Algo impensable hace apenas unos años: buscando información sobre otra persona, acabo aterrizando en el blog de Derek K. Miller, a quien no sólo no conocí en persona mientras vivió (hasta antes de ayer) sino del que no tenía noticia de que hubiese existido hasta hace apenas cinco minutos. Y me emociono hasta las lágrimas (no es tan difícil, lo sé) leyendo la hermosa
entrada póstuma donde deja constancia definitiva de su amor a la vida, al mundo y a su familia.
2 comentarios:
Oh,lo he leído.
Qué bonito, qué persona.
Qué vital ante la muerte.
Uf.
...uf...
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