La semana pasada vi al fin Cosas que nunca te dije, de Isabel Coixet, una peli con cierto pedigrí por la que siempre había sentido curiosidad, en parte por recomendación de mi querido B.
Y me pasó lo que esperaba, lo que me ha pasado con otras pelis suyas (la excepción, Mi vida sin mí, que no me atrevo a volver a ver por si acaso...): me molesta el toque Coixet, me pone nervioso.
Para mí se trata de una mezcla de tristeza impostada, romanticismo cursi y el recurso a las casualidades, a los sucesos inexplicables, absurdos, para crear una atmósfera lírica que a mí sólo me resulta patética, en el peor sentido de la palabra.
No me emociona. Y además me irrita.
Anoche me temí lo peor cuando empecé a ver My blueberry nights, de Wong Kar Wai, autor de la maravillosa In the mood for love, y mi fino olfato percibió el tufillo Coixet...
Menos mal que, mitómano y arbitrario como soy, el hecho de que la película la protagonizase Norah Jones (sí, Norah Jones) hizo que suspendiese el juicio y disfrutase de una película extraña, de la habilidad estética del director, de la actuación de sus compañeros de reparto (casi nada: Jude Law, Natalie Portman, el gran David Strathairn, la bellísima Rachel Weisz).
La verdad es que Norah, en su debut como actriz, no lo hace mal pero no está a la altura de esos monstruos. Y no es raro, porque ésa es mucha altura.
Pero me da igual, porque para mí ya está más allá del bien y del mal. Varias veces a lo largo de la película me sorprendió una sensación que no había tenido nunca: cuando la oía hablar, algo me hacía pensar "yo esta voz la conozco", me sonaba como la voz de una amiga, de un familiar, tan cercana que no me cuadraba oírla en la televisión.
Es que son ya unos cuantos años y, sobre todo, miles y miles de veces, las que llevo escuchando su hipnótica voz en canciones como esta preciosidad, escrita por uno de los grandes del country, Waylon Jennings, y que aquí ella canta junto a otro mito viviente, Willie Nelson:
The Wurlitzer Prize
I'm not here to forget you
I'm here to recall
The things we used to say and do
I don't want to get over you
I don't want to get over you
I haunt the same places
We used to go
Alone at a table for two
I don't want to get over you
I don't want to get over you
Outta give me the wurlitzer prize
For all the silver I let slide down the slot
Playing those songs so blue
Help me remember you
I don't want to get over you
A fresh roll of quarters
Same old song
Missing you through and through
I don't want to get over you
I don't want to get over you
Outta give me the wurlitzer prize
For all the silver I let slide down the slot
Playing those songs so blue
Help me remember you
I don't want to get over you
I don't want to get over you
I don't want to get over you
Waylon Jennings
Y ya que estoy lanzado, Norah con Kris Kristofferson cantando a Johnny Cash:
3 comentarios:
je n'ai pas du tout aimé My BB Nights, j'ai trouvé ça nunuche à mort, même si RW est absolument maaagnifique, l'image de la femme sensuelle que je ne serai jamais (not fishing man, just being realistic. whatever!) :'(
mais je vois que tu ns mets encore des liens youtube, youhouuuuuu!!!
allez zou, shall be online but hidden somewhere, trying to read efficiently, what hasn't been the case lately and the little time i've got left - considering how slow i write - is stressing me out.
bisou
No me extraña que no te gustase. En realidad, si lo pienso un poco, a mí tampoco.
Es cierto que es ñoña, empezando por la tontería que le da el título a la peli.
Y luego hay otra cosa: tengo la sensación de que Wong Kar Wai, al salir de su Hong Kong natal y tratar de meterse en el territorio americano, la caga y llena la película de tópicos, de estereotipos. Ningún personaje resulta creíble, a pesar de los actorazos con los que cuenta (RW, guapísima, también está pasadísima; incluso David Strathairn, que para mí es uno de los mejores, tiene que hacer maravillas para no resultar estúpido). Es la misma sensación que tuve, por ejemplo, cuando vi La canción de Carla, de Ken Loach, o también Hombres armados, de John Sayles)
Pero como digo en el post, y como me pasa a menudo, por no decir siempre, no soy objetivo cuando aparece uno de mis mitos. Y Norah Jones, que aún no tiene ni 30 añitos, ya lo es.
Así que vuelvo a escuchar su Wurlitzer prize y me voy olvidando de sus noches de tarta de arándanos...
Tío, ya nos estás pasando una copia de 'My bluberry nights' porque en los cines españoles siguen sin estrenarla (y estaba prevista para febrero!).
Abrazo!
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