31 de marzo de 2006

Y para que no me pase la vida hablándoles de lo mismo, les contaré de una vez y para siempre todas las formas en que mi prima y yo hacíamos el amor.
Hacíamos el amor compulsivamente.
Lo hacíamos deliberadamente.Lo hacíamos espontáneamente.
Pero sobre todo, hacíamos el amor diariamente.
O en otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles, hacíamos el amor invariablemente.
Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente.
Por últimos los domingos hacíamos el amor religiosamente.
O bien hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como último recurso.
Hicimos también el amor por ósmosis y por simbiosis: a eso le llamábamos hacer el amor científicamente.
Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí: es decir, recíprocamente.
Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo, con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente.
Lo cual no tiene nada que ver con las veces en que yo me imaginaba que no iba a poder, y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir, y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo.
Decíamos, entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.
O bien Estefanía le daba por recordar las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin y que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos, con sus sillas vienesas y sus macetas de rosasté esperando la eclosión de las cuatro de la tarde, y así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.
También lo hicimos de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando.
Y sobre todo, y por simple razón de que yo lo quería así y ella también, hacíamos el amor voluntariamente.
Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura.
O de noche con la luz encendida, mientras los zancudos ejecutaban una danza cenital alrededor del foco.
O de día con los ojos cerrados.
O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia.
O viceversa.
Contentos, felices, dolientes, amargados.
Con remordimientos y sin sentido.
Con sueño y con frío.
Y cuando estábamos conscientes de lo absurdo de la vida, y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.
Para envidia de nuestros amigos y enemigos, hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente.
Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente.
Para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente.
Para alegría de los psiquiatras, hacíamos el amor sintomáticamente.
Y, sobre todo, hacíamos el amor físicamente.

Fernando del Paso

30 de marzo de 2006

Norah Jones


Aunque la vendan como la nueva gran cantante de jazz, aunque sus discos los publique Blue Note, no es puramente jazz lo que hace, sino una mezcla suavecita de country, folk, con alguna gotita de jazz de su piano.

Pero hay algo fascinante en su voz. Yo no me canso de escucharla: It soothes my soul.

Ahora mismo escucho lo último suyo que he encontrado, un disco que ha grabado con algunos de sus músicos habituales y otros amigos, bajo el nombre de los Little Willies.

De hecho, no son los discos que graba a su nombre lo que más me gusta de ella, sino sus colaboraciones, sus versiones: el disco New York City con el Peter Malick Group, el Here we go again con Ray Charles o este maravilloso Wurlitzer price en el homenaje a Waylon Jennings (Hace unos meses me enteré, por pura casualidad, viendo una peli cualquiera, de qué era una Wurlitzer: la típica máquina de discos de los baretos americanos, la jukebox).

Hela aquí en dúo con Willie Nelson:




I'm not here to forget you
I'm here to recall
the things we used to say and do

I don't wanna get over you
I don't wanna get over you
I haunt the same places
we used to go
alone at a table for two
I don't wanna get over you
I don't wanna get over you

They ought to give me the Wurlitzer prize
for all the silver I let slide down the slot
playin' those songs sung blue
(They) help me remember you
I don't want to get over you

A fresh roll of quarters
same old song missing
you through and through
I don't wanna get over you
I don't wanna get over you


Y, claro, luego está el hecho de que es tremendamente guapa, esa mezcla de rasgos blancos e hindús (es hija de Ravi Shankar), con esos ojos negros algo rasgados y un pelín bizcos. Y esos labios... Uff.
Millones de parejas
se ayuntan genuflexos
sin morirse de sed
sin saña y sin temblor
sin cegar ni nacer:
con una depravada pudicia.

Su erotismo es igual que las encías de un viejo
masticando papilla, engrudo

Más hermosura, más pureza
destila el orgasmo de un niño
que se masturba en la penumbra
pensando en su vecina o en su hermana

Impostores, espúreos,
blandos esclavos de la más tumefacta apostasía
a quién pretenden convencer de qué

A sí mismos jamás se engañan

Félix Grande
El viento de la mar cubre ese rostro
y en sus ojos
cómo corta el filo de la Libertad.
Miradlo recortado en el crepúsculo
del Caribe. Cómo brilla el oro ensangrentado
de esa cadena en su cuello. Sangre ya seca
como la que esmalta sus ropajes
bellísimos. Y mirad esos ojos
azules como el mar, fieros como el viento
que pide para sus velas.
Firme la mano en la empuñadura
de su sable enjoyado, viril, sabiendo
que para él no queda ya sino el abismo,
Bartholomew Roberts mira cara a cara
a la Muerte. Y es ella la que aparta la mirada.

José María Álvarez
Soy mucho más salvaje de lo que aparento
¿o mucho menos de lo que creo?
¿o las dos dos cosas a la vez?

29 de marzo de 2006

Juventud

Imaginemos un joven al que le gusta beber pero no necesariamente hasta caer inconsciente, imaginemos que ese joven vuelve a casa cruzando el centro de cualquier ciudad española, Madrid, Barcelona, Cáceres, el día elegido para el botellón sin fronteras. Imaginemos que ese joven está terminando su carrera, ha empezado a trabajar a tiempo parcial y tiene en mente algunos proyectos, que unas veces ve fáciles y otras imposibles, según los días. Imaginemos que ese joven necesita irse de casa de sus padres ya, no porque se encuentre mal en el nido, sino porque no quiere prolongar más este estado de transición. Ha escuchado a sus padres una y mil veces contar cómo dejaron la casa paterna a los 21 años, cómo la verdadera vida comenzó a los 21, les ha escuchado narrar la épica de una juventud progre, antifranquista, se ha divertido ante el recuerdo de las broncas a las que tuvieron que enfrentarse para conseguir el más mínimo logro de independencia. Para él, sin embargo, todo ha sido relativamente fácil: volver a las tres de la madrugada, manifestarse, expresar su opinión. Va camino de los 24 años y piensa que ya ha perdido dos de la verdadera vida, piensa que le resulta cómodo tener una relación relajada con sus padres pero hay veces que secretamente envidia una historia más procelosa. El año que viene termina la carrera pero ese joven no acierta a vislumbrar cuándo podrá renunciar a la vida subvencionada. Cuando eres niño, piensa, te sientes en tu derecho, en la juventud te sabes subvencionado. No sabe si irse de España y probar suerte fuera. Si se queda tiene el panorama de un contrato basura, si se va le espera lo mismo pero al menos podrá añadir a su currículo un toque de cosmopolitismo. Ese joven que cruza la ciudad mira sin mirar la apoteósica reunión de defensores del botellón, ver sin ver la cara de algunos conocidos, pero hoy no tiene el ánimo para eso. Quisiera gritar. Gritaría, pero por un futuro, por la posibilidad de cumplir alguna ambición que no quiere que vaya perdiendo fuste ahogada por una comodidad chata. Ese joven que cruza la ciudad inquieto y desesperanzado ante el porvenir forma parte también de eso que llamamos la juventud. "La juventud reclama espacios de ocio para emborracharse", dicen. ¿Pero qué es la juventud? La juventud es también ese muchacho.

Elvira Lindo
"Tener un blog es imprescindible para ser 'cool'"

Pues eso.
Dónde estáis. Dónde estamos
ya todos. Y dónde aquellos días.
Contemplo desde el balcón
del viejo estudio, la
cala de aguas verdes
donde nos bañábamos.

-------------------------Esos
días... Éramos hermosos como los jóvenes
que enamoraban a Teócrito.
¿Os acordáis? Nunca teníamos sueño. La sensación
de que aquello jamás acabaría.
Llenos de alcohol, otros de drogas,
enloquecidos por la poesía, dispuestos
a entregar el corazón
por cualquier locura dichosa.
Un día la vimos: A mermaid on a dolphin's back.
Y cómo sonaba Lester Young, cómo cantaba Billie
Holiday, aquellas
noches, mientras bebíamos
ante el abierto ventanal
lleno de un cielo de refulgentes estrellas.

Hoy, mirando esas aguas, he sentido un
escalofrío. Esa cala, el viento, las ascuas
de azul del cielo.
Esa cala ya sin nosotros.

La luz del atardecer sobre las aguas
y esta brisa de algas,
como si soplase sobre los rescoldos de mi memoria.
Y esta vida que ya dice: Te rechazo.
Cuando yo aún no la rechazo a ella.

José María Álvarez

24 de marzo de 2006

Jóvenes, vírgenes y castos

Con la excusa de que entre el público que asistió a la proyección del documental estaba Julián Hernández, mítico cantante de los aún más míticos Siniestro Total, me he puesto a rememorar esos tiempos que, como diría mi padre, puede que no vuelvan, de fiestecillas en el local a base de Ante todo mucha calma, el grandioso disco en directo de estos pirados vigueses.

Y así, siguiendo con la línea procaz que inauguró el otro día la canción de Krahe, llego a esta canción que, aunque no es de ese disco en concreto, debía figurar aquí. Ahora que ya no somos tan jóvenes ni tan vírgenes. Castos, mucho me temo, nunca lo fuimos.

Jóvenes, vírgenes y castos

Nos miramos a los ojos
nos cogemos de la mano
expresamos sentimientos
sin caer en el pecado
el respeto nos obliga
a mirar y no tocar
y no debo pensar en otras cosas
no debo pensar en fornicar
pero no puedo parar de pensar en fornicar.
Somos jóvenes, vírgenes, somos castos y estamos enamorados
cuando estoy con mi confesor
siento algo parecido
a lo que siento en mi interior
cuando estoy a solas contigo
nobles gestos y palabras
en purísima armonía
pensamientos puros y duros
como nuestra anatomía
y no puedo dejar de pensar en fornicar...

22 de marzo de 2006

Krahe

Sigo sin haber visto a Krahe en concierto, pero ayer lo tuve en frente, sentado dos filas delante de nosotros mientras veíamos, por gracia de Radio 3 una vez más, el documental que un par de colegas le han dedicado a su figura, Ésta no es la vida privada de Javier Krahe.

Fue una noche emocionante. Al pobre se le veía abrumado ante el cariño que destilaba la película y todos los que en ella aparecían, varios de los cuales están en mi santoral particular (Sabina, Savater, Julián Hernández, ...).

Para mí, es la reencarnación entre nosotros del gran maestro Georges Brassens, del que ha traducido alguna que otra canción (como la maravillosa La tormenta) y que está presente en toda su obra, en su estilo, en su forma de cantar, en su irresistible sentido del humor, del amor.

Sus letras son divertidas (como dijo Julián Hernández, divertido no es lo contrario de serio, sino de aburrido), inteligentes, gamberras, socarronas, insinuantes. Su voz, inconfundible, labrada a base de miles y miles de cigarrillos. Su figura, desgarbada y sin embargo elegante, con unos ojos aún de niño a sus sesenta y tantos (que parecen muchos más, y a la vez muchísimos menos).

Acabo de ver que toca el 21 de abril en la Galileo. Ahí estaremos. ¡Por Manitú!

17 de marzo de 2006

Bestias

Para otros la mesura. Para otros,
besos asosegados, despaciosas caricias,
ternuras, educada pasión prudente, pausas,
calmo previsto amor. Todo eso para otros.

Y también para ésos las palabras de azúcar
en susurro, manidas cantinelas te esto, te aquello,
y candelabros trémulos y sedas y perfumes.
Para otros esas cosas -o para ti tal vez
en diferente sitio o para mí en tu ausencia-,
mas no para los dos ahora y juntos.

Nosotros nos sabemos amar como alimañas,
con dentelladas fieras, sin piedad, a degüello,
en tierra nos batimos con saña de animales
salvajes predadores por el fuego cercados,
y colisionan dientes, pieles penetran uñas,
orificios se anegan de mares de saliva
y hasta los huesos crujen crispados del abrazo,
con gargantas, con puños, nos amamos con todo,
descuartizando miembros a jirones,
entre terribles gritos del vientre proferidos,
encarnizadamente voraces nos amamos
hasta la última sangre, a muerte,
--------------------------------------a muerte,
------------------------------------------------a muerte.
Como bestias.

Javier Velaza

No todo va a ser follar

Nunca he visto a Javier Krahe en concierto, es una espinita clavada que espero quitarme en breve, más aún al enterarme de que acaba de sacar nuevo disco, Cinturón negro de karaoke, donde aparecen canciones como la que da título a este post, que él presenta así:

"Después de escribir “Kriptonita” [otra de las canciones del disco] me quedé un tanto melancólico. Necesitaba una canción de autoayuda y nadie mejor para autoayudarme que yo mismo que me dedico a esto. Se proponen actividades diversas y estúpidas con las que se consigue que pasen las horas cuando nos falta lo principal."



NO TODO VA A SER FOLLAR

También habrá que saltar a la pata coja,
habrá que coleccionar sellos de Nigeria,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar,
habrá también que apretar una tuerca floja
y habrá que ir a trabajar,
no todo va a ser follar,
por una miseria.

Habrá también que llevar a arreglar el coche
y habrá que quitarle el polvo a la biblioteca,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar,
habrá que cerrar el bar al morir la noche
y habrá también que pagar,
no todo va a ser follar,
lo de la hipoteca.

No todo va a ser follar,
ya follé el año pasado
a la orillita del mar
con una mujer sin par
que después me dio de lado,
lo recuerdo, algo tocado
pero sin dramatizar,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar.

También habrá que llamar a la pobre Alicia,
habrá que modificar la ronda nocturna,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar,
habrá que desmenuzar la última noticia
y habrá que depositar,
no todo va a ser follar,
el voto en la urna.

Habrá también que comprarse unos calcetines,
también habrá que regar esos cuatro tiestos,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar,
habrá que documentarse sobre los delfines
y habrá también que firmar,
no todo va a ser follar,
muchos manifiestos.

No todo va a ser follar,
ya follé el año pasado
a la orillita del mar
con una mujer sin par
que después me dio de lado,
lo recuerdo, trastornado
pero sin exagerar,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar.

También habrá que invitar a una barbacoa,
habrá también que acercarse hasta el quinto pino,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar,
habrá que intentar cruzar Núñez de Balboa
y habrá que ir a consultar,
no todo va a ser follar,
a un buen otorrino.

También habrá que admirar a la mona Chita,
habrá también que jugar a pares o nones,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar,
habrá que resucitar por la mañanita
y habrá también que cantar,
no todo va a ser follar,
muchas más canciones.

No todo va a ser follar,
ya follé el año pasado
a la orillita del mar
con una mujer sin par
que después me dio de lado,
lo recuerdo, obsesionado
pero sin llorar,
no todo va a ser follar,
no todo va a ser follar.

15 de marzo de 2006

Cómo se nota que ahora sí que estoy currando (relativamente, claro), porque no encuentro un momento para ponerme a escribir paridas aquí, y lo empiezo a echar de menos.

Ni siquiera he escrito aún sobre el viaje a Barna y la gran gala de los Chuminos...

Siguiendo con las buenas costumbres, mañana vamos a ver Volver, la nueva de Almodóvar, por cortesía de Radio 3. Pero esta vez la lucha ha sido feroz, y más de uno y más de una se han quedado sin entradas... Ojalá la cosa sea coyuntural, y la peli de Almodóvar tenga más demanda que el resto, porque si no me temo que en breve se nos va a acabar el chollo.

Y el viernes, a Salobreña con la familia, abuela y Lúa incluidas, a pasar los tres días del minipuente.

8 de marzo de 2006

Francis de Croisset

No sé quién es, pero alguna vez leí varias frases suyas que me gustaron, maldades sobre las mujeres (y los hombres):

L'expérience ne nous empêche jamais de faire une bêtise, seulement elle nous empêche de la faire gaiement. (La experiencia nunca nos impide hacer una tontería, sólo impide que la hagamos alegremente.)

Les hommes passionnés aiment souvent, les femmes passionnées aiment longtemps. (Los hombre apasionados aman a menudo, las mujeres apasionadas aman por mucho tiempo.)

Nous les hommes, quand nous sommes heureux, c'est souvent à cause de quelque chose. Vous, les femmes, c'est toujours à cause de quelqu'un. (Nosotros los hombres, cuando estamos contentos, con frecuencia es por algo. Vosotras, las mujeres, es siempre por alguien.)

Quand une femme a tort, il faut commencer par lui demander pardon. (Cuando una mujer se equivoca, hay que empezar por pedirle perdón.)

Un homme qui vous aimait et qui vous le dit trop tard, pour les femmes, c'est ça l'amitié. (Un hombre que os amaba y os lo dice demasiado tarde. Para las mujeres, eso es la amistad.)

7 de marzo de 2006

Marguerite Duras

Hay gente que escoge escribir como oficio. Para ella era su modo de vivir. Toda su obra está marcada por ese hálito de sensualidad que es misterioso, húmedo, que viene de lejos, de la Indochina natal, sin duda. Ella resumía todo eso de una manera muy simple y magnífica: "Un tipo al que no le apetece acostarse conmigo no me interesa".

Jeanne Moreau hablando sobre su amiga Marguerite Duras en El País de ayer.

5 de marzo de 2006

Tutti Tudela

(Según el cartel de acrílico que está sobre el mostrador, la mujer que los ha atendido se llama Tutti Tudela. Los dos hombres la observan con aprobación mientras ella saca un par de libros de una estantería, baja de la escalera y los trae hacia donde están ellos. Es una mujer de más de cincuenta años, muy atractiva.)

[...]

Fernando: Muchas gracias. Tomo nota de lo que me sirva y se lo traigo. Y si hay algo que no entiendo, le pregunto. Creo que usted sabe mucho de perfumes.

Tutti: Casi tanto como usted de mujeres.

(Fernando se sorprende, no entiende el porqué de esta afirmación.)

Tutti: Con una sola mirada, muy discreta, me examinó de arriba a abajo y creo que no le pareció nada mal lo que veía. ¿Me equivoco?

(Fernando dice que no, sonriendo divertido.)

Fernando: O es usted muy sabia o mi mirada está perdiendo la discreción... Tal vez porque no esperaba encontrar a alguien que despertara en mí un inequívoco sentimiento de lujuria.

Tutti: Gracias. Usted también es una presa que una mujer sin prejuicios estaría muy dispuesta a conquistar.

Carlos: Si quieren yo sigo con las fotocopias y ustedes se van a tomar un café, algo.

Tutti: A mí me quedan unos cuantos prejuicios. Este momento no debe pasar de ser un intercambio muy agradable de elogios eróticos: puro coqueteo entre dos personas con mucha experiencia.

Fernando: Experiencia no implica conocimiento. Yo no sé nada de mujeres.

Tutti: Eso es un mentira elegante: "un caballero no habla de ciertas cosas".

Fernando: A las pocas mujeres que conocí en mi vida, las admiré, las observé, traté de descifrarlas, pero nunca dejaron de ser un misterio. Nunca dejaron de sorprenderme...

Yo creo que lo que realmente importa es disfrutar de su presencia. No me di cuenta enseguida, pero después de un tiempito aprendí a escucharlas, a valorar los silencios, las miradas... Esos momentos en que parece que pasa nada, y pasa un mundo... Aprendí a respetar su intuición, su inteligencia. Y aprendí a amarlas.

Tutti: Le quiero advertir que el nivel de mis defensas está bajando peligrosamente. No se pueden decir esas cosas así, como si nada.

Carlos: Yo me voy. Te espero en el coche.

(Fernando responde a la broma de Carlos sujetándolo de un brazo.)

Fernando: Estoy casado con la misma mujer desde hace cuarenta años. Y le soy fiel.

Tutti: No soy chismosa. No es necesario que me mienta.

Fernando: No estoy mintiendo. Nunca me obligué a serle fiel a mi mujer, nunca fue una norma o pacto a respetar. Con Lili, con mi mujer, siempre dijimos que si se nos cruzaba alguien a cualquiera de los dos, mala suerte. Pero sin mentirnos...

Estamos juntos porque queremos, nadie nos obliga y nos obliga a ser leales. Ninguna de las mujeres que conocí después pudo ganarle. Las miro, las puedo admirar, me puede asombrar conocer a alguien como Tutti Tudela. Yo estoy abierto a todo, a lo que sea que pueda pasar... pero no hay caso: Lili gana. Lili gana siempre.

Tutti: tengo la sensación de que cuando habla de mujeres, está hablando de una sola mujer.

Fernando: Puede ser.

Carlos: Es mi deber advertirle, querida Tutti, que el discurso de mi amigo es una gran mentira magistralmente armada para seducir mujeres hermosas como usted.

(Tutti no le presta atención. No deja de mirar a Fernando.)

Tutti: Me gustaría mucho conocer a su mujer. Quiero dejar de ser discreta por una sola vez y contarle todo lo que usted me dijo. ¿Ella lo sabe?

Fernando: No lo sé. Nunca se lo dije, pero a Lili no se le escapa nada.

Tutti: Dígaselo.

Fernando: No sé si puedo. A lo mejor se lo escribo.

Tutti: Eso también estaría bien. Pero hágalo pronto. Esa mujer no se merece que la haga esperar tanto.

En Lugares comunes.

2 de marzo de 2006

Experiencia g

Ayer, pese a salir con 50 minutos de margen para un trayecto de algo más de 10 minutos en bus, acabé perdiendo el AVE por culpa de los putos autobuses de Toledo.

Así que tuve que coger un autobús a Madrid y acabé tardando 3 horitas en llegar a casa, a las 9 y media de la noche.

Buen rollito.

Ahora ya sé lo que es una experiencia g...

;-)

1 de marzo de 2006

Censura

"Satires which the censor can understand are justly forbidden."

Karl Kraus

Según Billy Wilder, gran parte del encanto de sus películas, y de las de sus maestros, como Lubitsch, se debe a las vueltas que tenían que darles a sus ideas para conseguir pasar el filtro de la censura. Era una lucha de la inteligencia por abrirse paso en un ambiente de indigencia mental. Por eso, cita Wilder a Kraus, las bromas que el censor entendía, y consecuentemente prohibía, estaban bien censuradas.

Pere Rovira y Joan Margarit en Babelia

[...]

Pregunta: ¿Y se sienten reconocidos en el resto de España?

Pere Rovira: Yo nunca me he sentido mal. Si vamos a Ávila nosotros no tenemos el mínimo reparo de leer en español. Pero el provincianismo no tiene límites y hay capullos de aquí que creen que tienen que ir allí a leer en catalán. No le puedes pedir a la gente de Ávila que aprenda catalán para leerte a ti. Además, es que siempre terminan pidiéndote que leas en catalán. Si no lo haces, te lo piden. ¿Por qué? Porque no les das el coñazo.

Joan Margarit: Yo hice una lectura en Badajoz el día que se discutía el Estatuto y la gente terminó pidiéndome que leyera en catalán. Yo creo que tenemos el mismo número de lectores en castellano que en catalán.

Pere Rovira: Hay otro mito. Aquí no se ha enseñado que cualquiera puede leer en catalán. Yo tengo amigos en Galicia. Me mandan sus libros en gallego y yo los entiendo. Si no entiendo una palabra, la busco en el diccionario. O sea, que si yo puedo leer en gallego, un señor de Badajoz me puede leer a mí en catalán haciendo el mismo esfuerzo. Éste es un conflicto creado por los políticos que no tiene nada que ver con el escritor ni con el lector. A Carod Rovira le interesa que parezca que a los catalanes no nos entienden en Badajoz. Y a Rajoy también le interesa. Pero los dos mienten.

Manrique en La Casa Encendida


Planazo el que me monté ayer por la tarde. Menos mal que se acercan mis oposiciones...

Estuve en la Casa Encendida, escuchando y viendo cómo hacía el programa mi admirado Diego Manrique. Llevó a un invitado, un auténtico crack: Muchachito Bombo Infierno (ver foto adjunta).

Muchachito es de Santa Coloma de Gramenet, en el extrarradio barcelonés, pero por el acento podría perfectamente ser gaditano. Por el acento, y por el gracejo, porque el tío es un cachondo mental, todo un espectáculo.

Yo no había oído nada suyo, sólo leí el otro día que está haciendo algo con Kiko Veneno. Por lo que me enteré ayer, normalmente toca el bombo y la guitarra, con una fuerza impresionante. Por problemas técnicos, ayer salió sólo con su guitarra, y sus zapatos, porque joder cómo marcaba el ritmo con los pies.

El malvado Manrique le hizo tocar de todo: para empezar, le pidió una de Raphael, ris ras. Y el crack salió bien parado, porque era un torbellino, menuda fuerza. Lo suyo, creo, es la rumba catalana, "pero a su rollo", como él mismo diría, pero cualquier otra cosa la pasa por su molinillo, y pa' dentro. Nos deleitó también con un Egyptian reggae, creo que de Jonathan Richman (que no conocía, pero por supuesto voy a explorar). Toda una experiencia.

Y para rematar, una mesa redonda sobre "La radio musical. Pasado continuo, futuro imperfecto" en la que participaron, además de Manrique, Patricia Godes, una periodista musical que ahora colabora con Ordovás en el programa iPop, de La 2, y Marc Vicens, director de Kiss FM hasta el mismísimo día de ayer.

Desde el principio, se vio claramente que había dos bandos: los radiotreseros por un lado y el radioformulero por otro.

Diego llegó a admitir su "rencor" hacia los que, como Javier Sardá entre otros muchos, utilizaron la radio musical como trampolín hacia metas más elevadas (más rentables quiero decir, claro), dejando patente su falta de compromiso con la música.

Fue muy curioso ver cómo, para referirse supuestamente al mismo fenómeno, unos y otro utilizaban palabras totalmente diferentes: por un lado se hablaba de compromiso, de grupos, de estilos, de oyentes; por el otro, de rentabilidad, de mercado, de tendencias, de audiencias, de EGM, de target.

Y es que, en realidad, creo que no estaban hablando de lo mismo: lo que unos entienden por música es un producto cultural, una forma de expresión artística que, como tal, trata de comunicar experiencias únicas e individuales, y a la vez universales, como son el dolor, la alegría, el amor; para el otro, la música es un producto comercial para el hay que buscar consumidores y la radio un canal de difusión, de marketing, mediante el cual dirigirse al público objetivo, debidamente segmentado para incrementar la rentabilidad de la inversión.

Yo, radiotresero confeso, fui consciente una vez más del lujo que supone que existan presentadores (comunicadores, diría el Vicens) como Manrique, y que puedan hacer los programas que les dé la gana. Sé que sólo en la radio pública puede darse tal anomalía, y cuantísimo me alegro. Como dijo Manrique: sé que soy un privilegiado, pero me siento muy orgulloso de dirigirme a esa pequeña minoría que no ve la música como mero hilo musical, que quiere conocer, explorar, aprender.

(Menudo panfletillo que me he cascado hoy, ya va siendo hora de hacer que curro...)