Me acabo de enterar de que hoy es el Día Mundial de la Poesía (todo con mayúscula, para que parezca mucho más serio).
Me pongo a repasar lo que he ido poniendo en este blog bajo la etiqueta "poesía" a lo largo de más de cinco años ya: creo que refleja lo más hondo que hay en mí, lo que soy, lo que no soy, lo que anhelo, lo que me conmueve, lo que me duele, lo que me hace llorar.
Quiero poesía. Necesito poesía en vena. Pero no las cursiladas aparentemente brillantes y profundas que se disuelven instantáneamente como azucarillos.
Quiero poesía de la buena, de la de verdad. De la que duele porque nos arranca la venda de los ojos, de la piel, del alma.
La poesía no necesita palabras, pero reconozco que a mí me impresiona y sobrecoge especialmente cuando está escrita utilizando la expresión precisa, justa.
Como la que escribe Idea Vilariño:
Tal vez no era pensar
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto,
sino darse y tomar perdida, ingenuamente,
tal vez pude elegir, o necesariamente,
tenía que pedir sentido a toda cosa.
Tal vez no fue vivir este estar silenciosa
y despiadadamente al borde de la angustia
y este terco sentir debajo de su música
un silencio de muerte, de abismo a cada cosa.
Tal vez debí quedarme en los amores quietos
que podrían llenar mi vida con un nombre
en vez de buscar al evadido del hombre,
despojado, sin alma, ser puro, esqueleto.
Tal vez no era pensar, la fórmula, el secreto.
sino amarse y amar, perdida, ingenuamente.
Tal vez pude subir como una flor ardiente
o tener un profundo destino de semilla
en vez de esta terrible lucidez amarilla
y de este estar de estatua con los ojos vacíos.
Tal vez pude doblar este destino mío
en música inefable. O necesariamente...
Decir no
Decir no
Atarme al mástil
Pero
Deseando que el viento lo voltee
Que la sirena suba y con los dientes
Corte las cuerdas y me arrastre al fondo
Diciendo no no no
Pero siguiéndola.
O la de Jaime Sabines:
Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo,
tú lo tienes.
El puño de mi corazón está golpeando, llamando.
Te agradezco a los cuentos,
doy gracias a tu madre y a tu padre,
y a la muerte que no te ha visto.
Te agradezco al aire.
Eres esbelta como el trigo,
frágil como la línea de tu cuerpo.
Nunca he amado a mujer delgada
pero tú has enamorado mis manos,
ataste mi deseo,
cogiste mis ojos como dos peces.
O la de Leonard Cohen:
You'll go your way
I'll go your way too
O la de Ángel González:
Y ahora,
con el alma vacía como tantas
veces,
contemplo el lento paso de los días
que me empujan no sé hacia qué destino
oscuro, presentido
ya sin curiosidad. Es aburrido
saber y no saber, equivocarse
y acertar. También estar seguro
es tan insoportable en muchos casos
como dudar, como ceder, como desmoronarse.
Seguro, a salvo, ahora
que ya pasó el dolor,
observo la zozobra lo mismo que una estela
fundida a mis espaldas
con el espeso limo
de los sucesos cotidianos, dados
- antes de ser recuerdos - al olvido.
La indiferencia ante la propia suerte
no es mejor compañera que la angustia,
ni mi sonrisa
(cuando el azar nos pone,
-------------------------viejo amor,
------------------------------------frente a frente)
representa otra cosa que la ausencia
de algún gesto más justo
para significar la seca, dolorosa,
irreparable pérdida del llanto.
O de Joaquín Sabina, claro:
El moño, las pestañas, las pupilas,
el peroné, la tibia, las narices,
la frente, los tobillos, las axilas,
el menisco, la aorta, las varices.
La garganta, los párpados, las cejas,
las plantas de los pies, la comisura,
los cabellos, el coxis, las orejas,
los nervios, la matriz, la dentadura.
Las encías, las nalgas, los tendones,
la rabadilla, el vientre, las costillas,
los húmeros, el pubis, los talones.
La clavícula, el cráneo, la papada,
el clítoris, el alma, las cosquillas,
ésa es mi patria, alrededor no hay nada.
Feliz día mundial de la poesía (con minúsculas bien pequeñas), queridas lectoras.
:)
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