Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo,
un gran viento que sobre las cabezas pasaba su mano,
su gran mano que rozaba las frentes unidas
y las reconfortaba.
Y era el serpear que se movía
como único ser, no sé si desvalido, no sé si poderoso,
pero existente y perceptible, pero cubridor de la tierra.
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse
y puede reconocerse.
Cuando en la tarde caldeada, solo en tu gabinete,
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras preguntar algo a tu imagen,
no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
Vicente Aleixandre
Hoy se despide (prejubilada, como tantos otros de los grandes de RTVE, menuda mierda de forma de gestionar el bien público) Beatriz Pécker, la voz más alegre, clara e inteligente de la radio española. Hoy presenta por última vez La Plaza en Radio 1 (ahora mismo quedan poco más de 10 minutos de programa...). Al parecer, el nombre del programa viene de este fantástico poema de Aleixandre, que bien me podía yo aplicar...
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