10 de abril de 2006

Marisa Monte

Otra voz mágica.

La tenía arrinconada, asociada a otras épocas de mi vida. Pero ahora vuelve con dos discos nuevos, y me reencuentro con el terciopelo de su garganta, con ese Brasil suave, ligero, femenino.

Y vuelvo también al portugués-brasileiro, posiblemente la lengua más dulce, más amorosa, más exquisitamente sentimental.

Música para la felicidad.

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