31 de diciembre de 2007

Últimamente, me han dicho más de una vez que hablo demasiado. Queriendo decir, en realidad, que hablo demasiado de mí mismo. Y tienen razón.

Como hoy estamos aforísticos (me and myself, se entiende), voy a cerrar el año con esta joyita de Antonio Porchia:
No me hables: quiero estar contigo.
Y, repitiendo lo que ya dije hace unas semanas: ¡A disfrutar del 2008!
Como sé que el otro blog tiene aún menos lectores que éste, pero no quiero que pase desapercibido el último descubrimiento que me ofrece Savater en Babelia (uno de esos reaccionarios inteligentes y desasosegantes que a él y a mí tanto nos gustan, como Cioran, como Chesterton), voy a copiar aquí algunos aforismos del colombiano Nicolás Gómez Dávila:
Madurar no consiste en renunciar a nuestros anhelos, sino en admitir que el mundo no está obligado a colmarlos.

Nada más repugnante que lo que el tonto llama 'una actividad sexual armoniosa y equilibrada'. La sexualidad higiénica y metódica es la única perversión que execran tanto los demonios como los ángeles.

Quisiéramos no acariciar el cuerpo que amamos, sino ser la caricia.

La vida es un combate cotidiano contra la estupidez propia.

Sólo los años nos enseñan a manejar con tacto nuestra ignorancia.

Los tontos se dividen en dos clases: los que "quieren ser como los demás"; los que "no quieren ser como los demás".

"Reconciliación del hombre consigo mismo" - la más acertada definición de la estupidez.

La lectura es droga insuperable, porque más que a la mediocridad de nuestras vidas nos permite escapar a la mediocridad de nuestras almas.

El que se precia de "haber vivido mucho" debe callar para no demostrarnos que no ha entendido nada.
Y algunos más que he encontrado en esta otra página:
Las perfecciones de quien amamos no son ficciones del amor. Amar es, al contrario, el privilegio de advertir una perfección invisible a otros ojos.

Las ideas confusas y los estanques turbios parecen profundos.

La gente difícilmente entiende que no entiende.

Negarse a admirar es la marca de la bestia.

No les demos a las opiniones estúpidas el placer de escandalizarnos.

El antagonismo radical entre los hombres se delata en la manera como los unos, al hablar del placer, despegan hacia la metafísica y los otros resbalan hacia la fisiología.


Varios días después de escribir lo de arriba, edito para añadir una última frase, gloriosa:
Los reaccionarios les proporcionamos a los bobos el placer de sentirse atrevidos pensadores de vanguardia.

24 de diciembre de 2007

El gran Oscar



Acabo de leer que ha muerto, a los 82 años, Oscar Peterson.

Enterarme de que el gran Oscar ya no está ha hecho que vuelvan a mi mente recuerdos de cuando empecé a escuchar jazz, en París, en el Colegio de España.

Y de su maravilloso Night Train, que espero que aún siga sonando en esos salones donde tan poco tiempo pasé, pero tan buenos momentos viví.

22 de diciembre de 2007

Nuestros vecinos del norte

La música que escucho me gusta por distintos motivos, algunos de los cuales tienen más que ver con mi vida que con la propia música en sí (por ejemplo, en mi santoral figura Siniestro Total, y en particular el mítico Ante todo mucha calma, sobre todo porque lo asocio a nuestras noches de desmadre en el local, hace ya demasiado tiempo), pero cuando pienso en mis clásicos, en mis juglares, que diría Sabina, veo que es muy importante que me cuente historias o, en general, que la letra me conmueva (pienso en las maravillosas canciones de Leonard Cohen, que no diría que son narrativas, que no desarrollan una historia, pero están cargadas de poesía y sabiduría; o en las de Van The Man, que muchas veces no sé ni de qué me están hablando: en este caso, basta con Su Voz).

Esto que me pasa tiene una consecuencia limitadora, y es que, como necesito entender lo que cantan, acabo escuchando música principalmente en los idiomas que conozco. Aunque, dándole la vuelta, eso mismo, tratar de entender lo que dicen las canciones, me ha ayudado a aprender lo poquito que sé de portugués, italiano y catalán ;-).

Y también es lo único que evita que olvide completamente el francés que aprendí cuando fui hippy burgués en París.

Por eso estoy tan contento de haber descubierto Nuestros vecinos del norte, un "microespacio" de Radio 5 sobre la nueva música en francés (tanto de Francia como de Quebec).

Es evidente que a España no llega prácticamente nada de lo que se hace en nuestro a la vez envidiado y despreciado país vecino (que yo recuerde, el último disco en francés que tuvo cierta repercusión, muy merecida, fue Quelqu'un m'a dit, de la novia de Sarkozy... pero es de hace cinco años).

Yo, ya conocéis mi vicio, de vez en cuando echo un ojo a la página francesa de la Fnac para ver qué es lo que más se vende y buscarlo en soulseek. Así fue probablemente como llegué a Bénabar, que es uno de mis grandes descubrimientos de los últimos años (tengo pendiente ir a verlo alguna vez en concierto a París...). Pero esto me sirve para enterarme únicamente de qué es lo que llega al gran público.

El programita de Radio Nacional, además de hablar de estos músicos ya consagrados, me está descubriendo a otros que, por lo que me cuesta luego encontrarlos en el p2p, parece que aún no son tan conocidos.

Y con lo que me gusta a mí dármelas de cultureta musical...

21 de diciembre de 2007

Brindo por los que vuelven con las luces de otro día...

Andrés Calamaro, en Brindo por las mujeres.


Aquí estoy, como el año pasado, de empalmada tras la cena de Navidad del curro y el subsiguiente baile en el Hotel Beatriz, donde nos juntamos gente de todas las Consejerías de la Junta.

Y esa gran frase de Calamaro no hace más que resonar en mi cabeza cada vez que me cruzo con alguien y se me quedan mirando, supongo que en parte extrañados porque no llevo las gafas y en parte deslumbrados por esas luces largas que voy dando...


19 de diciembre de 2007

My life wasn't meant to be lived,
it was meant to be sung

Dayna Kurtz

Conciertazo el martes en Clamores: Dayna Kurtz, "la última trovadora folk de Nueva York".

Su caso, como el de Ruibal, no deja de sorprenderme: música de calidad, poesía en las letras, una voz única, poderosa y capaz de emocionar, y sin embargo no dejan de ser conocidos únicamente por pequeñas y fieles minorías: todas las mesas estaban ocupadas en el pequeño templo del jazz madrileño, si bien es cierto que había sitio para bastante más gente de pie.

Dayna, que se trabajó los mismos escenarios del circuito alternativo neoyorkino que Norah Jones (con la que llegó a grabar una versión del clásico de Duke Ellington I got it bad (and that ain't good)), no tuvo sin embargo un golpe de fortuna como el que llevó a la Jones a grabar un disco casi sin querer (como ella misma reconoce aquí: "the first album was sort of let's throw stuff at a wall and see what sticks") y a convertirse en una accidental superstar.

Y por eso sigue actuando en sitios pequeños como Clamores, que consigue llenar por completo con su intensa música (esta vez, además de su voz y su guitarra, le acompañaba un pianista que, por la pinta, podría perfectamente haberse escapado de cualquier laboratorio de físicos locos...).

Y nosotros, mientras podamos, aprovecharemos este pequeño lujo.

18 de diciembre de 2007

Ayer estuve de parto.

Tras dos años buscándolo, y más de medio año de embarazo, ayer nació mi hijo.

Como es algo prematuro, aún no está fuera de peligro: is crítico ver si supera el día de hoy.

Pero, pasada la agonía, y viendo la cara de los doztores que asistieron al alumbramiento, tengo mucha confianza en sus ganas de tirar para adelante.

Por cierto, para que queden claros sus orígenes madrileños aunque vaya a vivir en Toledo, lo voy a llamar Magerit.

(A los morbosillos y cotillas, os diré que su madre se llama Pilar)

13 de diciembre de 2007

A disfrutar del 2008


Para compensar por el turrón de Jijona de hace un rato, y aunque sea con algo de antelación, arrastrado por la marea de desmadre consumista que se nos viene encima me permito desear a todos y todas un feliz solsticio de invierno y ¡a disfrutar del 2008!

La tilde diacrítica

Hoy toca turroncillo ortográfico.

Anoche hablaba con F., una nueva amiga estadounidense, sobre lo mal que los españoles de nuestra edad escribimos en castellano. En particular yo le contaba que muy poca gente se preocupa de colocar correctamente las tildes, mayormente porque ya nadie conoce las reglas de acentuación.

A mí éste es un tema que me interesa, me gusta poner cuidado al escribir y trato de evitar las faltas de ortografía, incluyendo las de acentuación.

Entre éstas, hay una que comete incluso mucha gente que en general acentúa correctamente: me refiero al uso de la tilde diacrítica, la que se utiliza para diferenciar entre dos palabras que, aun escribiéndose de la misma forma, tienen significados diferentes. Por ejemplo: tú (pronombre) y tu (adjetivo posesivo); éste (pronombre) y este (adjetivo demostrativo), y así tantos y tantos.

Pues bien, la tilde diacrítica, como su propio nombre indica, se utiliza para distinguir entre dos palabras, por lo que es necesario que estas dos palabras existan para que se pueda utilizar.

Y aquí viene el error: hay mucha gente que, supongo que por analogía con el pronombre personal de primera persona , escribe *tí, con tilde. Pero esto no es correcto, porque al contrario que en la primera persona, donde el adjetivo posesivo es mi, en la segunda es tu, y no ti, por lo que no hay posible confusión y no cabe la tilde diacrítica.

Tres cuartos de lo mismo sucede con *ésto, que es igualmente incorrecto, porque no hay posible confusión entre el pronombre y un inexistente adjetivo demostrativo (se dice este coche, pero no esto lo-que-sea). Aunque sí se puede acentuar el pronombre demostrativo plural, éstos, porque el adjetivo demostrativo en plural es estos (y no *estes), y cabe la confusión entre uno y otro.

Buscando referencias para esto que digo, acabo de aprender algo en la página de la RAE, algo que yo no hago bien: "Los pronombres demostrativos no deben tildarse cuando no exista riesgo de ambigüedad en su interpretación". (Y, ya puestos, veo que lo mismo sucede con sólo/solo: "El adverbio solo no debe tildarse cuando no exista riesgo de ambigüedad en su interpretación").

Es decir, únicamente en las frases en las que existe posibilidad de confusión entre adjetivo y pronombre demostrativo se deberá acentuar este último. El ejemplo de la RAE, algo rebuscado:

¿Dónde encontraron esos documentos secretos? (Sin tilde, esos se interpreta como adjetivo que modifica al sustantivo documentos; el sujeto de la oración no está expreso).

¿Dónde encontraron ésos documentos secretos? (Con tilde, ésos se interpreta como pronombre en función de sujeto de la oración: ‘esos individuos, esas personas’).

Yo, hasta ahora, acentuaba siempre tanto los pronombres demostrativos (éste, ése, aquél) como el adverbio sólo. (No hay más que ver las tildes en los párrafos tercero y cuarto de este desvarío: "éste es un tema", "entre éstas"...)

Todo este rollo me sirve a mí para aprender este detalle; espero que también le haya servido a algún intrépido y aburrido lector, si es que alguien ha aguantado el turrón entero.

De lo que estoy seguro es de que habrá algún cabrón que pensará que lo debería haber escrito en el otro blog...

12 de diciembre de 2007

El trago que mejor sabe de una cerveza es el primero; dicen los fumadores que la calada que más disfrutan es la inicial.

Pues a mí me pasa algo parecido cuando escucho a Van Morrison: da igual que la canción la haya oído cientos de veces, cuando entra su voz, cuando grita la primera frase, flipo.

5 de diciembre de 2007

Mis juglares

I]

De Brassens aprendí la minuciosa
manera de rimar lo nunca oído,
de Gardel el insomnio del olvido,
de Dylan la insolencia caprichosa.
De Lou Reed la amanita venenosa,
de Paco Ibáñez el jardín florido,
de Krahe la ecuación del bien nacido,
de Luis Eduardo el mar color de rosa.
De Modugno Sanremos veniales,
de Juan Luis Guerra la oración del huerto,
de Chavela rencores vaginales.
De Camarón el grito en el desierto,
de Chabuca jazmines coloniales,
de Serrat a cantar después de muerto.

II]

De Cohen la pasión de los profetas,
de Waits el bastardo crucigrama,
de Charly el aristócrata en pijama,
de Louis Armstrong burdeles y trompetas.
De los Stones zarcillos y braguetas,
de Yupanqui milonga y pachamama,
de Milanés la conga de la fama,
de Chico Buarque esdrújulas con tetas.
De Rubén Blades el diente de oro,
de Chicho el desparpajo frente al toro,
de Silvio la prosodia incandescente.
De Edith Piaf el indulto y la condena,
de Billie Holiday el alma en pena,
de José Alfredo el credo de la gente.

Joaquín Sabina

4 de diciembre de 2007

It's night time in the big city...


...welcome to Theme Time Radio Hour with your host Bob Dylan.



Últimamente le he puesto los cuernos a Manrique, pero creo que no le parecerá mal: estos días voy a Toledo escuchando Theme Time Radio Hour, el programa que presenta Bob Dylan (san Dios, que diría Argiñano) en una radio de pago estadounidense.

La verdad es que me cuesta enterarme de todo lo que dice, no acabo de pillarle el acento, pero lo que entiendo me basta: en el programa de hoy (que en realidad se emitió hace unos meses y yo he encontrado en el soulseek), por ejemplo, contaba que toda la música que pone es de su colección personal. Por eso, supongo, lo que Dylan nos hace escuchar es sobre todo música de cuando él estaba creciendo, o anterior: blues, country, bluegrass, rock & roll, jazz desde los años 30 a los 60.

Cada programa tiene un tema (de ahí el nombre, imagino). Ayer escuché uno dedicado a los tontos o locos (fools); el de esta mañana era sobre trenes. Entre los que tengo pendientes hay alguno sobre los impuestos, el béisbol, la muerte y en ese plan.

Aunque la música que pone Dylan es clásica, terrenal, verdadera, es la música que me gusta (ya sabéis que yo soy negro de New Orleans...), lo que más me impresiona es cómo va enlazando unas canciones con otras, las historias que cuenta, todo lo que sabe de la música y sobre todo de los músicos.

Todo en un tono distendido, ligeramente burlón, en absoluto pedante.

Y me hace gracia pensar que, viendo cómo es, el programa siempre tendrá un hueco, una laguna: nunca escucharemos una canción de Dylan.