20 de junio de 2011

Cada cierto tiempo, entro en el estado en que estoy ahora: necesito escuchar música nueva.

El problema es que en realidad no busco música muy nueva, muy diferente de la que ya conozco, sino pequeñas variaciones de alguna de las cosas que me gustan.

Lo ideal para mí, muchas veces, sería que alguno de los dioses (y diosas, claro) de mi Olimpo musical sacara nuevo disco y pudiese dedicar unos días a empaparme de él. Pero esto no sucede muy a menudo, claro. O a veces no es eso exactamente lo que me pide el cuerpo (por ejemplo, Eilen Jewell acaba de sacar disco y aún lo he escuchado poco, pero no es eso lo que busco).

Lo que quiero es una mezcla entre Steve Earle (sigo con la cancioncita entre ceja y ceja) y Hayes Carll, con un toque de Lucinda Williams, por ejemplo. Y de Leonard Cohen, ya puestos a pedir.

Uno pensaría que, en esta época de sobreabundancia de contenido y herramientas cada vez más sofisticadas para el filtrado y la recomendación, habría alguna forma de encontrar algo lo más parecido posible a eso (sé que es bastante pedir, que lo que busco es muy probablemente imposible), pero yo no lo consigo.

Lo cual me lleva a empezar la semana escribiendo diarreas como esta.

Hala :)

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