30 de noviembre de 2010

Contar cuentos

A veces se me ocurre que antes de ser padres deberían comprobar que somos capaces de contar un cuento (también deberían asegurarse de que sabemos jugar con los niños), y si no somos capaces ni sabemos, deberían obligarnos a seguir unos cursillos de aprendizaje, pues ¿qué futuro espera a unos niños cuyos padres los han ayudado a hacer los deberes, les han dado una alimentación sana y equilibrada, les han enseñado excelentes modales, les han transmitido sólidos principios morales, pero no han jugado con ellos ni les han contado cuentos?

Esther Tusquets (again...), en Pequeños delitos abominables

(Esta tarde, después de una estupenda comida con M., me he cruzado inesperadamente con el último libro de Esther Tusquets en una sección que ahora no recuerdo, pero que no era la de ficción donde esperaría encontrármela. Por supuesto, en un movimiento irreprimible, casi reflejo, lo he metido al zurrón... :-P)

1 comentario:

Anónimo dijo...

En cómo se relaciona un adulto con los niños, se ven sus complejos, represiones y carencias. Es una de las situaciones que más retratan a la persona.
G.