En fin, que esa compra hizo que ayer me pasase un rato desechando papeles varios que habían tomado al asalto la sobrepoblada mesa de mi pequeña habitación. Y entre ellos, un texto de Savater (sí, Savater de nuevo, qué pasa), publicado hace unos meses en la revista hispano-mexicana Letras Libres, del que, antes de que acabe en el contenedor azul, quiero dejar aquí esta magnífica frase:
La poesía que se toma científicamente en serio a sí misma y pretende tener una explicación del cosmos mejor que la ofrecida por el método científico es lo que suele llamarse “religión”: su única excusa es que se trata de una supervivencia del pasado en que la ciencia era menos que un esbozo y por entonces cumplió la función de calmar la incertidumbre de la ignorancia... tapando la ignorancia con leyendas. En la acera de enfrente está la actitud de quienes confunden el experimento con la experiencia, decidiendo que toda pretensión de significado simbólico –es decir, poético– que no se atenga al materialismo que da cuenta exterior de los efectos y las causas es un engaño nocivo, voluntario o involuntario. Esta pretensión reductora no es, claro, científica sino cientifista –es decir que convierte a la ciencia en ideología– y su única excusa es que responde a la secular agresión contra el conocimiento verificable de las instituciones religiosas, poderosas e inquisitoriales antaño pero también hoy en demasiadas ocasiones y lugares.
Fernando Savater, en "¿Es tolerable la tolerancia religiosa" (Letras Libres de marzo de 2009).
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