...y a veces (muchas veces) lloro sin querer.
Como me acaba de pasar mientras desayunaba en la cafetería y leía esta maravilla de Muñoz Molina (¡gracias, C.!).
Está claro que tengo un problema en las glándulas lacrimales (y otro más grave en el cerebro, ya lo sé...).
Creo que soy la segunda persona con la lágrima más fácil que conozco. Iba a decir la primera, pero Isa es imbatible. Aunque ella llora de alegría ;-) y yo de mera emoción (¡que no es lo mismo que tristeza, S., que te veo venir!).
Y cuando se combinan la maestría para la evocación sentida de Muñoz Molina, el escenario de Nueva York (o cualquier otra gran ciudad, for that matter), la música (en concreto, para mayor regocijo de mi mitomanía, el jazz de los años cincuenta) y la figura legendaria de un genial negrazo como Thelonious Monk, la emoción, y la secreción, están garantizadas.
5 comentarios:
Suena sádico y, sin embargo, sospecho que no hay nada malo en haberte hecho llorar esta mañana. Incluso siento cierta satisfacción.
Puede que nunca más lo diga pero me emociona haberte hecho llorar.
;)
C.
No es mi intención desilusionarte, pero hacerme llorar no tiene demasiado mérito ;-)
Sin ir más lejos, vengo ahora de pasarme casi dos horas con la lagrimita suelta...
Menos mal que sigo los consejos del Gobierno de España y repongo fluidos convenientemente (agua mayormente, aunque cerveza también me vale), que si no fijo que me desidrato cualquier día de éstos...
:-P
Ahora sí que te haría llorar pero de dolor! Qué envidia!
;)
(Ups.
Antes de que se pase por aquí n. y me ponga a caldo, advierto que donde pone "desidrato" en mi primer comentario debería decir, por supuesto, "deshidrato"...)
Te informo, querida C., que el documental lo pasaron en Barcelona, concretamente en el In Edit, antes que en Madrid. Si no fuiste, no es culpa mía... ;-P
Qué mal me caes... ;P
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