Cada idioma posee palabras o expresiones propias, imposibles o al menos muy difíciles de traducir, que son prodigios de sutileza, de precisión, de humor o de mala leche. De los idiomas que conozco (que no son tantos, tampoco vamos a fliparnos...), creo que el inglés es el que me descubre más perlas de ésas. Hoy me he encontrado con ésta, que me ha hecho gracia:
Where you stand depends on where you sit.
:)
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