Anoche, poco antes de las diez y después de volver de mis correrías campestres, comprendí que mi cuerpo no aceptaría como cena otra cosa que cereales con leche fría.
Así que, ya salivando, saqué del armario la caja de "Copos de arroz y trigo integral con chocolate" (¡jefe Mercadona!).
Pero desde el principio noté algo raro: al agitarla para que las deliciosas pepitas de chocolate negro se distribuyesen uniformemente entre los copos, no escuché el sonido habitual, ni sentí cómo se reordenaban y entremezclaban éstos y aquéllas. En lugar de esto, sólo oí un sonido seco cuando se movió en bloque todo el contenido del paquete.
Aunque fui capaz de disimularlo, y conseguí reprimir un grito, admito que pasé un momento de pánico cuando descubrí que los gustosos trocitos de cacao cuya evocación me había hecho babear apenas un instante antes se habían fundido en una masa informe, de un color repugnante.
2 comentarios:
Me recibe la ola de calor africana y no me deja reaccionar a los cambios. Ya no duermo acompañada, ya no tengo el cielo como media naranja.
A mi se me están deshaciendo las intenciones. No consigo concretar nada.
Uf, suerte que el domingo me frío en Sicília. Ya me han dicho que ahí será peor. Pero al menos no será mi casa.
un beso grueso;)
Como para no estar aturdida, con ese tour Pirineos-Sicilia que te metes...
Pues nada, sufre mucho por la isla, saluda a los Corleone de mi parte y acuérdate de los que también soportamos calor mientras hacemos que trabajamos... ;-)
Un besín delgadín.
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