Acabo de volver a la página de oyentes de El Ambigú y me encuentro con la agradable sorpresa de que ahora uno puede descargarse los programas enteros en mp3.
Así que me he bajado uno de la semana pasada y aquí estoy disfrutándolo. Aunque la calidad del sonido no es una maravilla, lo importante es que, como dice uno de sus lemas, es "casi una hora de pistas", de ideas, de descubrimientos.
Así, este finde en Majadahonda me he dedicado a bajarme varias de las cosas que escuché a lo largo de la semana pasada, como Minino Garay o el último de Eric Burdon.
Y mañana, Diego Manrique hace el programa en directo en la Casa Encendida, a lo que seguirá una mesa redonda con el título de "La radio musical. Presente continuo, futuro imperfecto".
Habrá que estar allí, ¿no?
27 de febrero de 2006
22 de febrero de 2006
Billy Wilder #2
"Quince años después del entierro de Lubitsch, me visitó Walter Reisch: me preguntó por qué no íbamos a llevar flores a la tumba de Lubitsch. Y cuando ya nos íbamos, vimos una lápida a los pies de la de Lubitsch, donde podía leerse el nombre de Steffi Trondl. Steffi Trondl fue durante muchos años la secretaria de Lubitsch que había pasado a máquina muchos de sus guiones, y que, a través de sus trabajos con Lubitsch, conocía mejor que nadie a sus colaboradores y amigos. En su testamento, Lubitsch le había dejado cinco mil dólares y con ese dinero, ella se había comprado una tumba en Forest Lawn, a los pies del maestro. Quiso estar un día allí, por si este tenía que dictar algo urgente."
Billy Wilder
Samuel Goldwyn: ¿En qué está usted trabajando actualmente?
Billy Wilder: En mi autobiografía.
Samuel Goldwyn: ¿Y de qué trata?
Ése es el libro que estoy leyendo actualmente, y creo que va a ser de los pocos que me termino porque, como le gustaría a Wilder, desde el principio "me ha agarrado por el pescuezo, y no me suelta".
Billy Wilder: En mi autobiografía.
Samuel Goldwyn: ¿Y de qué trata?
Ése es el libro que estoy leyendo actualmente, y creo que va a ser de los pocos que me termino porque, como le gustaría a Wilder, desde el principio "me ha agarrado por el pescuezo, y no me suelta".
21 de febrero de 2006
20 de febrero de 2006
Desde el viernes por la tarde hasta esta mañana, he tenido el cerebro en off: en todo el fin de semana no he visto prácticamente a nadie, ni siquiera he hablado con casi nadie. Como dicen los yankees, he estado AWOL.
Pero me sigo debiendo una crítica de la última peli que he visto en el cine, Los tres entierros de Melquíades Estrada. Y allá va.
Es el debut en la dirección de Tommy Lee Jones, un actor muy peculiar, de rostro y gestos inconfundibles. Resulta que el tío es texano, tiene un rancho y habla español. Y siente muy cercano el drama de los inmigrantes mexicanos que arriesgan su vida para alcanzar el sueño americano.
Todo esto se refleja en la película, una historia fronteriza de amistad, de lealtad más allá de la muerte, un viaje algo alucinado y en sentido inverso al más habitual, en el que un gringo viaja a México con el cadáver de su amigo Melquíades, muerto en oscuras circunstancias al norte de la frontera.
El guión es de Guillermo Arriaga, que también escribió los de Amores perros o 21 gramos. Y se nota. Sobre todo en la primera parte de la película, donde saltamos una y otra vez, sin solución de continuidad, del pasado al presente, y vuelta hacia atrás. También en el humor escatológico que salpica toda la cinta.
T.L. Jones está magnífico en el papel de ese gringo algo autista, que por momentos parece bordear la locura en su obstinación de enterrar a su amigo muerto en el lugar del que provenía.
En fin, una gran película, y ya van unas cuantas últimamente, después de bastantes meses de sequía. Y todas americanas.
Y el jueves otra vez al cine, por cortesía esta vez de Radio 3: Capote, con el gran Philip Seymour Hoffman. La cosa promete.
Pero me sigo debiendo una crítica de la última peli que he visto en el cine, Los tres entierros de Melquíades Estrada. Y allá va.
Es el debut en la dirección de Tommy Lee Jones, un actor muy peculiar, de rostro y gestos inconfundibles. Resulta que el tío es texano, tiene un rancho y habla español. Y siente muy cercano el drama de los inmigrantes mexicanos que arriesgan su vida para alcanzar el sueño americano.
Todo esto se refleja en la película, una historia fronteriza de amistad, de lealtad más allá de la muerte, un viaje algo alucinado y en sentido inverso al más habitual, en el que un gringo viaja a México con el cadáver de su amigo Melquíades, muerto en oscuras circunstancias al norte de la frontera.
El guión es de Guillermo Arriaga, que también escribió los de Amores perros o 21 gramos. Y se nota. Sobre todo en la primera parte de la película, donde saltamos una y otra vez, sin solución de continuidad, del pasado al presente, y vuelta hacia atrás. También en el humor escatológico que salpica toda la cinta.
T.L. Jones está magnífico en el papel de ese gringo algo autista, que por momentos parece bordear la locura en su obstinación de enterrar a su amigo muerto en el lugar del que provenía.
En fin, una gran película, y ya van unas cuantas últimamente, después de bastantes meses de sequía. Y todas americanas.
Y el jueves otra vez al cine, por cortesía esta vez de Radio 3: Capote, con el gran Philip Seymour Hoffman. La cosa promete.
17 de febrero de 2006
La red
Interesante artículo ayer en El País: Internet contribuye a ampliar nuestras redes sociales.
La red está cambiando la manera en que nos relacionamos. Es (¿era?) un tópico afirmar que quienes estamos enganchados a la red lo hacemos a costa de dejar de lado las relaciones personales "presenciales". Pero resulta que es todo lo contrario.
Ayer, sin ir más lejos, fui al cine con Esther. Asistimos al preestreno de Los tres entierros de Melquiades Estrada invitados por elmundo.es gracias a una microcrítica que escribí sobre la última película que había visto, a la que a su vez acudimos invitados por Radio 3, pues vimos en su página web que repartían entradas. Por supuesto, toda la comunicación tanto con El Mundo como con Radio 3 fue a través de correo electrónico.
Para concretar la cita de ayer, Esther y yo estuvimos chateando un momento y nos llegamos a mandar algún email. Ni siquiera necesitamos hablar por el móvil, ni un mero sms.
Y así, después de tanta comunicación virtual, acabamos cenando en un agradable garito en Malasaña, charlando y compartiendo emociones en el cine.
Pues eso, que la red contribuye a ampliar (e intensificar) nuestras redes sociales.
La red está cambiando la manera en que nos relacionamos. Es (¿era?) un tópico afirmar que quienes estamos enganchados a la red lo hacemos a costa de dejar de lado las relaciones personales "presenciales". Pero resulta que es todo lo contrario.
Ayer, sin ir más lejos, fui al cine con Esther. Asistimos al preestreno de Los tres entierros de Melquiades Estrada invitados por elmundo.es gracias a una microcrítica que escribí sobre la última película que había visto, a la que a su vez acudimos invitados por Radio 3, pues vimos en su página web que repartían entradas. Por supuesto, toda la comunicación tanto con El Mundo como con Radio 3 fue a través de correo electrónico.
Para concretar la cita de ayer, Esther y yo estuvimos chateando un momento y nos llegamos a mandar algún email. Ni siquiera necesitamos hablar por el móvil, ni un mero sms.
Y así, después de tanta comunicación virtual, acabamos cenando en un agradable garito en Malasaña, charlando y compartiendo emociones en el cine.
Pues eso, que la red contribuye a ampliar (e intensificar) nuestras redes sociales.
15 de febrero de 2006
Van Morrison tiene una fijación con los problemas que acarrea la fama. En todos sus discos hay al menos una canción en la que habla de los problemas de ser famoso: las bobadas que uno tiene que escuchar en la prensa, las traiciones de antiguos conocidos que dicen saber sobre uno cosas que ni uno mismo sabía, los malentendidos que tienen que ser explicados una y otra vez sin resultado alguno y un largo etcétera.
En su próximo disco (que llevo unas semanas escuchando gracias a las maravillas de la tecnología, del soulseek más en concreto) hay una canción donde aparece una frase grandiosa, que va mucho más allá de esta obsesión suya:
"it used to be my life, now it's become my story"
En realidad, creo yo, esto nos pasa a todos: vamos convirtiendo lo que vivimos, que casi siempre es caótico, accidental, contingente, en algo con sentido, donde los efectos siguen a las causas, donde pasa lo único que podía pasar porque era lo que tenía que pasar.
Nos vamos contando nuestra propia historia.
Y de cómo nos las apañemos para contárnosla depende en gran medida que seamos felices o unos desgraciados.
En su próximo disco (que llevo unas semanas escuchando gracias a las maravillas de la tecnología, del soulseek más en concreto) hay una canción donde aparece una frase grandiosa, que va mucho más allá de esta obsesión suya:
"it used to be my life, now it's become my story"
En realidad, creo yo, esto nos pasa a todos: vamos convirtiendo lo que vivimos, que casi siempre es caótico, accidental, contingente, en algo con sentido, donde los efectos siguen a las causas, donde pasa lo único que podía pasar porque era lo que tenía que pasar.
Nos vamos contando nuestra propia historia.
Y de cómo nos las apañemos para contárnosla depende en gran medida que seamos felices o unos desgraciados.
14 de febrero de 2006
Boyero
Me acabo de sacar un bono de 25 artículos de El Mundo, sólo para poder leer las crónicas de Carlos Boyero desde los mejores festivales de cine.
Para leer durante la comida ya me he preparado las últimas cuatro que ha escrito desde la Berlinale.
Jefe Boyero, sí señor.
Para leer durante la comida ya me he preparado las últimas cuatro que ha escrito desde la Berlinale.
Jefe Boyero, sí señor.
Ayer di un nuevo paso en mi vida de urbanita-cultureta: me hice socio de un videoclub de "cine de autor", toma ya.
Y saqué mi primera peli, que pertenece a un género que me gusta mucho y que podríamos llamar pequeñas-pelis-americanas-sobre-la-vida-cotidiana
-en-pequeña-ciudad. Lo más importante es que sean americanas, soy así...
Se titula Ya no somos dos y, entre otros alicientes, tiene uno importante: Naomi Watts, que es una gran actriz y una de las tías más atractivas para mí en el cine actual. Además, también sale Peter Krause (Nate en A dos metros bajo tierra).
Me esperaba algo más ligerito, pero me gustó esa historia de infidelidades entre dos parejas de amigos.
Y Naomi... Uff.
Y saqué mi primera peli, que pertenece a un género que me gusta mucho y que podríamos llamar pequeñas-pelis-americanas-sobre-la-vida-cotidiana
-en-pequeña-ciudad. Lo más importante es que sean americanas, soy así...
Se titula Ya no somos dos y, entre otros alicientes, tiene uno importante: Naomi Watts, que es una gran actriz y una de las tías más atractivas para mí en el cine actual. Además, también sale Peter Krause (Nate en A dos metros bajo tierra).
Me esperaba algo más ligerito, pero me gustó esa historia de infidelidades entre dos parejas de amigos.
Y Naomi... Uff.
13 de febrero de 2006
Fin de semana de muchas y variadas emociones.
Como en esas pelis moderniquis, voy a contarlo en sentido cronológicamente inverso, empezando por lo que me ha pasado al llegar a Toledo.
Sabía que algo así me iba a pasar, esto del AVE es lo que tiene: resulta que he llegado a Toledo y, al bajar del tren, me he dado cuenta de que no llevaba conmigo los billetes (ni el de vuelta, ni todos los demás para esta semana). He tenido la suerte de caer en ello cuando aún estaba en la estación (y todo porque quería usar un billete ya usado como marcapáginas...), así que no ha habido mayor problema, y los seguretas del tren me los han encontrado.
Esto no tiene mayor trascendencia, lo sé, pero es que el viaje había empezado con otra incidencia. Resulta que, al subirme al vagón, creyendo que era el primero en hacerlo (he llegado algo más pronto a la estación), encuentro, tres filas por detrás de donde estaba mi asiento, una mochila abandonada.
Es horrible, pero en seguida mi mente ha pensado: mochila, tren, Atocha, 11-M. Y así me he dado cuenta de que tengo ese miedo ahí metido y, aunque no suele aflorar, ha bastado este pequeño detalle para pasar unos minutos de relativa tensión (cuando el tren finalmente ha salido, la mochila ya tenía dueño).
Ahora salto hacia atrás: domingo, 8 de la tarde.
Por primera vez, mis amiguitas (Jesús y Antonio incluidas) han venido a hacerme una visita. Creo que les ha gustado mi pisito. Se me ha hecho raro pero me ha molado. Me he sentido mayor, cosa que últimamente me está pasando a menudo, pero para bien: empieza una nueva etapa que tiene toda la pinta de que va a ser interesante y enriquecedora.
Y ahora, otro flashback: sábado, 6 y media de la tarde.
Tras mucho tiempo sin dar señales de vida, el viernes decidí llamar a B, con el resultado habitual: sin respuesta. Tras dudar si mandarla directamente a freir espárragos, decidí volver a intentarlo el sábado a mediodía y, sorprendentemente, esta vez sí me lo cogió. Y más sorprendente aún, me propuso quedar esa misma tarde.
Así que quedamos para merendar (ella café, yo cerveza), después de más de medio año sin vernos.
Y aquí otra vez me volví a sentir mayor, y también para bien, porque fue la primera vez que ya no sentí una punzada en el vientre al verla, ni me dolieron sus hermosos ojos verdes, ni me hipnotizó su elegante forma de caminar.
Por fin dejó de ser una diosa para volver a ser sólo (y nada menos que) una mujer a la que amé y aún quiero mucho.
Por fin pudimos tener una conversación como dos viejos amigos, sin tensiones.
Por fin me pude reír a gusto, me sentí yo mismo y no una imagen creada para agradarle.
Por fin, al despedirnos, la sensación fue agradable, plácida, no sentí ese vacío en el alma que hacía presagiar una resaca que poco tenía que ver con el alcohol.
Por fin.
Por completitud, debería ahora saltar al viernes por la tarde, cuando fui a ver Good night, and good luck a la primera sesión del día del estreno, como buen flipado. Pero a quién coño le importa eso hoy.
Como en esas pelis moderniquis, voy a contarlo en sentido cronológicamente inverso, empezando por lo que me ha pasado al llegar a Toledo.
Sabía que algo así me iba a pasar, esto del AVE es lo que tiene: resulta que he llegado a Toledo y, al bajar del tren, me he dado cuenta de que no llevaba conmigo los billetes (ni el de vuelta, ni todos los demás para esta semana). He tenido la suerte de caer en ello cuando aún estaba en la estación (y todo porque quería usar un billete ya usado como marcapáginas...), así que no ha habido mayor problema, y los seguretas del tren me los han encontrado.
Esto no tiene mayor trascendencia, lo sé, pero es que el viaje había empezado con otra incidencia. Resulta que, al subirme al vagón, creyendo que era el primero en hacerlo (he llegado algo más pronto a la estación), encuentro, tres filas por detrás de donde estaba mi asiento, una mochila abandonada.
Es horrible, pero en seguida mi mente ha pensado: mochila, tren, Atocha, 11-M. Y así me he dado cuenta de que tengo ese miedo ahí metido y, aunque no suele aflorar, ha bastado este pequeño detalle para pasar unos minutos de relativa tensión (cuando el tren finalmente ha salido, la mochila ya tenía dueño).
Ahora salto hacia atrás: domingo, 8 de la tarde.
Por primera vez, mis amiguitas (Jesús y Antonio incluidas) han venido a hacerme una visita. Creo que les ha gustado mi pisito. Se me ha hecho raro pero me ha molado. Me he sentido mayor, cosa que últimamente me está pasando a menudo, pero para bien: empieza una nueva etapa que tiene toda la pinta de que va a ser interesante y enriquecedora.
Y ahora, otro flashback: sábado, 6 y media de la tarde.
Tras mucho tiempo sin dar señales de vida, el viernes decidí llamar a B, con el resultado habitual: sin respuesta. Tras dudar si mandarla directamente a freir espárragos, decidí volver a intentarlo el sábado a mediodía y, sorprendentemente, esta vez sí me lo cogió. Y más sorprendente aún, me propuso quedar esa misma tarde.
Así que quedamos para merendar (ella café, yo cerveza), después de más de medio año sin vernos.
Y aquí otra vez me volví a sentir mayor, y también para bien, porque fue la primera vez que ya no sentí una punzada en el vientre al verla, ni me dolieron sus hermosos ojos verdes, ni me hipnotizó su elegante forma de caminar.
Por fin dejó de ser una diosa para volver a ser sólo (y nada menos que) una mujer a la que amé y aún quiero mucho.
Por fin pudimos tener una conversación como dos viejos amigos, sin tensiones.
Por fin me pude reír a gusto, me sentí yo mismo y no una imagen creada para agradarle.
Por fin, al despedirnos, la sensación fue agradable, plácida, no sentí ese vacío en el alma que hacía presagiar una resaca que poco tenía que ver con el alcohol.
Por fin.
Por completitud, debería ahora saltar al viernes por la tarde, cuando fui a ver Good night, and good luck a la primera sesión del día del estreno, como buen flipado. Pero a quién coño le importa eso hoy.
10 de febrero de 2006
Once a day
When you found somebody new,
I thought I never would
forget you, for I thought then that I never could
but time has taken all my pain away
until now I'm down to hurting once a day
Once a day,
all day long,
and once a night
from dusk till dawn
The only time I wish that you weren't gone
is once a day
every day
all day long
And I'm so glad I'm not like a friend
that I knew one time
He lost the one he loved
and then he slowly lost his mind
Sat around and cried his life away
Look at me I'm only hurting once a day
Once a day,
all day long,
and once a night
from dusk till dawn
The only time I wish that you weren't gone
is once a day
every day
all day long
En Pay the Devil, el último disco de Van Morrison
(La transcripción es mía, así que no se pueden descartar errores, pero la idea creo que está clara, y es cojonuda...)
I thought I never would
forget you, for I thought then that I never could
but time has taken all my pain away
until now I'm down to hurting once a day
Once a day,
all day long,
and once a night
from dusk till dawn
The only time I wish that you weren't gone
is once a day
every day
all day long
And I'm so glad I'm not like a friend
that I knew one time
He lost the one he loved
and then he slowly lost his mind
Sat around and cried his life away
Look at me I'm only hurting once a day
Once a day,
all day long,
and once a night
from dusk till dawn
The only time I wish that you weren't gone
is once a day
every day
all day long
En Pay the Devil, el último disco de Van Morrison
(La transcripción es mía, así que no se pueden descartar errores, pero la idea creo que está clara, y es cojonuda...)
Buen rollo.
Acabo de ver que, en recompensa al arduo esfuerzo de escribir una microcrítica de 125 palabras, elmundo.es me regala un par de entradas para el preestreno de Los tres entierros de Melquiades Estrada, la primera película como director del gran Tommy Lee Jones.
Así que, gracias a Radio 3, que nos invitó a ver En la cuerda floja, acabo yendo por la gorra a esta otra.
Esto de ser un cultureta tiene su gracia, ¿que no?
Acabo de ver que, en recompensa al arduo esfuerzo de escribir una microcrítica de 125 palabras, elmundo.es me regala un par de entradas para el preestreno de Los tres entierros de Melquiades Estrada, la primera película como director del gran Tommy Lee Jones.
Así que, gracias a Radio 3, que nos invitó a ver En la cuerda floja, acabo yendo por la gorra a esta otra.
Esto de ser un cultureta tiene su gracia, ¿que no?
9 de febrero de 2006
Crash
Ayer tuve un día un poco revuelto. Conforme fueron pasando las horas, me iba poniendo de mala hostia, sin motivo aparente.
Para rematarlo, en el tren de vuelta a Madrid me tocó en un vagón donde una bandada de gallinas cluecas no hacían más que contarse chistes a grito pelado y reírse como si lo fueran a prohibir. Ni siquiera mi bendito discman a toda potencia pudo librarme de todo el mal.
Así que, cabreado, llegué a Atocha algo antes de las 8 de la tarde y, en lugar de refugiarme en mi pequeño hogar a refunfuñar hasta quedarme dormido, decidí meterme en el cine a ver la que, según mi gurú Boyero, es la mejor película del año, Crash.
Estando con el ánimo encendido, me costó centrarme en la peli y no ponerme a soltar hostias a toda esa gente que parece que está en la sala como en el salón de su casa, comentando cada detalle de la peli, extasiándose o indignándose ante cada escena. Diossss.
Y la verdad es que, sin que sirva de precedente, por una vez no estoy de acuerdo con Boyero. No sé qué le gustó tanto de esta historia para, según dijo en su chat, ir a verla tres veces en una semana. A mí me parece un cuento mal contado, un ejercicio de buenismo que no me creo prácticamente en ningún momento: en Los Ángeles, todos los personajes tienen prejuicios raciales pero, de alguna manera, de cualquier manera, acaban dándose cuenta de lo equivocados que estaban y de lo buena que es la gente, independientemente del color de su piel, de su cultura, del idioma que hablen. Pues vale.
La idea que quiere transmitir, la superación de los estereotipos que nos limitan, del miedo a la diferencia, me parece muy defendible. Pero no así la forma de contarla, todo tan cuadrado, tan perfecto, tan ideal, que no me lo creo, me parece un panfleto.
Eso sí, el director tuvo la suerte de contar con dos actorazos, Matt Dillon y, sobre todo, Don Cheadle, que nunca está mal, y en este caso sobresale, dándole profundidad al honesto y sensato poli negro que salió del gueto y cuida a su mamá drogadicta...
Así que salí del cine casi tan cabreado como entré, mientras mis compañeras de butaca, en éxtasis, repetían una y otra vez: "es bueníssima, buenísssima"...
Para rematarlo, en el tren de vuelta a Madrid me tocó en un vagón donde una bandada de gallinas cluecas no hacían más que contarse chistes a grito pelado y reírse como si lo fueran a prohibir. Ni siquiera mi bendito discman a toda potencia pudo librarme de todo el mal.
Así que, cabreado, llegué a Atocha algo antes de las 8 de la tarde y, en lugar de refugiarme en mi pequeño hogar a refunfuñar hasta quedarme dormido, decidí meterme en el cine a ver la que, según mi gurú Boyero, es la mejor película del año, Crash.
Estando con el ánimo encendido, me costó centrarme en la peli y no ponerme a soltar hostias a toda esa gente que parece que está en la sala como en el salón de su casa, comentando cada detalle de la peli, extasiándose o indignándose ante cada escena. Diossss.
Y la verdad es que, sin que sirva de precedente, por una vez no estoy de acuerdo con Boyero. No sé qué le gustó tanto de esta historia para, según dijo en su chat, ir a verla tres veces en una semana. A mí me parece un cuento mal contado, un ejercicio de buenismo que no me creo prácticamente en ningún momento: en Los Ángeles, todos los personajes tienen prejuicios raciales pero, de alguna manera, de cualquier manera, acaban dándose cuenta de lo equivocados que estaban y de lo buena que es la gente, independientemente del color de su piel, de su cultura, del idioma que hablen. Pues vale.
La idea que quiere transmitir, la superación de los estereotipos que nos limitan, del miedo a la diferencia, me parece muy defendible. Pero no así la forma de contarla, todo tan cuadrado, tan perfecto, tan ideal, que no me lo creo, me parece un panfleto.
Eso sí, el director tuvo la suerte de contar con dos actorazos, Matt Dillon y, sobre todo, Don Cheadle, que nunca está mal, y en este caso sobresale, dándole profundidad al honesto y sensato poli negro que salió del gueto y cuida a su mamá drogadicta...
Así que salí del cine casi tan cabreado como entré, mientras mis compañeras de butaca, en éxtasis, repetían una y otra vez: "es bueníssima, buenísssima"...
8 de febrero de 2006
Righteously
You don't have to prove
Your manhood to me constantly
I know you're the man, can't you see
I love you righteously
Why you wanna dis me
After the way you been kissin' me
After those pretty things you say
And the love we made today
When you run your hand
All up and run it back down my leg
Get excited and bite my neck
Get me all worked up like that
Think this through
I laid it down for you everytime
Respect me, I give you what's mine
You're entirely way too fine
Arms around my waist
You get a taste of how good this can be
Be the man you ought to tenderly
Stand up for me
Flirt with me don't keep hurtin' me
Don't cause me pain
Be my lover don't play no game
Just play me John Coltrane...
Lucinda Williams, en su disco World without tears
(A lo mejor la letra por sí sola no dice demasiado, pero escucharla con la voz grave y dura de la Williams... Uf)
6 de febrero de 2006
Por qué la izquierda no puede debe ser nacionalista
"La identidad, la lengua y las raíces, al final no son más que un criterio de reparto de los bienes sociales. Se trata de delimitar un nosotros frente a los otros. Y claro, formar la cola así: nosotros primero."
Jesús Royo Arpón, citado en Lengua y Patria, de Juan Ramón Lodares.
"La identidad, la lengua y las raíces, al final no son más que un criterio de reparto de los bienes sociales. Se trata de delimitar un nosotros frente a los otros. Y claro, formar la cola así: nosotros primero."
Jesús Royo Arpón, citado en Lengua y Patria, de Juan Ramón Lodares.
3 de febrero de 2006
En el artículo de Wikipedia que mencioné en el post anterior cuentan que, en sus últimos años, después de haber desaparecido de la escena country oficial, Cash resurgió como icono del country alternativo, referente de grupos y estilos tan distintos como Beck, U2 o los macarras del gansta rap.
Y así, a pesar de ser prácticamente ignorado por las radios de country y el establishment de Nashville, uno de sus últimos discos, Unchained, consiguió el Grammy a Best Country Album.
Entonces, Cash y el dueño de su discográfica, Rick Rubin, pagaron un anuncio a toda página en la revista Billboard agradeciendo a la industria su continuo apoyo, acompañado por una foto de Cash ofreciéndoles su (dedo) corazón...
Y así, a pesar de ser prácticamente ignorado por las radios de country y el establishment de Nashville, uno de sus últimos discos, Unchained, consiguió el Grammy a Best Country Album.
Entonces, Cash y el dueño de su discográfica, Rick Rubin, pagaron un anuncio a toda página en la revista Billboard agradeciendo a la industria su continuo apoyo, acompañado por una foto de Cash ofreciéndoles su (dedo) corazón...
Walk the line
Después del aluvión de posts de la semana pasada, ésta he tenido el blog un poco abandonado (por causas ajenas a mi voluntad, por supuesto).
Aquí vuelvo:
Anoche, segundo chollo de Radio 3, esta vez Walk the line (En la cuerda floja) en Kinépolis (pero en v.o., ojo, tonterías las justas).
Y en esta ocasión, hasta con papis incluidos, que ya me han dicho que esté al loro para cualquier otra oportunidad como ésta.
Bueno, al grano.
La peli está bien aunque, teniendo aún reciente Brokeback Mountain, no hay color. Éste es cine más convencional, una biopic bien hecha, con buenos actores (y cantantes, porque los protagonistas también ponen voz a las canciones que salpican y dan sentido a la película).
Sin embargo, la historia de amor entre los protagonistas a mí me conmueve, me la creo. Hoy me he acordado varias veces de ella (de la historia, de la chica, magnífica Reese Witherspoon). El desorientado Cash, jodidamente enganchado a las anfetaminas, pidiéndole una y otra vez a su "mejor amiga", su salvadora, su ancla, que se case con él. Y ella resistiéndose una y otra vez a lo inevitable, pero siempre al lado del atormentado, tierno y a veces cruel, man in black.
Y qué decir de las canciones del gran Johnny Cash, uno de los titanes de la música americana (la etiqueta de country se le queda muy pequeña). Hay algo muy fuerte, intenso y verdadero en sus letras y en su forma de cantar. Además, por supuesto, de su imponente imagen, todo vestido de negro, con esa voz profundamente masculina (como dice Bono, de U2, en el artículo sobre Cash en wikipedia que he leído mientras comía: "Every man knows he is, basically, a complete sissy compared to Johnny Cash").
De todas las canciones que aparecen en la película, me quedo con una que creo que no es de Cash, sino de su amigo Dylan, con quien la canta en dúo en algún disco. En Walk the line, paradójicamente, son dos "almas gemelas" las que cantan esta magnífica canción de antiamor:
Después del aluvión de posts de la semana pasada, ésta he tenido el blog un poco abandonado (por causas ajenas a mi voluntad, por supuesto).
Aquí vuelvo:
Anoche, segundo chollo de Radio 3, esta vez Walk the line (En la cuerda floja) en Kinépolis (pero en v.o., ojo, tonterías las justas).
Y en esta ocasión, hasta con papis incluidos, que ya me han dicho que esté al loro para cualquier otra oportunidad como ésta.
Bueno, al grano.
La peli está bien aunque, teniendo aún reciente Brokeback Mountain, no hay color. Éste es cine más convencional, una biopic bien hecha, con buenos actores (y cantantes, porque los protagonistas también ponen voz a las canciones que salpican y dan sentido a la película).
Sin embargo, la historia de amor entre los protagonistas a mí me conmueve, me la creo. Hoy me he acordado varias veces de ella (de la historia, de la chica, magnífica Reese Witherspoon). El desorientado Cash, jodidamente enganchado a las anfetaminas, pidiéndole una y otra vez a su "mejor amiga", su salvadora, su ancla, que se case con él. Y ella resistiéndose una y otra vez a lo inevitable, pero siempre al lado del atormentado, tierno y a veces cruel, man in black.
Y qué decir de las canciones del gran Johnny Cash, uno de los titanes de la música americana (la etiqueta de country se le queda muy pequeña). Hay algo muy fuerte, intenso y verdadero en sus letras y en su forma de cantar. Además, por supuesto, de su imponente imagen, todo vestido de negro, con esa voz profundamente masculina (como dice Bono, de U2, en el artículo sobre Cash en wikipedia que he leído mientras comía: "Every man knows he is, basically, a complete sissy compared to Johnny Cash").
De todas las canciones que aparecen en la película, me quedo con una que creo que no es de Cash, sino de su amigo Dylan, con quien la canta en dúo en algún disco. En Walk the line, paradójicamente, son dos "almas gemelas" las que cantan esta magnífica canción de antiamor:
It ain't me, babe
Go 'way from my window,
Leave at your own chosen speed.
I'm not the one you want, babe,
I'm not the one you need.
You say you're lookin' for someone
Never weak but always strong,
To protect you an' defend you
Whether you are right or wrong,
Someone to open each and every door,
But it ain't me, babe,
No, no, no, it ain't me, babe,
It ain't me you're lookin' for, babe.
Go lightly from the ledge, babe,
Go lightly on the ground.
I'm not the one you want, babe,
I will only let you down.
You say you're lookin' for someone
Who will promise never to part,
Someone to close his eyes for you,
Someone to close his heart,
Someone who will die for you an' more,
But it ain't me, babe,
No, no, no, it ain't me, babe,
It ain't me you're lookin' for, babe.
Go melt back into the night, babe,
Everything inside is made of stone.
There's nothing in here moving
An' anyway I'm not alone.
You say you're looking for someone
Who'll pick you up each time you fall,
To gather flowers constantly
An' to come each time you call,
A lover for your life an' nothing more,
But it ain't me, babe,
No, no, no, it ain't me, babe,
It ain't me you're lookin' for, babe.
Leave at your own chosen speed.
I'm not the one you want, babe,
I'm not the one you need.
You say you're lookin' for someone
Never weak but always strong,
To protect you an' defend you
Whether you are right or wrong,
Someone to open each and every door,
But it ain't me, babe,
No, no, no, it ain't me, babe,
It ain't me you're lookin' for, babe.
Go lightly from the ledge, babe,
Go lightly on the ground.
I'm not the one you want, babe,
I will only let you down.
You say you're lookin' for someone
Who will promise never to part,
Someone to close his eyes for you,
Someone to close his heart,
Someone who will die for you an' more,
But it ain't me, babe,
No, no, no, it ain't me, babe,
It ain't me you're lookin' for, babe.
Go melt back into the night, babe,
Everything inside is made of stone.
There's nothing in here moving
An' anyway I'm not alone.
You say you're looking for someone
Who'll pick you up each time you fall,
To gather flowers constantly
An' to come each time you call,
A lover for your life an' nothing more,
But it ain't me, babe,
No, no, no, it ain't me, babe,
It ain't me you're lookin' for, babe.
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