13 de febrero de 2010

En busca de la atención perdida

Supongo que el problema es mío y viene de antiguo, pero con Internet se ha agravado hasta extremos realmente preocupantes.

Recuerdo los tiempos de la carrera (bueno, yo no los recuerdo mucho, pero me ayudan a recordarlos), cuando podía pasar horas enteras concentrado, sin distracciones: a solas con mi discman, mi cargamento de discos de jazz, mis libros de lo más apasionante (métodos matemáticos para la física, mecánica cuántica, óptica electromagnética, y en ese plan), aunque estuviese en una biblioteca llena de gente y tuviese los sentidos disparados (comme d'habitude).

Y sin embargo ahora soy incapaz de controlar esta avalancha de información que se me viene encima. (Aunque, como piensa Clay Shirky, es posible que el problema no esté en la cantidad de información, pues siempre ha habido mucha más de la que cualquiera podría digerir, sino en que los filtros tradicionales que nos enseñaron para racionarla ya no sirven.)

Reconozco que lo vivo con angustia (¿angustia yo?). Desde hace años, ya lo he dicho mil veces, compro muchos más libros de los que leo. Pero es que últimamente ni siquiera los empiezo. Y eso me hace sentir mal.

Quiero encontrar la manera de organizarme, limitar los estímulos, asumir de una jodida vez que no puedo saberlo todo de todo (ni siquiera de esa manera tan superficial en que llego alguna vez a saber algo de algo) y recuperar la atención perdida.

¿Alguna sugerencia?

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