23 de noviembre de 2010

Mi vicio

Siempre he pensado que los fumadores, los adictos al tabaco, comparten algún rasgo de su personalidad, una cierta agitación, que los hace sensibles a lo que el fumeque les proporciona. Algo que a mí, ingenuo y soberbio como soy (...), por supuesto no me pasa. Y es verdad, creo que soy inmune a los encantos del tabaco.

Sin embargo, tengo un punto débil, muy débil, del que cada día que pasa soy más consciente, y que empiezo a vivir como una especie de adicción: estoy enganchado a las distracciones que me proporciona Internet.

No es que me fascine la cantidad de cosas que puedo aprender en la Red (o que podría, si mis continuos cambios de tercio no me lo impidiesen), como pensaba hasta hace poco. Eso no es más que la fachada, lo que me permite tirarme el rollo de cultureta y enterao. Lo que hace que me pase horas delante del ordenador, en Facebook, Twitter, mirando compulsivamente el correo, buscando nuevas noticias a cada rato, es simplemente mi cuelgue con la sensación de mareo que me acaba provocando este continuo chute de impulsos, de destellos que me tienen atrapado, dando vueltas cual polilla alrededor de una luz que nunca se apaga y que, de hecho, brilla cada vez más...

2 comentarios:

sara dijo...

te propongo una buena fumata en sociedad_para compartir vicios y cambiar de aires_como aquí en barcelona le damos a todo en general y abusamos sin remedio_tenemos mucho que ofrecerte_
em prenc la llibertat de firmar com a col·lectiu: super_heroínas_super_viciosas

grankabeza dijo...

el plan suena absolutamente irresistible

y lo de las superheroínas superviciosas, ni te cuento...

en diez días estamos por allí :)