorarse por su belleza. Las religiones vivas son mucho más exigentes. Así que te dirán que la creencia en «tus» historias, y la observancia de los rituales de culto que han surgido a su alrededor, deben convertirse en una parte fundamental de tu vida en este concurrido mundo. Las llamarán el corazón de tu cultura, incluso de tu identidad individual.

Es posible que en algún momento te parezcan ineludibles, no en la forma en que la verdad lo es, sino más bien como una cárcel de la que uno no puede evadirse. Puede que en algún momento dejen de parecerte textos que los seres humanos han empleado para resolver un gran misterio, y en cambio te parezcan pretextos para que otros seres humanos, ungidos como es debido, te den órdenes. Y es cierto que la historia humana abunda en la opresión pública que ejercen los aurigas de los dioses. Según la gente religiosa, sin embargo, el consuelo particular que la religión proporciona compensa con creces el mal que se inflige en su nombre.

A medida que los conocimientos humanos han ido aumentando, también se ha vuelto evidente que todas las historias religiosas sobre cómo hemos llegado aquí son, sencillamente, falsas. Eso es, finalmente, lo que todas las religiones tienen en común. No lo entendieron bien. No hubo ni revolvimiento celestial, ni danza del Creador, ni vómito de galaxias, ni antepasados serpientes o canguros, ni Valhalla, ni Olimpo, ni seis días de creación seguidos de uno de descanso. Falso, falso, falso.

Sin embargo, hay un punto que resulta de lo más extraño. La falsedad de los relatos sagrados no ha disminuido en lo más mínimo el fervor de los devotos. Más bien, la sandez total y desfasada de la religión lleva a sus adeptos a insistir con mayor estridencia aún en la importancia de la fe ciega.

Por cierto, como consecuencia de esta fe, en muchas partes del mundo ha resultado imposible impedir que la cantidad de miembros de la raza humana aumente de modo alarmante. La culpa de esta superpoblación, por lo menos en algunas zonas del planeta, la tienen los malos consejos de los guías espirituales. En tu propia vida, es muy posible que asistas a la llegada del ciudadano nueve mil millones del mundo. Si eres indio (y tienes una entre seis probabilidades de serlo) estarás vivo cuando, gracias al fracaso de los planes de planificación familiar, en esa tierra pobre y temerosa de Dios, la población supere la de China. (Si bien muchas personas nacen como consecuencia, en parte, de las restricciones religiosas al control de la natalidad, también muchos seres humanos mueren a causa de la cultura religiosa que, al negarse a enfrentarse a los hechos de la sexualidad humana, también impide que se combata la propagación de las enfermedades de transmisión sexual.)

Hay quienes te dirán que los grandes conflictos serán otra vez enfrentamientos religiosos, yihads y cruzadas, como lo fueron en la Edad Media. Yo no lo creo, al menos en la forma a que ellos se refieren. Mira el mundo musulmán, o mejor dicho, el mundo islamista, por usar la palabra acuñada para describir el actual «brazo político» del Islam. Las divisiones entre sus grandes poderes (Afganistán contra Irán contra Irak contra Arabia Saudí contra Siria contra Egipto) es lo que impacta con más fuerza. Apenas hay nada que se parezca a un objetivo común. Incluso después de que la no islámica OTAN combatiera una guerra a favor de los albanokosovares musulmanes, el mundo musulmán se demoró en aportar la tan necesitada ayuda humanitaria.

Las verdaderas guerras religiosas son las luchas que las religiones libran contra los ciudadanos corrientes de su «ámbito de influencia». Son guerras de los piadosos contra los muy indefensos; fundamentalistas americanos contra médicos a favor de la legalización del aborto, ulemas iraníes contra la minoría judía de su país, fundamentalistas hindúes de Bombay contra los cada vez más atemorizados musulmanes de esa ciudad.

Los vencedores de este enfrentamiento no deben ser los de miras estrechas que van al combate, como siempre, con Dios de su parte. Elegir la falta de fe es optar por el pensamiento por encima del dogma, confiar en nuestra humanidad en lugar de en todas esas divinidades peligrosas. Así pues, ¿cómo llegamos del nuevo siglo hasta este punto? No busques la respuesta en los libros de cuentos. Los imperfectos conocimientos humanos pueden ser como una carretera llena de baches, pero son la única vía hacia la sabiduría que merece la pena conocer. Virgilio, que creía que el apicultor Aristeo podía generar espontáneamente nuevas abejas a partir del cadáver putrefacto de una vaca, estaba más cerca de la verdad sobre el origen que todos los libros antiguos venerados. Las sabidurías antiguas son las tonterías modernas. Vive en tu propio tiempo, usa lo que sabemos y, cuando crezcas, puede que por fin la especie humana crezca contigo y deje de lado las cosas infantiles. Como dice la canción, it's easy if you try («es fácil si lo intentas»). En cuanto a moralidad, la segunda gran pregunta (¿cómo vivir?, ¿qué está bien y qué está mal?) se reduce a tu disposición a pensar por ti mismo. Sólo tú puedes decidir si quieres que los sacerdotes te dicten las leyes, y aceptar que el bien y el mal son algo externo a nosotros mismos. A mi entender, la religión, incluso en su forma más sofisticada, infantiliza esencialmente nuestro yo ético al establecer unos árbitros morales infalibles y unos tentadores inmorales irredimibles por encima de nosotros; los padres eternos, buenos y malos, brillantes y oscuros, del reino sobrenatural.

¿Cómo va a haber entonces elecciones éticas sin un reglamento o juez divino? ¿Es la falta de fe el primer paso en el largo declive hacia la muerte cerebral del relativismo cultural, de modo que muchas cuestiones insoportables (la ablación de clítoris, por mencionar sólo una) pueden excusarse por motivos culturales, y la universalidad de los derechos humanos puede asimismo ignorarse? (Esta última muestra de desmoronamiento moral encuentra seguidores en algunos de los regímenes más autoritarios del mundo y también, de modo desalentador, en los artículos de opinión del Daily Telegraph.)

Pues no, no lo es, pero las razones que llevan a tal conclusión no son claras. Sólo la ideología de línea dura es clara. La libertad, que es la palabra que yo uso para la posición ética-secular, es inevitablemente más confusa. Sí, la libertad es ese espacio donde puede reinar la contradicción, es un debate infinito. No es en sí la respuesta a la pregunta sobre la moral, sino la conversación sobre esa pregunta.

Y es mucho más que el mero relativismo, porque no es meramente una tertulia infinita, sino un lugar donde se elige, donde se definen y se defienden valores. La libertad intelectual, en la historia europea, ha significado sobre todo la libertad respecto a las limitaciones de la Iglesia, no del Estado. Ésa es la batalla que libraba Voltaire, y es también lo que los seis mil millones podríamos hacer por nosotros mismos, la revolución en que cada uno de nosotros tendría su pequeña seis mil millonésima parte; de una vez por todas podríamos negarnos a dejar que los sacerdotes y las ficciones, en cuyo nombre afirman hablar, sean los policías de nuestras libertades y nuestra conducta. De una vez por todas podríamos devolver las historias a los libros, devolver los libros a los estantes e interpretar el mundo sin dogmas ni complicaciones.

Imagina que el cielo no existe, mi querido seis mil millones, y de inmediato verás el cielo abierto.

Salman Rushdie

27 de noviembre de 2006

Clara

Hoy hace seis años que mi hermana se suicidó.

Como escribí hace un año, todos en la familia llevamos esta fecha grabada a fuego en el alma. El 27 de noviembre siempre será para mí un día triste, feo.

Ya no siento el dolor agudo de los primeros tiempos, eso es verdad, pero llevo todo el día al borde de las lágrimas.

Empiezo a aceptar que nunca me acabaré de acostumbrar a su ausencia. Aprenderé, he aprendido, a vivir sin ella, pero a base de no darle muchas vueltas al hecho de que nunca (sólo aquí tiene realmente sentido la palabra nunca) la volveré a ver, ni a abrazar, de que sólo podré escuchar su voz en mis sueños, su voz que a veces no estoy seguro de recordar aún.

Intento ser optimista y apreciar lo que he aprendido de esta convivencia cotidiana con la pérdida, con el vacío que deja en la vida la desaparición de una persona, quizá la única persona, que se supone (qué fácil se dan por supuestas ciertas cosas) que iba a acompañarme toda la vida. Los padres han de morir, es ley de vida (puta vida), antes que los hijos; los amigos, como mi querido idiota de J, pueden separarse, enfadarse, irse; los amantes se van sucediendo, nos matan, nos reviven. Pero los hermanos, así me gusta verlo, deberían estar ahí siempre.

Hace unos años, mi padre me dijo algo así como: "Ahora tú eres hijo único". Yo le contesté que no era verdad, que soy quien soy, soy como soy, en gran parte, porque crecí junto a esa persona excepcional que fue mi hermana.

Y ahora también soy como soy, en gran parte, porque Clara ya no está aquí.

20 de noviembre de 2006

Drifting

Me sobrecoge la inmensidad del océano internáutico, me pierdo en los inabarcables mares de la información, en cuanto me descuido pierdo toda referencia y quedo a la deriva, a merced de corrientes que no llego a entender, que no dependen sólo de mi curiosidad o mi estado de ánimo, sino también de cosas tan prosaicas como el diseño de las páginas o los algoritmos de búsqueda de Google.

De vez en cuando, si tengo suerte, alcanzo algún pequeño islote donde poner pie en tierra.

Lugares como este mío, donde otra persona escribe sus propios desvaríos, y los de los demás, que también tienen lo suyo...
El Roto llega a la Argentina.

16 de noviembre de 2006

My brown eyed girl

Hey where did we go,
Days when the rains came
Down in the hollow,
Playin' a new game,
Laughing and a running hey, hey
Skipping and a jumping
In the misty morning fog with
Our hearts a thumpin' and you
My brown eyed girl,
You my brown eyed girl.

Whatever happened
To Tuesday and so slow
Going down the old mine
With a transistor radio
Standing in the sunlight laughing,
Hiding behind a rainbow's wall,
Slipping and sliding
All along the water fall, with you
My brown eyed girl,
You my brown eyed girl.

Do you remember when we used to sing,
Sha la la la la la la la la la la te da

So hard to find my way,
Now that I'm all on my own.
I saw you just the other day,
My how you have grown,
Cast my memory back there, Lord
Sometime I'm overcome thinking 'bout
Making love in the green grass
Behind the stadium with you
My brown eyed girl
You my brown eyed girl

Do you remember when we used to sing
Sha la la la la la la la la la la te da.

Van Morrison


It isn't by far one of my favorite Van's songs, and I've read he doesn't care much for it either, but I've just heard it, for the millionth time, on the radio and for some reason :) it has struck me like never before...

14 de noviembre de 2006

Menos mal que no tenía cosas que escribir...

:P

Y más aún

La gran decisión no es entre Euskadi y España, sino entre ser vasco y español o ser vasco sin España. O ser español sin Euskadi. ¿Nos lo hemos planteado en serio? ¿Reforzar la identidad vasca requiere renunciar a la realidad en sus aspectos cotidianos, prácticos? La experiencia de la convivencia y la tolerancia plural, ¿no ofrece acaso mayores posibilidades de crecer como seres humanos si la asumimos como una riqueza, en vez de como un fastidio transitorio? Ni la asimilación ideológica, ni la separación legal serían positivas en el plano práctico o moral, pues fracturarían sin remedio la sociedad vasca y traerían graves consecuencias en lo económico y en lo humano para todos.

Maite Pagazaurtundua, "Los Pagaza. Historia de una familia vasca"

Más

Una amplia parte de la sociedad vasca tiene conciencia de comunidad, y sería capaz de resaltar espontáneamente nuestras diferencias lingüísticas y las especificidades culturales respecto a otras comunidades. Pero el fondo de narcisismo que permea el sentido de la identidad de algunos nos empuja a otros a replegarnos y ocultar nuestro propio orgullo acerca de nuestra rica identidad cultural y social.

En este intento de clarificación, con toda humildad aportaría algunas proposiciones provisionales:

a) Los vascos no estamos invadidos.

b) La lengua vasca vive un momento de desarrollo integral inusitado en su larga historia, pero requiere todavía una política de promoción pública desde los mínimos comunes denominadores de todas las formaciones políticas, y necesita el apego activo -el simbólico ya lo tiene- de los ciudadanos vascos. El mundo del euskera debería sacudirse además la manía persecutoria y trabajar por una cultura laica de la promoción lingüística.

c) El proyecto de secesión de las provincias vascas y la edificación de Euskal Herria como Estado nación no se sostiene en la realidad electoral persistente de Navarra, del País Vasco francés, o difícilmente en la realidad alavesa.

d) El proyecto de secesión podría activar asismismo un proceso de secesión de Álava con respecto a Euskadi, o procesos de descomposición microprovinciales de alianza a favor o en contra de la separación, invocando el mismo derecho de autodeterminación entendido como democracia directa y proceso constituyente soberano.

e) El tipo sociológico mayoritario del nacionalista vasco es etnocentrista pero no independentista.

f) No es realista considerar que tras un eventual proceso de secesión de la actual Comunidad Autónoma Vasca, las relaciones económicas, comerciales y sociales con España y los españoles permanecerían iguales.

g) El proyecto nacionalista independentista que conocemos al día de hoy no puede ser bueno para la sociedad si necesita implícita o explícitamente del engaño para intentar tener una posibilidad de triunfa.

h) El nacionalismo que gobierna apuesta de forma creciente por mantener la tensión como elemento estructural, dejando en vilo a la sociedad vasca y actuando con golpes de efecto continuos sobre el escenario político vasco y español. Ésta es una buena táctica para evitar ser interpelado sobre los desfases ideológicos de fondo que señalan diversos estudiosos y sociólogos no sospechosos de ser constitucionalistas.

i) El nacionalismo vasco, colectivamente considerado, no acepta en el campo electoral que los no nacionalistas somos sus iguales. Los etarras y su entorno nos llaman colonos o traidores. El resto ha acuñado durante años la consideración política de que somos "de fuera". El nacionalismo vasco no acepta la pluralidad ideológica vasca como algo positivo y, en el verano de 1998, PNV y EA dieron la razón a ETA en que PP y PSOE somos "enemigos de la costrucción de Euskal Herria". Los no nacionalistas nos sentimos heridos moralmente por ello y golpeados políticamente en lo más profundo.

j) Es útil políticamente tener claro cuánto afecta la realidad extendida del miedo y de la amenaza en Euskadi a los que en la actualidad no están perseguidos. No es menor el efecto disuasorio que ejerce esta amenaza real sobre este colectivo. Conocer y reconocer las expresiones del miedo y la autocensura, ser conscientes de que se pueden controlar, originaría la espiral contraria, la de superar la amenaza totalitaria. Podría llegar a significar una oportunidad de fortalecimiento como sociedad y de generación de una sólida complicidad social para el futuro.

k) Resultaría útil más calma y menos improvisación en las opiniones vertidas desde fuera del País Vasco sobre la política vasca y especialmente sobre los líderes del nacionalismo vasco. De lo contrario, se obliga a los ciudadanos vascos a elegir, y éstos se cohesionarán en torno a los irresponsables más cercanos.

l) Las propuestas unilaterales y con rasgos populistas desde el campo nacionalista vasco pueden llegar a generar el nicho político para una alternativa idéntica desde el campo español, pidiendo la secesión con respecto al País Vasco, y consultas de autodeterminación, hartos de nosotros, los vascos. Coyunturalmente podría traer un nuevo factor de distorsión social.

Maite Pagazaurtundua, "Los Pagaza. Historia de una familia vasca"

Más Pagaza

La apuesta paulatina, compleja, pero inequívoca por una Europa política no deja margen real para la apuesta por la secesión del País Vasco, desgajado de la actual España de las autonomías. El principio de realidad supone la gran baza del Estado y del constitucionalismo político. Pero encarna el peligro de que nos durmamos en tal certeza mientras la convivencia se deshace en nuestros dedos.

Como señala Ander Gurrutxaga en Transformaciones del nacionalismo vasco, las encuestas y estudios sociológicos indican que "el ciudadano típico de la minoría nacional en un Estado democrático moderno desea la etnocracia pero no la independencia". Esto no significa que no haya gente a favor de la secesión o partidaria de cambios importantes en el sistema político que lleven a una mayor autonomía política. Ésta es a su vez una de las bazas y una de las debilidades del nacionalismo político, que le lleva a jugar a las apariencias. Al mus. Y el mus es el juego del engaño.

El sociólogo Ander Gurrutxaga advierte para nuestra sociedad -como el propio Stéphane Dion lo hace a su vez para la sociedad quebequesa- que cuando a individuos que comparten grados de lealtad respecto a su identidad se les plantean conflictos irresolubles entre la lealtad al Estado y a la "nación", la lealtad a la nación suele ganar la competencia. Ésta es otra de las principales bazas que utiliza cada día el nacionalismo político en la contienda electoral. Es la que les ha asegurado hasta ahora el poder.

Maite Pagazaurtundua, "Los Pagaza. Historia de una familia vasca"

La apuesta por la franqueza

Después del libro de Maite Pagazaurtundua, que me ha tocado en lo más íntimo y a la vez me ha iluminado en lo político, en lo público, empiezo otro que ella recomienda y en el que se inspira para escribir unas consideraciones sobre el futuro de su tierra que espero copiar aquí un día de éstos.

El libro en cuestión se titula, en el francés original, Le pari de la franchise (La apuesta por la franqueza), aunque se ha traducido al castellano como La política de la claridad, que como título me gusta mucho menos aunque probablemente sea más preciso.

Lo escribe Stéphane Dion, a la sazón Ministro de Asuntos Intergubernamentales de Canadá, encargado de la relación entre el gobierno federal y los de las diferentes provincias que conforman el país y recoge una serie de conferencias y cartas abiertas en las que Dion, quebequés y francófono, expone su punto de vista sobre la unidad canadiense y sus esfuerzos para, desde el gobierno canadiense, hacer frente a la ofensiva soberanista, liderada por el Parti Québécois, en su tierra natal, Quebec, la única provincia de mayoría francófona en un país de habla mayoritariamente inglesa.

Apenas lo he comenzado a leer y espero no desistir, como hago con cuatro de cada cinco libros que empiezo.

Seguiré informando.

Infiltrados

Sigo con pocas ganas de escribir aquí. Se me fueron de repente (o poco a poco, ya no recuerdo) y me cuesta mucho encontrar algo que me parezca mínimamente relevante para hacer el (mínimo) esfuerzo de ponerlo aquí.

Pero bueno, el caso es que el sábado fui a ver Infiltrados, la última película de Scorsese, que tiene la rara característica de encabezar simultáneamente la lista de pelis preferidas por la crítica y la de más taquilleras en España.

Había leído y oído tantas loas a esta "obra maestra" que, como era de esperar, me decepcionó. O, mejor dicho, ni siquiera me decepcionó, me dejó frío.

Es verdad que es entretenida, que las dos o horas y media que dura se te pasan volando, pero poco más. Me interesa poco la historia, no me creo del todo a ninguno de los actores, no me emociona.

Y para rematar, sale mi querido President Bartlet como jefe de policía y yo no puedo evitar verlo haciendo sus coñas de sabelotodo en el Despacho Oval.

10 de noviembre de 2006

Sólo admiras a los viejos, sólo el arte
de los muertos mueve tu pena
Lo siento mucho, mi viejo, pero no vale
la pena morir para agradarte

Marcel, siglo I, d.C.

8 de noviembre de 2006

Los Pagaza

De pie, delante de un puerta de tantas del aeropuerto de Barajas, ante unos taxistas y sus vehículos recibí una llamada de una persona que vive fuera del País Vasco. Le pregunté inmediatamente: "¿Por qué me llamas?". Abrumado, muy tenso me indicó: "¿No lo sabes?". Y yo: "Ahora sí". Terminé casi de inmediato la conversación y me acuclillé ante la puerta de aeropuerto mientras se me escapaba un alarido y el llanto. Indiqué a un taxista de los que me miraron asustados que me llevara de vuelta al hotel.

Atravesaba el pasillo de acceso a mi habitación cuando vi a una mujer que limpiaba las habitaciones. "Han matado a mi hermano" debí de decir y me aferré a como una naúfraga a la mujer desconocida. Abandonada en su regazo pude sentir que se abría por dentro para arroparme sin dudar, para sacar a flote con la fuerza del cariño a la mujer que se quebraba, que se hundía, sin fuerzas, sin esperanza entonces, casi sin remedio. Sin preguntas, con una entrega esencial, hay seres humanos capaces de darse para impedir el abismo interior de otra persona. Sentir el calor de otra persona no es una metáfora porque noté de forma absolutamente física la tibieza de madre de la piel de aquella mujer desconocida. Siguiendo el instinto humano, aquella sabia piel me sacó a flote. En la habitación, la mujer me recuperó de lo oscuro y después vinieron las tilas, las primeras llamadas a los seres queridos, el miedo a perder a aquellos que amo y la solidaridad espontánea entre sus compañeras que organizarían una tarde de rezos por la recuperación de Joxeba cuando acabaran el turno de trabajo. Ahora puedo imaginar la fuerza de su fe aquella tarde y la desolación por Joxeba, al que habían hecho suyo sin conocerlo cuando supieron que había muerto.

Maite Pagazaurtundua, "Los Pagaza. Historia de una familia vasca"

5 de noviembre de 2006

Rain keeps on falling

Ya casi no recordaba la sensación de levantarme en mi cama de Majadahonda a un día gris y lluvioso.

Siempre he asociado estos días a un tipo de música muy particular. Por eso, aún en pijama, he salido de la cama para meter en la cadena este disco de Liam O'Flynn.

Y he vuelto a tierras del norte donde nunca estuve,
a tiempos que no he vivido.

31 de octubre de 2006

Calling Earth

Hay alguna gentecilla que me recuerda, no sin razón, que tengo esto casi abandonado, así que desciendo del planeta Amor para dejar unas pocas palabras.

Han pasado unas cuantas cosas desde que llovía en Toledo (¿lloverá aún por allí? Aquí en Barna llevamos unos días de temperaturas casi estivales, aunque creo que hoy no ha sido tan así. Son las 7 de la tarde y aún no he salido de casa... :P). Además de las muchas cosas íntimas de las que no daré cuenta aquí, se me ocurren al menos un par de eventos reseñables:

El pasado día 19 tuve un día realmente completito. Para empezar, porque duró 20 horas sin dormir, lo cual quien me conoce sabrá que es realmente poco habitual...

Primero, lectura de tesis de D en mi querida UAM. "Espectacular" es la palabra que me viene a la mente, aunque pueda sonar exagerada para un turrón de tres cuartos de hora titulado "Nanoestructuras Autoensambladas mediante epitaxia de haces moleculares de InAs sobre substratos de GaAs(001): De los puntos cuánticos a los anillos cuánticos". Pero me impresionó mucho la soltura de D tanto en la exposición como en su respuesta a las preguntas del tribunal.

Después, piscolabis con los asistentes a la lectura, entre los que se contaban mis padres, tan flipados como yo o más ante el espectáculo académico al que asistimos. Durante el aperitivo, interesantísima charla con un antiguo profe, qué tiempos aquéllos...

Por la noche, ya con L, claro, primera experiencia en directo con el Boss. En la plaza de las Ventas, al aire libre en un día tormentoso en Madrid. El ruedo, por supuesto, embarrado, y nosotros, sin embargo, tan contentos. Aunque no fue, por lo que ella me dijo y yo ya suponía, un concierto típico de Springsteen, pues ni siquiera fue rock lo que nos ofreció sino algo como folk eléctrico en big band, no tocó prácticamente ninguno de sus éxitos y cuando lo hizo fue en versiones casi irreconocibles. Aun así, fue toda una experiencia, una descarga de energía pura, de alegría, de ganas de mover la conciencia y el cuerpo. Aunque, según L, que de esto (como de tantas otras cosas ;) sabe mucho, el público madrileño no fue precisamente caluroso, nada que ver con los barceloneses (quién lo iba a decir... :P).

Y, para rematar el día (la noche, ya), viaje nocturno a Bercianos, con Lúa en el maletero. Ay.

El otro acontecimiento memorable, para este cultureta enfermo de música y poesía que os escribe, tuvo lugar aquí en Barna el pasado viernes día 27: proyección del documental I'm your man, dedicado a uno de los dioses mayores de mi poblado Olimpo. Estructurado alrededor de un concierto de homenaje que sus discípulos y admiradores (Antony, Rufus y Martha Wainwright, Nick Cave, Beth Orton, Jarvis Cocker...) le tributaron hace un par de años, me permitió ver al pequeño gran judío y, sobre todo, escuchar su voz, su magnética golden voice. Puf.

Con esto se despide de ustedes hasta la próxima ocasión el reportero menos dicharachero de Barrio Sésamo.

17 de octubre de 2006

¡Llueve en Toledo!

Llueve y el cielo y la tierra se mojan entre sí,
se atragantan las alcantarillas
Llueve, llueve y en todos los balcones de Madrid (y de Toledo...)
se está mojando la ropa tendida.

(Si llueve la gente se pone a cubierto)
(Si llueve el pasto se pone contento)
Llueve y parece que mañana va a seguir así.
Lo asegura Meteorología.
Llueve, llueve y en todos los rincones del país
la tierra está agradecida.

(Si llueve la gente se pone a cubierto
y el pasto se pone contento)

Llueve sobre el río,
llueve sobre el mar.
Lueve y no parece
que vaya a parar.

Llueve y el cielo y la tierra se tocan entre sí.
Se escucha el rugir del aguacero.
Llueve, llueve y en todos los rincones del jardín
se alborotó el hormiguero.

(Si llueve la gente se pone a cubierto)
(Si llueve el pasto se pone contento)

Llueve y parece que mañana va a seguir así,
cuando ya ganaba la sequía.
Llueve, llueve y en todos los rincones del país
la tierra está humedecida.

(Si llueve la gente se pone a cubierto
y el pasto se pone contento)

Llueve sobre el río,
llueve sobre el mar.
Lueve y no parece
que vaya a parar.


Jorge Drexler

6 de octubre de 2006

"Mi madre Benito"

I don't know the reason, but I just wasn't in the right mood for Ben Harper.

In the last days I had been listening to his most recent album, Both sides of the gun, and I din't quite like it, especially the first of the two discs, felt it was too plain and monotone.

I hoped he wouldn't play many songs from this one and focus on his classics...

...and so he did (he started off with a strong rendition of Faded, which set the tone of the concert, played also Ground on down, Burn one down, Forgiven, Please bleed), which he combined with the most powerful new tunes (the title track, Black rain or Please don't talk about murder while I'm eating).

For his encore, he kept two of his most beautiful, and sad, ballads: Another lonely day and Walk away, and he closed the show with a compelling performance of Better way, yet another of his new songs, full lights on and the whole crowd standing, clapping and dancing.

So I found out a couple of things: his new album wasn't as bad as I thought, I wasn't in such a bad mood for the concert after all (or, to say better, Ben made me change it and took me for a great musical ride...).

Though I think Harper is a great musician, singer and composer, there's something about his attitude I don't like: he takes himself too seriously, he thinks he has a mission, there's something messianic about the way he acts.

There was a funny moment yesterday, though: at one time he tried to please the Madrilenian crowd by saying, in something that was supposed to be Spanish: "Mi madre Benito". We guessed he was trying to tell us "Madrid es muy bonito" (Madrid is beautiful) but the actual meaning of what he told us is "My mother Benedict"...

:)

5 de octubre de 2006

Sorpresas te la vida, o al menos Google Analytics...

El otro día, Dani Zorti me comentó algo sobre Google Analytics, un servicio que proporciona estadísticas de visitas a una página web, enfocado sobre todo a sacarle un rendimiento comercial.

Por curiosidad, lo incorporé el lunes a este blog, y la cosa empieza a dar sus frutos: me entero, por ejemplo, de que varias de las visitas vienen a través del blog de un "grupo vocal polifónico femenino de Venezuela" (¿?).

También da información, como el mapita que instalé tiempo atrás, sobre el origen geográfico de las visitas: las hay desde Fuente El Fresno, provincia de Ciudad Real (como me informa rápidamente mi compañero Antonio, ciudarrealeño él), desde Madrid y Barcelona ;), Cornellá, y también desde "Ministerio", que por el lugar donde aparece en el mapa, parece estar en Madrid (¿Manuela?). Incluso desde Segrate, en Italia :O

¿Será real, o Google se lía y me cuenta milongas?

En todo caso, moooola...

2 de octubre de 2006

¡estoy fatal!

Aunque pone en mi perfil que una de mis músicas preferidas es el jazz, lo cierto es que hace mucho tiempo que no lo escucho con regularidad.

Sin embargo, cuando empecé a bajarme música de internet, todo lo que quería era jazz y más jazz: de Louis Armstrong y Duke Ellington a Miles Davis y John Coltrane, pasando por Chet Baker, Art Pepper, Charlie Haden, Thelonious Monk o Charlie Mingus, y por supuesto las grandes divas: la sublime Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Dinah Washington, y tantas otras.

Ahora escucho El Ambigú, que hoy está dedicado a música del sello Impulse!, uno de los referentes del jazz de todos los tiempos. La cosa no va mal, musiquilla de la güena, hasta que Diego pincha A love supreme y casi se me saltan las lágrimas de emoción (¡estoy fatal!).

Me vienen a la memoria mis pocos meses de Erasmus en París, cuando empezamos a comprar discos de jazz para la fonoteca del Colegio de España. Lo cierto es que esta maravilla de Coltrane no estaba entre ellos, pero sí recuerdo escuchar un recopilatorio del maestro del saxo con Jordi, que trataba de enseñarme cómo identificar los ocho compases característicos del blues...

Como diría mi padre: ¡Qué tiempos aquéllos, que puede que no vuelvan!

:-P

28 de septiembre de 2006

Palabras

...y uno no recuerda hasta qué punto nació para eso
ni todo el amor al que puede tener acceso...

Jorge Drexler, Transoceánica


Aparentes paradojas, que quizá no lo son tanto: un letraherido como yo (qué bien suena en catalán, lletraferit, con un aire a castellano antiguo) experimentando los límites de la palabra, llegando a rincones, más bien territorios enteros, donde no es posible articular los pensamientos en frases, donde sólo se puede sentir.

Hace casi seis años, cuando mi hermana murió, llegué de forma desgarradora a una de las fronteras del país de la palabra, esa que da con la tierra del dolor más íntimo, el que parece imposible comunicar a los otros.

De entonces recuerdo vívidamente una sensación que, afortunadamente, no he vuelto a experimentar: me encontré completamente solo en el mundo, que no era más que un inacabable paisaje totalmente desolado, yermo, vacío.

Aprendí entonces que, en realidad, lo que no se puede transmitir hablando puede hacerse llegar a los demás a través de la mirada, de un abrazo, o simplemente al darles la mano.

Después de unos años transitando sin sobresaltos por la tierra de la palabra, llegué hace unos días, ahora feliz y despreocupadamente, a otra de sus fronteras con el territorio de lo inefable.

Pero esta vez tuve claro desde el principio que no era como antes: aunque no podía hablarlo, me bastaba con sentirlo, y además sabía ya (algo, poco, se aprende con los años...) que, en esos parajes silenciosos, había otras formas de comunicar las intensas sensaciones que estaba experimentando.

Y a eso me dediqué, a sentir y a comunicar lo que sentía sin emitir palabra (no digo sonido, pues gruñidos, gemidos, suspiros sí escaparon de mi boca...).

Y ahora, sin otra alternativa que la locura (no se puede vivir en una nube, ¿o sí?), advierto con sorpresa el esfuerzo que me está costando (¡a mí!) volver a entrar en mi reino preferido...

20 de septiembre de 2006

...y un poquito más

Quienquiera que seas

Madrid, 31-01-2006

No hay nada tuyo que no quiera ver yo.
No tengo tan claro
que te conozca.

Intuyo, apenas, algo acerca de ti
y todo lo demás
está en la sombra

Te miro y pienso,
te miro y me digo:
“quienquiera que seas,
¿de dónde has salido?”

Lo quiero todo, y tengo muy claro que no
te voy a entender
más que en parte.

Me importa mucho más
verte vibrar, así,
que descifrarte

Te veo y quiero
que tú me veas
quienquiera que seas
quienquiera que seas.

Tan poco tuyo que ahora soy yo
y nunca fui
tan de nadie...

Jorge Drexler

Mucho Drexler

Ayer no pude contenerme y subí a Madrid a comprar el nuevo disco de Drexler, del que hablé el otro día, y el nuevo dvd de Calamaro, con el que tuve un subidón casi místico al oírlo en El Ambigú el viernes pasado mientras conducía hacia Bercianos.

Quería escuchar por primera vez 12 segundos de oscuridad en casa, tranquilamente, concentrándome en las letras y la música, como no hago casi nunca. Pero no encontré el momento ayer, y aquí estoy en el curro, en la parra, escuchándolo, copiando las letras, escribiendo lo que se me viene a la cabeza.

Como ya conté el otro día, el disco refleja un momento de crisis en su vida personal: la ruptura de su matrimonio y la aparición de un nuevo amor.

El libreto, precioso, detalla la fecha y el lugar de composición de cada una de las canciones. Y descubro una curiosidad irrelevante pero que me ha hecho gracia: resulta que una de las que, de momento, más me han gustado, Inoportuna, la compuso volviendo de un concierto al que yo, si hubiese estado algo más volado de lo que estoy, tendría que haber ido a verle: en julio del año pasado tocaba un domingo en Alcalá la Real, provincia de Jaén, en el festival Etnosur, junto a Javier Ruibal!

Estuve a punto de ir, pensé dormir luego en Salobreña (que está a hora y media de allí), pero no encontré con quién hacerlo y, tonto de mí, no me decidí a ir solo y me quedé con las ganas...:P

Inoportuna
En viaje Jaén-Madrid 18/7/05
Quien no lo sepa ya
lo aprenderá de prisa:
la vida no para,
no espera, no avisa.
Tantos planes, tantos planes
vueltos espuma
tú, por ejemplo,
tan a tiempo
y tan
inoportuna.

Eran más bien los días
de arriar las velas.
Toda señal a mi alrededor
decía: cautela.
Cuánta estrategia incumplida
aquella noche sin luna
tú, por ejemplo,
tan bienvenida
y tan
inoportuna.
¿Quién sabe cuándo,
cuándo es el momento de decir: ahora?
Si todo alrededor te está gritando:
¡Sin demora, sin demora!
Jorge Drexler

El otro engranaje

El deseo sigue un curso paralelo,
y la historia es una red y no una vía,
días y noches de amor y de celos,
una cama se llena y otra se vacía.

Yo lo vi, hasta en los hospitales,
escapándose al motel los cirujanos,
tan complicados los simples mortales,
y tan fácil saber qué se traen entre manos.

Y bajo los congresos, las giras, rodajes,
las ferias agrícolas y convenciones,
gira inexorable el otro engranaje,
la noria invisible de las transgresiones.

La vida también es aquellos mensajes,
la llamada hecha desde la esquina,
poco de negocio tenían los viajes,
todo de su amor, aquella oficina.

El cantante ávido de nuevas pieles...
aquel literato lució su guiñada...
y por los pasillos de tantos hoteles
el tráfico arrecia en las madrugadas.

Clara, evidente, manda la libido.
La fidelidad, brumosa palabra,
con su incierta lista de gestos prohibidos
muerde siempre menos de lo que ladra.

Jorge Drexler

18 de septiembre de 2006

no puedo evitarlo

Aun a riesgo de resultar reiterativo, no puedo dejar de señalar que la viñeta de El Roto de hoy desvela una vez más, bajo una aparente paradoja, una verdad como un templo. :P

14 de septiembre de 2006

12 segundos de oscuridad

Hoy El Ambigú de Radio 3 está dedicado al nuevo disco de Jorge Drexler, 12 segundos de oscuridad, que sale a la venta el próximo lunes. Aún no sé dónde comprarlo aquí en Toledo, no descarto incluso subir a Madrid, en plan friki, el mismo lunes a por él.

Después del magnífico Eco, y de todos los discos anteriores, que son realmente buenos, es uno de los discos que estaba esperando desde que me enteré que era inminente.

Hace unos meses, en el concierto de Moska, tuvimos el placer :-P de contemplar en directo el amor (bueno, digamos que el deseo) entre Jorge Drexler y Leonor Watling.

Yo tenía de Drexler una imagen de marido y padre amantísimo, influido sin duda por mi ignorancia de su vida privada y por las canciones de discos de hace ya unos años, como De amor y de casualidad o Antes y me sorprendió bastante verle dándose el lote con la Watling, en público y como un adolescente.

Ahora, gracias al maestro Manrique, me entero de que el disco que llega es fruto de la irrupción en la vida de Jorge de la "inoportuna" Leonor (hay en él una preciosa canción titulada así, en el que la Watling susurra unas palabras), razón por la que su matrimonio, al parecer, se fue al garete.

También nos cuenta Diego el origen del título del disco: Drexler se refugió, para pasar los peores momentos, en un lugar recóndito de la costa uruguaya donde hay un faro cuyo periodo de giro es de 12 segundos...

sí, sí...

...mucho salir a correr, mucho ponerte en forma y mucho rollo, pero todo es para limpiarte la conciencia de los churretes de caramelo que te quedan en las comisuras de los labios después de devorar ese flan con caramelo y nata que te metes entre pecho y espalda cada día que, por pereza, por comodidad, acabas comiendo en la cafetería de la Consejería...

Esta semana has salido tres días a hacer el mono de madrugada, cuando casi no habían puesto ni las calles (por lo menos, los parques sí que no, porque estaban cerrados y apagados, cagontó), justamente, mira tú qué casualidad, los mismos tres días que, como hoy, has sido incapaz de vencer la tentación de terminar la comida con uno de éstos...

13 de septiembre de 2006

Todo vuelve...

...que decía el sabio (la sabia, para ser más exactos).

Estaba cocinando en mi recién estrenada cocina toledana (purecito de verduras, rico rico) y, como siempre, he puesto la radio para que me hiciera compañía. Por la hora, lo que toca son tertulias más o menos políticas, más o menos sesudas, más bien aburridas. Así que he cambiado a Radio 5, "Todo noticias", y me encuentro, sorprendentemente, con Vino y besos, de mi admiradísimo Javier Rubial, al que tenía bastante aparcado desde su concierto en Cádiz, que nos dejó un sabor de boca agridulce.

Hace apenas una semana, quién sabe por qué (yo creo que lo sé, pero no lo diré... uuuhh), volví a su música, a su precioso último disco y me volvieron a entrar ganas de ir a verle a la Galileo cuando tenga a bien dejarse caer por la capital del reino.

Pues ahora, por la radio, me entero de que estará en los próximos días en el Popkomm de Berlín, junto con Marlango, representando a España.

Como buen fan de Ruibal, sé que tiene bastante éxito fuera de su país, en especial en Gran Bretaña, donde se llegó a publicar un recopilatorio de sus últimos discos. Y no deja de sorprenderme, aunque no del todo: cuánto se pierden quienes no entienden las emocionantes letras del maestro, y sin embargo, qué fácil es imaginar lo que, sólo con su voz, con su guitarra y la de Tito, es capaz de remover en los afortunados que tengan la oportunidad de verle en Berlín, o donde sea.

El poder de la música, claro.

Encore une fois

Grande.

9 de septiembre de 2006

... y Dylan

Tan cerca de fulano

Dylan es tantos hombres que me pierdo.
Apenas aprendido, te despista:
el folksinger, el duro, el loco, el cuerdo;
el francotirador de la autopista.

El máster de las vísceras urgentes;
el novio de la Virgen del Asombro
que esconde una gillette entre los dientes
cuando sale a cantar manga por hombro.

Qué tormenta de otoño en primavera;
otra vuelta de tuerca, otro verano
por los de abajo, desde tan arriba.

Más joven y más viejo que cualquiera.
Tan lejos y tan cerca de fulano:
Roberto Zimmerman en sangre viva.

Joaquín Sabina

8 de septiembre de 2006

Siempre Sabina

El miércoles asistimos al conciertazo del maestro en el ruedo capitalino. No estoy muy locuaz, así que dejaré que Juan Cruz hable por mí.

Pese a mi extraño estado de ánimo, que no me permitió disfrutar todo lo que me hubiera gustado, puedo decir que el concierto fue emocionante: me pareció ver a Sabina soltar una lagrimita cuando agradecía al público el calor y el cariño, tras habernos ofrecido sus dos himnos a Madrid, a cual más hermoso y emotivo: Yo me bajo en Atocha y la imperecedera Pongamos que hablo de Madrid. Esta última, claro, con el final "corregido":

Cuando la muerte venga a visitarme
No me despiertes, déjame dormir
Aquí he vidido, aquí quiero quedarme
Pongamos que hablo de Madrid


5 de septiembre de 2006

...and what to say now of Espppaña?!

After praising the greeks for their impressive job in beating the americans, what to say now about my own national team?

I've spent the weekend with a few friends in Salobreña, and went (A and me, the girls were not at all into it) to watch the game to a bar. Mostly, because we didn't get the channel it was on at home, but also so we could share the emotion of victory (for there was no doubt we would win...:-P).

And so we did, cause Spain, without their biggest star, played an amazing game, beating the greeks from the beginning to the end: 70-47 was the final result.

A very good team was overwhelmed by an even better one, which played like a bunch fanatics so they could dedicate the win to their injured leader, Pau Gasol (they entered the court wearing a shirt that read "Pau también juega" (Pau is also playing)).

I know part of the emotion I felt came from the fact that it was "my" team which won, but I want to believe it stems mostly from my love of the game, as the "Golden Boys", as they are known since they won the junior World Championship in 1999, played by far the best basketball of the tournament, maybe the best I've ever seen.

1 de septiembre de 2006

Go Greece, Go!

I've just been watching the game between USA and Greece for a place in the final of the Basketball World Championship (one of the ups of working as a civil servant, especially when my manager is on holiday: I've taken a breakfast break of almost an hour...).

I, like everyone else in the cafeteria, was cheering for the greeks and am now exultant: "we" beat the americans, the NBA stars!!

I was about to write "against all odds", but this is no longer such a big surprise. The USA has the best ball players in the world, at least most of them, but they don't know how to play as a team. And, as we've just been shown, basketball is a team sport.

Greece, on the other side, is a great team. Even though they have some outstanding players, Papaloukas above them all, they play offense and defense in a collective fashion, one thing the americans seem to have forgotten.

I want to think it was not anti-americanism, but pro-europeism that moved us to support the reigning european champions :)

In less than an hour, Spain will face Argentina for the other spot in the final.

I surely will be supporting my national team, but I don't think that, if we win, I'll be as thrilled as I am now, after watching the amazing greeks beat the so-called Dream Team...

31 de agosto de 2006

Como un toro

Ayer conseguí correr (trotar sería más correcto) durante ¡una hora entera!.

Lo que nunca pensé que sucedería, ha ocurrido: no sólo empiezo a salir a correr con regularidad, sino que me gusta, casi diría que lo necesito, si no fuese ya pasarme ocho pueblos :-P

Y mañana, vuelta a Salobreña, donde empecé a ponerme como un toro...

Being there

A few days ago I read in an argentinian paper something about the 40th anniversary of the publication of Revolver, one of the Beatles' most important albums, as it seems.

That's what I'm listening to right now, as I write.

The guy who wrote it, Rodrigo Fresán, couldn't possibly have lived the moment, he was four or five at the time, yet he succeds in conveying the feeling of a great event taking place when the record came out.

And I guess this happened not only with the Beatles, but also with the Stones, Dylan...

I'm not sure this is so anymore. In spite of big advertising campaigns, music is no longer that important for society as a whole. Or is it?

Of course, I speak from my little corner. Though I listen to a lot of different stuff, I don't like the biggest bands around now, things like Coldplay or Radiohead :P, so when they put an album out, I don't even notice. But I think (I want to think) that it was different back then.

My point is: I wish I had been there, when albums like Revolver, or Blood on the tracks, or Moondance were first published, when they sounded fresh and different. When popular music had some kind of effect on people lives (if it ever did...).

30 de agosto de 2006

Limbo, Waits, Mahfouz

Yesterday, I watched at home John Sayle's Limbo, which I had seen at the cinema when it came out some years ago. I enjoyed it just as much.

In the film, Mary Elizabeth Mastrantonio plays a small time singer who ends up in a little town in Alaska. At one time, she sings Tom Waits' marvellous (Looking for) The Heart of Saturday Night, which made me go to my "archives" and dig up Waits' records :)

That's what I've been listening to as I drove to Toledo this morning.

Checking out the papers on the internet, I find out that Egyptian writer and Nobel Prize laureate Naguib Mahfouz, 95, passed away last night.

I have only read a few of his minor works, but for some reason I was fond of him. Though he was very old and sick, it was sad news.

Just now, I was reading Tom Waits' entry on Wikipedia and came across this:

"2001 also saw the release of trumpeter Dave Douglas's Witness, which includes the 25-minute track, "Mahfouz", named for Egyptian writer Naguib Mahfouz. Waits is featured in the song, reading an excerpt from Mahfouz's work."

29 de agosto de 2006

Ya está tardando

Lyrics 1964-2001, traducido por Rodrigo Fresán (Global Rhythm Press)

"De lujo: más de 1200 páginas con todas las letras, incluida una coda sobre el flamante Modern Times. A un capítulo por disco, la edición estará copiosamente editada, canción por canción, con información biográfica al momento de su composición, fuentes de inspiración y rumores sobre referencias, guiños e interpretaciones. Va a ser difícil encontrar algo más completo. Llega antes de fin año."

28 de agosto de 2006

Versiones

Sigo con el tema del anterior post.

Ayer, divagando en el soulseek encontré una versión brasileña de The blower's daughter, de Damien Rice (lo único que ha quedado en mi memoria de la pedantez que es Closer).

Se titula É isso aí, y la cantan a dúo Ana Carolina, de la que no había oído hablar, y Seu Jorge, que actúa y canta en la banda sonora (por cierto, versiones de Bowie en portugués) de The life Aquatic, de Wes Anderson.





Por algún motivo, me atraen especialmente las versiones, sobre todo en otros idiomas, de las canciones que me gustan.

Hace unas semanas, encontré un tipo que había recopilado 15 o 20 versiones de Dylan en portugués y me las bajé ipso facto. También tengo por ahí, como curiosidad, un disco de versiones de Leonard Cohen en hebreo. E incluso, las versiones que David Broza hizo también en hebreo de varias composiciones de Serrat.

Las versiones que yo prefiero son las recreaciones, las que aportan algo al original del que proceden, que no se limitan a ser meras copias, simples traducciones.

Por ejemplo, se me ocurre ahora mismo, el delirante Blues de Memphis de Kiko Veneno, que reinventa el Stuck inside of Mobile with the Memphis blues again de Dylan.



La chanson de Prévert



Oh je voudrais tant que tu te souviennes
Cette chanson était la tienne
C'était ta préférée
Je crois
Qu'elle est de Prévert et Kosma

Et chaque fois les feuilles mortes
Te rappellent à mon souvenir
Jour après jour
Les amours mortes
N'en finissent pas de mourir

Avec d'autres bien sûr je m'abandonne
Mais leur chanson est monotone
Et peu à peu je m' indiffère
A cela il n'est rien
A faire

Car chaque fois les feuilles mortes
Te rappellent à mon souvenir
Jour après jour
Les amours mortes
N'en finissent pas de mourir

Peut-on jamais savoir par où commence
Et quand finit l'indifférence
Passe l'automne vienne
L'hiver
Et que la chanson de Prévert

Cette chanson
Les Feuilles Mortes
S'efface de mon souvenir
Et ce jour là
Mes amours mortes
En auront fini de mourir

Serge Gainsbourg

No me extrañaría nada que ya hubiese puesto esta canción aquí hace tiempo, pero esta mañana, viniendo a Toledo, la he vuelto a escuchar en la versión del gran Kevin Johansen, con su encantador acento macarrónico, y he sentido la necesidad de dejar constancia aquí.

(Y aquí va mi también macarrónica traducción:

Oh, cuánto me gustaría que recordases
Esta canción era la tuya
Era tu preferida
Creo
Que es de Prévert y Kosma

Y cada vez las hojas muertas
Te devuelven a mi recuerdo
Día tras día
Los amores muertos
No acaban de morir

Con otras, por supuesto, me abandono
Pero su canción es monótona
Y poco a poco me dejan de interesar
Y ante eso
No hay nada que hacer

Porque cada vez las hojas muertas
Te devuelven a mi recuerdo
Día tras día
Los amores muertos
No acaban de morir

¿Se puede alguna vez saber dónde empieza
Y cuándo acaba la indiferencia?
Que pase el otoño, que llegue
El invierno
Y que la canción de Prévert

Esta canción
"Las hojas muertas"
Se borre de mi recuerdo
Y ese día
Mis amores muertos
Habrán muerto por fin.)

La canción de la que Gainsbourg-Johansen hablan, Les feuilles mortes/Autumn leaves, es una absoluta maravilla. Originalmente compuesta en francés por Joseph Kosma y el poeta Jacques Prévert, Johnny Mercer la tradujo al inglés y se convirtió en un estándar del jazz, en versiones tanto vocales como instrumentales.

Por cierto, en Les feuilles mortes se hace referencia a una tercera canción, que la amada le cantaba al amado entonces, cuando la vida era más bella y el sol más ardiente que ahora...

"Es una canción que se nos parece
Tú me querías y yo te quería
Y vivíamos los dos juntos
Tú que me querías, y yo a ti
Pero la vida separa a los que se aman
Lentamente, sin hacer ruido
Y el mar borra sobre la arena
Los pasos de los amantes distanciados"

¿Qué canción podría ser?

25 de agosto de 2006

Mi primera vez

This is the first time I'm actually posting something I've written in English. Hopefully not the last one. It's an extra effort I'm now willing to make.

Here are some of the reasons:

First and foremost, I love the language, more and more (right now, at this very moment, I'm listening to this Van Morrison's song). Contrary to most people here in Spain, who see the need to learn English as an imposition, even a cultural colonization, and as such try to oppose it, or at least don't welcome it, I see it mainly as an opportunity to communicate with more people, to get to know things that would otherwise be out of my reach.

English is the language of my favorite music, movies and tv series. My movie director of choice would be Billy Wilder, austrian-born yet one of the creators of the best American cinema. I love blues and jazz, the two genuine American contributions to world culture. Jokingly, I usually say that in a previous life I was a black man from New Orleans, the land of dreams...

Also, lately I've been reading some blogs written either both in English and Spanish or only in English, by people, I assume, whose mother tongue is not English. And that has just made me jealous :)

So here I am.

Hello everybody.

21 de agosto de 2006

Nuestra familia ha perdido la guerra

(En El País de hoy, el escritor israelí David Grossman recuerda en este artículo a su hijo Uri, de 20 años, muerto el sábado 12 de agosto en el sur de Líbano cuando el carro de combate en el que avanzaba fue alcanzado por un misil antitanque de Hezbolá. Días antes, David Grossman, junto con los escritores Amos Oz y A. B. Yehoshua, había formulado un llamamiento al Gobierno israelí para que finalizara sus operaciones militares en Líbano.)

David y Uri Grossman.


Mi querido Uri:

Hace tres días que prácticamente todos nuestros pensamientos comienzan por una negación. No volverá a venir, no volveremos a hablar, no volveremos a reír. No volverá a estar ahí, el chico de mirada irónica y extraordinario sentido del humor. No volverá a estar ahí, el joven de sabiduría mucho más profunda que la propia de su edad, de sonrisa cálida, de apetito saludable. No volverá a estar ahí, esta rara combinación de determinación y delicadeza. Faltarán a partir de ahora su buen juicio y su buen corazón.

No volveremos a contar con la infinita ternura de Uri, la tranquilidad con la que apaciguaba todas las tormentas. No volveremos a ver juntos Los Simpson o Seinfeld, no volveremos a escuchar contigo a Johnny Cash ni volveremos a sentir tu fuerte abrazo. No volveremos a verte andar y charlar con tu hermano mayor, Yonatan, gesticulando con ardor, ni volveremos a verte besar a tu hermana pequeña, Ruti, a la que tanto querías.

Uri, mi amor, durante tu breve existencia todos aprendimos de ti. De tu fuerza y tu empeño en seguir tu camino, incluso aunque no tuviera salida. Seguimos, estupefactos, tu lucha para que te admitieran en los cursillos de formación de jefes de carros de combate. No cediste a la opinión de tus superiores, porque sabías que podías ser un buen jefe y no estabas dispuesto a dar menos de lo que eras capaz. Y cuando lo lograste, pensé: he aquí un chico que conoce sus posibilidades de manera sencilla y lúcida. Sin pretensión, sin arrogancia. Que no se deja influir por lo que dicen los demás de él. Que saca la fuerza de sí mismo. Desde que eras niño, eras ya así. Vivías en armonía contigo mismo y con los que te rodeaban. Sabías cuál era tu sitio, eras consciente de ser querido, conocías tus limitaciones y tus cualidades. Y, la verdad, después de haber doblegado a todo el ejército y haber sido nombrado jefe de carros de combate, se vio claramente qué tipo de jefe y de hombre eras. Y hoy oímos hablar a tus amigos y tus soldados del jefe y el amigo, el que se levantaba antes que nadie para organizar todo y que sólo se iba a costar cuando los otros ya dormían.

Y ayer, a medianoche, contemplaba la casa, que estaba más bien desordenada después de que cientos de personas vinieran a visitarnos para ofrecernos consuelo, y dije: tendría que estar Uri para ayudarnos a recoger.

Eras el izquierdista de tu batallón, pero te respetaban porque mantenías tus posiciones sin renunciar a ninguno de tus deberes militares. Recuerdo que me habías explicado tu "política de controles militares" porque tú también habías pasado bastante tiempo en esos controles. Decías que, si había un niño en el coche que acababas de detener, lo primero que hacías era tratar de tranquilizarle y hacerle reír. Y te acordabas de aquel niño, más o menos de la edad de Ruti, y del miedo que le dabas, y lo que él te odiaba, con razón. Pese a ello, hacías todo lo posible para facilitarle ese momento terrible, pero siempre cumpliendo tu deber, sin concesiones.

Cuando partiste hacia Líbano, tu madre dijo que lo que más temía era el "síndrome de Elifelet". Teníamos mucho miedo de que, como el Elifelet de la canción, te lanzases en medio de los disparos para salvar a un herido, de que fueras el primero en ofrecerse voluntario para el reabastecimiento de las municiones largo tiempo agotadas. Temíamos que allí en Líbano, en esta guerra tan dura, te comportases como lo habías hecho toda la vida en casa, en la escuela y en el servicio militar, que te ofrecieras a renunciar a un permiso porque otro soldado lo necesitaba más que tú, o porque aquel otro tenía una situación más difícil en su casa.

Para mí eras un hijo y un amigo. Y lo mismo para tu madre. Nuestra alma está unida a la tuya. Vivías en paz contigo mismo, eras de esas personas con las que uno se siente bien. No puedo ni decir en voz alta hasta qué punto eras para mí "alguien con el que correr" [título de una de las últimas novelas del autor].Cada vez que volvías de permiso, decías: ven, papá, vamos a hablar. Normalmente, íbamos a sentarnos y conversar a un restaurante. Me contabas un montón de cosas, Uri, y yo me enorgullecía y me sentía honrado de ser tu confidente, de que alguien como tú me hubiera escogido.

Recuerdo tu incertidumbre, una vez, por la idea de castigar a un soldado que había infringido la disciplina. Cuánto sufriste porque la decisión iba a indignar a los que estaban a tus órdenes y a los demás jefes, mucho más indulgentes que tú ante ciertas infracciones. Castigar a aquel soldado, efectivamente, te costó mucho desde el punto de vista de las relaciones humanas, pero aquel episodio concreto se transformó después en una de las historias fundamentales del batallón, porque estableció ciertas normas de conducta y respeto a las reglas. Y en tu primer permiso me contaste, con un tímido orgullo, que el comandante del batallón, durante una conversación con varios oficiales recién llegados, había citado tu decisión como ejemplo de comportamiento por parte de un jefe.

Has iluminado nuestra vida, Uri. Tu madre y yo te criamos con amor. Fue muy fácil quererte con todo nuestro corazón, y sé que tú también viviste bien. Que tu breve vida fue bella. Espero haber sido un padre digno de un hijo como tú. Pero sé que ser el hijo de Michal quiere decir crecer con una generosidad, una gracia y un amor infinitos, y tú recibiste todo eso. Lo recibiste en abundancia y supiste apreciarlo, supiste agradecerlo, y no consideraste nada de lo que recibías como algo que te fuera debido.

En estos momentos no quiero decir nada de la guerra en la que has muerto. Nosotros, nuestra familia, ya la hemos perdido. Israel hará su examen de conciencia, y nosotros nos encerraremos en nuestro dolor, rodeado de nuestros buenos amigos, arropados en el amor inmenso de tanta gente a la que, en su mayoría, no conocemos, y a la que agradezco su apoyo ilimitado.

Me gustaría mucho que también supiéramos darnos unos a otros este amor y esta solidaridad en otros momentos. Ése es quizá nuestro recurso nacional más especial. Nuestra mayor riqueza natural. Me gustaría que pudiéramos mostrarnos más sensibles unos con otros. Que pudiéramos liberarnos de la violencia y la enemistad que se han infiltrado tan profundamente en todos los aspectos de nuestra vida. Que supiéramos cambiar de opinión y salvarnos ahora, justo en el último instante, porque nos aguardan tiempos muy duros.

Quiero decir alguna cosa más. Uri era un joven muy israelí. Su propio nombre es muy israelí y muy hebreo. Era un concentrado de lo que debería ser Israel. Lo que está ya casi olvidado. Lo que muchas veces se considera casi una curiosidad.

A veces, al observarle, pensaba que era un joven un poco anacrónico. Él, Yonatan y Ruti. Unos niños de los años cincuenta. Uri, con su absoluta honradez y su forma de asumir la responsabilidad de todo lo que sucedía a su alrededor. Uri, siempre "en primera línea", con el que se podía contar. Uri, con su profunda sensibilidad respecto a todos los sufrimientos, todos los males. Con su capacidad para la compasión. Una palabra que me hacía pensar en él cada vez que me venía a la mente.

Era un chico que tenía unos valores, ese término tan vilipendiado y ridiculizado en los últimos años. Porque en nuestro mundo loco, cruel y cínico, no es cool tener valores. O ser humanista. O sensible al malestar de los otros, aunque esos otros fueran el enemigo en el campo de batalla.

Pero de Uri aprendí que se puede y se debe ser todo eso a la vez. Que debemos defendernos, sin duda, pero en los dos sentidos: defender nuestras vidas, y también empeñarnos en proteger nuestra alma, empeñarnos en protegerla de la tentación de la fuerza y las ideas simplistas, la distorsión del cinismo, la contaminación del corazón y el desprecio del individuo que constituyen la auténtica y gran maldición de quienes viven en una zona de tragedia como la nuestra.

Uri tenía sencillamente el valor de ser él, siempre, en cualquier situación, de encontrar su voz exacta en todo lo que decía y hacía, y eso le protegía de la contaminación, la desfiguración y la degradación del alma.

Uri era además un chico divertido, de un humor y una sagacidad increíbles, y es imposible hablar de él sin mencionar algunos de sus "hallazgos". Por ejemplo, cuando tenía 13 años, le dije: imagínate que puedas ir con tus hijos un día al espacio, como vamos hoy a Europa. Y él me respondió sonriendo: "El espacio no me atrae demasiado, en la tierra se encuentra de todo".

En otra ocasión, en el coche, Michal y yo hablábamos de un nuevo libro que había despertado gran interés y estábamos citando a escritores y críticos. Uri, que debía de tener nueve años, nos interpeló desde el asiento de atrás: "¡Eh, los elitistas, recordar que lleváis detrás a un inculto que no entiende nada de lo que decís!".

O, por ejemplo, una vez que tenía un higo seco en la mano (le encantaban los higos): "Dime, papá, ¿los higos secos son los que han cometido un pecado en su vida anterior?".

O cuando me resistía a aceptar una invitación a Japón: "¿Cómo puedes decir que no? ¿Tú sabes lo que es vivir en el único país en el que no hay turistas japoneses?".

En la noche del sábado al domingo, a las tres menos veinte, llamaron a nuestra puerta y por el interfono se oyó la voz de un oficial. Fui a abrir y pensé: ya está, la vida se ha terminado.

Pero cinco horas después, cuando Michal y yo entramos en la habitación de Ruti y la despertamos para darle la terrible noticia, ella, tras las primeras lágrimas, dijo: "Pero seguiremos viviendo, ¿verdad? Viviremos y nos pasearemos como antes. Quiero seguir cantando en el coro, riendo como siempre, aprender a tocar la guitarra". La abrazamos y le dijimos que íbamos a seguir viviendo, y Ruti continuó: "Qué trío tan extraordinario éramos, Yonatan, Uri y yo".

Y es verdad que sois extraordinarios. Yonatan, Uri y tú no erais sólo hermanos, sino amigos de corazón y de alma. Teníais un mundo propio, un lenguaje propio y un humor propio. Ruti, Uri te quería con toda su alma. Con qué ternura te hablaba. Recuerdo su última llamada de teléfono, después de expresar su alegría por el alto el fuego que había proclamado la ONU, insistió en hablar contigo. Y tú lloraste después. Como si ya lo supieras.

Nuestra vida no se ha terminado. Sólo hemos sufrido un golpe muy duro. Sacaremos la fuerza para soportarlo de nosotros mismos, del hecho de estar juntos, Michal y yo, nuestros hijos, y también el abuelo y las abuelas que querían a Uri con todo su corazón -le llamaban Neshumeh (mi pequeña alma)-, y los tíos, tías y primos, y todos sus amigos del colegio y el ejército, que están pendientes de nosotros con aprensión y afecto.

Y también sacaremos la fuerza de Uri. Poseía una fuerza que nos bastará para muchos años. La luz que proyectaba -de vida, de vigor, de inocencia y de amor- era tan intensa que seguirá iluminándonos incluso después de que el astro que la producía se haya apagado. Amor nuestro, hemos tenido el enorme privilegio de haber estado contigo, gracias por cada momento en el que estuviste con nosotros.

Papá, mamá, Yonatan y Ruti.

16 de agosto de 2006

Un anciano, nueva estrella en la red

Y, soprendentemente, no soy yo...

Leonard, once again

Summer haiku

Silence
and then a deeper silence
when the crickets
hesitate


Gift

You tell me that silence
is nearer to peace than poems
but if for my gift
I brought you silence
(for I know silence)
you would say
This is not silence
this is another poem

and you would hand it back to me


Leonard Cohen

13 de agosto de 2006

Desde la caverna

Llevo una semana awol.

No tengo muy clara la razón. Supongo que algo tiene que ver el hecho de que muchos (es un decir) de mis amigos están, ahora en agosto, desperdigados por el mundo. Pero no es sólo eso, hay algo más que no llego a entender. No me apetece hablar con nadie, por lo menos no me apetece hablar de mí, de cómo estoy, pensar en cómo estoy.

Sólo hice una excepción, el otro día para el reencuentro con D, después de unos meses bastante out of touch. Y eso porque era un momento que llevaba tiempo esperando, que necesitaba. Y mereció la pena, porque tuvimos una conversación sentida, sincera, bonita. Un lujo.

Pero después, como si nada, volví a este estado ermitaño en el que ando.

Creo que no es buena señal estar desconectado del mundo, pero la verdad es que no me encuentro mal. Me dedico a leer, a verme los capítulos de varias series (¡enfermedad!) que me estoy bajando de internet y poco más.

Sé que esto no durará mucho, y por eso no llego a preocuparme. Pero es raro.

11 de agosto de 2006

Anda

Anda
quítate el vestido, las flores y las trampas
ponte la desnuda violencia que recatas
y ven a mis brazos
dejemos los datos
seamos un cuerpo enamorado

Anda
deja que descubra los montes de tu mapa
la concupiscencia secreta de tu alma
y ven a mis brazos
dejemos los datos
seamos un cuerpo enamorado

Anda
pídeme que viole las leyes que te encarnan
que no quede intacto ni un poro en la batalla
y ven a mis brazos
dejemos los datos
seamos un cuerpo enamorado

Anda
dime lo que sientes
no temas si me mata
que yo sólo entiendo tus labios como espadas
y ven a mis brazos
dejemos los datos
seamos un cuerpo enamorado

Luis Eduardo Aute

9 de agosto de 2006

Junebug

La cartelera sigue anémica en agosto.

Ayer fui a ver Junebug a los Renoir de Plaza de España.

A los quince minutos, pensé incluso en salirme. No porque me pareciese espantosa, sino simplemente porque no me interesaba. Y en la lista de El Mundo está la quinta (la tercera era Una historia de Brooklyn, así que...) e incluso alguien le da cinco estrellas, la máxima puntuación (?¿). La cosa está mu malita...

Menos mal que quedan las series en dvd.

Mi más reciente adicción: The West Wing (El ala oeste de la Casa Blanca), sobre los entresijos de la presidencia estadounidense o, como dice el creador de la serie, Aaron Sorkin, "sobre los dos minutos antes y los dos minutos después de lo que vemos en CNN".

Me he metido en vena la primera temporada (22 capítulos de 40 minutos cada uno) en menos de una semana y ya he comprado la siguiente por internet. Enfermedad.

2 de agosto de 2006

31 de julio de 2006

J

La charla con J, que podíamos haber tenido el viernes, en un principio se pospuso y finalmente no tendrá lugar.

Así acaba mi amistad con él, de la forma más abrupta, absurda y cutre. Con un puto mail a las tantas de la madrugada, al que yo contesté sin ningún eco, ninguna respuesta. Ni siquiera una última charla, una despedida.

Del mail hace más de un mes. Y sigo estupefacto. Y cabreado.

Porque me siento despreciado, engañado. Porque he descubierto que una relación que yo consideraba entre las más importantes en mi vida estaba basada en nada, era nada.

Por otra parte, esta decepción me está ayudando a valorar otras muchas amistades que tengo y a las que quizá no prestaba el cuidado suficiente, amistades que sí "me merecen".

En fin
Cosas de internet: empiezo leyendo un artículo, muy crítico con la guerra y con el clima moral en su país, en un periódico israelí, Haaretz (según tengo entendido, relativamente izquierdista, plural, minoritario). De ahí, a través de uno de los comentarios al artículo (la mayoría, por cierto, muy negativos), llego a una página que muestra imágenes de la destrucción del Líbano. Sobre todo de las víctimas civiles, en especial los niños. Espeluznante.

Supongo que habrá fotos parecidas de las víctimas israelíes (que, como siempre, son muchísimas menos), igualmente espantosas.

Imágenes que nadie quiere ver, que hacen saltar las lágrimas, que obligan a apartar la mirada para no acabar vomitando de horror.

Y no las vemos (una cosa es un edificio destruido y otra muy distinta un ser humano destrozado), y así podemos seguir hablando de abstracciones como "el derecho de Israel a defenderse", "lucha contra el terrorismo", "daños colaterales", todos esos eufemismos para disfrazar lo que ningún ser humano debería ser capaz de tolerar.

28 de julio de 2006

Uff

Sigo desparramando:

"8 de junio

Ahora estuve bailando en una cave de Amberes, cerca de Venusstraat. Había niñas adorables que no pasaban de los 18 años. Si yo hubiera sido más joven me hubiera quedado con ellas, solamente por gozar de la irradiación de su presencia. Pero a mi edad se aspira a placeres más completos. A la media hora me escapé avergonzado por mi falta de inocencia."

Julio Ramón Ribeyro
Otra de esas frasecitas:

A mi estómago poco le importa la inmortalidad.

Heinrich Heine
Hay días, como hoy, que me levanto con tantas cosas que decir, con ganas de saberlo todo, de meterme el mundo en vena, de cualquier cosa menos ponerme a darle vueltas al "Análisis de riesgos de los sistemas de información de la Dirección General" con el que me tengo que pelear hoy.

Pero acabaré no diciendo nada (¿quién escucha?¿a quién le importa?), seguiré siendo un completo ignorante (abro mil pestañas a la vez en el firefox, leo cuatro líneas de cada una, copio alguna frasecilla, como lo de Valéry, me doy por satisfecho con la sensación, absolutamente superficial (como la piel...), de que al menos me he asomado a mil ventanas a mil sitios distintos: Israel, México, Chile...), seguiré estancado, aislado en mi pequeñísimo rincón del mundo (tan pequeño también que con Google Earth se deben tardar tres segundos en darle una vuelta). Y, por supuesto, acabaré dándomela contra el jodido análisis de riesgos...

Menos mal que al menos es viernes (¿y qué?).

Y esta tarde, conversación (o no, quién sabe) definitiva con el tarado de mi ex-amigo J.

Y mañana, punto final a mi corta aventura capitalina, retirada a mis cuarteles de verano.
Lo más profundo que hay en el hombre es la piel.

Paul Valéry

25 de julio de 2006

When my lady danced

(Actualizo: más de cinco años después, incluyo el vídeo con la canción.)



Did you see?
My lady danced for me
It was heavenly
When my lady danced for me

Can it be
No one as fair as she?
You know it's set me free
When my lady danced for me

There are few things sure and certain
Times and seasons ebb and flow
Behind the final curtain
There's so much that we don't know

Still I must be thankful
For the little things I see
Like the roses on the water
When my lady danced for me

Can it be
No one as fair as she?
And it's set me free
When my lady danced for me

There are raindrops in the sunshine
A smile can hide a tear
We don't have much to go on
In this world of hope and fear

Still I must be thankful
For the little things I see
Like the rainbow in the water
When my lady danced for me

Can it be
No one as fair as she?
It was heavenly, heavenly
When my lady danced for me

Can it be
No one as fair as she?
It was heavenly, heavenly
When my lady danced for me

Terry Callier

24 de julio de 2006

Lo breve, si bueno, dos veces breve (o algo así)

Se me acabaron las dos semanitas de vacaciones, ya estoy de nuevo en Toledo, aunque en la piel aún me queda humedad de la Costa Tropical.

Literalmente: esta "mañana" (eran las 3:30) me he duchado en Salobreña, para despejarme después de una noche realmente húmeda (con gran pericia, decidí que la mejor despedida a la playa era volverme a Madrid quemadito entero. Así que me he pasado la noche (media noche, para ser más exactos; la otra media, conduciendo) sudando como un toro ;-) y dando vueltas en la cama sin parar). La otra parte de la humedad es genuinamente toledana: se anuncian máximas de 38 graditos a la sombra, y en el curro no funciona el jodido aire acondicionado...

En fin, que aunque parecía (ver post anterior) que estas vacaciones iban a saltarse las leyes de la naturaleza y se me iban a hacer largas, al final no ha sido así, claro.

Pero, eso sí, han sido vacaciones de verdad: vuelvo achicharrado pero fresco como una lechuga (una lechuga rojita, pero bueno). No he hecho ni el huevo. No he leído, no he escrito, no he pensado. Todo se me ha ido en sentir (y en ponerme como un toro, por supuesto...). Me he reconciliado con el mar, no sólo me he dedicado a contemplarlo, de hecho casi no lo he hecho. Pero me he bañado como nunca. He sentido a los amigos: algunos cada vez más cerca, otros alejándose...

En diversos formatos: primero, unos días tranquilitos, adolescentes, suaves, con jefe Patas; después, charla mítica con g; y para rematar, finde en chupipanda con las nenas, con barbacoa de sardinas en la azotea, jazz en el parque, sobredosis de parchís y de piscina y conversación man to man, como en los viejos buenos tiempos, con Alberto de madrugada.

En fin, que me he sentido, como tantas veces, un privilegiado.