12 de mayo de 2011

Hay muchas cosas por las que, pese a mis habituales lloriqueos, me siento afortunado en la vida.

Por ejemplo, la relación de amistad (aunque sui generis, no encuentro mejor palabra) que mantengo con B tras tantos años buscando entre ella y yo cómo encajar, a qué distancia colocarnos.

Hacía muchos meses que no nos veíamos, pero anoche, tras el tanteo inicial, volvimos a hablar, a conectar, como si el tiempo no hubiese pasado (y ha pasado mucho tiempo ya desde que nos conocimos, desde que nos amamos.)

Seguiremos cada uno nuestro camino, pero sé que ella está ahí, dondequiera que sea ahí.

Y ella sabe, y si no lo sabe se lo digo ahora :), que yo siempre estaré aquí (dondequiera que sea aquí) para ella.

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