4 de noviembre de 2005

Me parece que esto del blog me va a dar bastante juego.

Desde que lo empecé, hace cuatro o cinco días, pienso a menudo en las cosas que podría escribir, y sobre todo, y es lo que más me gusta, en todo lo que rodea a este acto de comunicación.

Por ejemplo, no tengo muy claro para quién estoy escribiendo. Sé que no es sólo para mí, pero tampoco escribo para nadie más en particular. Y me estoy dando cuenta de lo importante que es esto.

Ya ha habido un par de personas que me han comentado que les daría vergüenza escribir aquí. A mí al principio me pareció una bobada (quizá porque, como decía Cioran, todo el que escribe tiene algo de exhibicionista, y cada vez tengo más claro que yo desde luego sí lo tengo). Pero luego me he ido dado cuenta de que a mí también me está costando hablar aquí de ciertas cosas. Y todo porque ya tengo un personaje, yo mismo, al que me debo. Una imagen que preservar. Aunque vaya imagen...

Sin ir más lejos en mi perfil, entre mis intereses, puse inicialmente: "las mujeres". Pero lo quité al rato, porque me pareció que daría una idea equivocada de cómo soy a quien no me conozca. Quienes me conocen, creo que lo entienden perfectamente... o no.

Luego, pasándome por el otro lado, he estado a punto varias veces de incluir en ese apartado de intereses algo más explícito, pero a la vez más limitado: "el buen sexo". Pero cada vez que lo he pensado, he acabado cortándome.

Y no entiendo bien por qué.

No sé por qué pienso en estas cosas, no sé por qué me importa lo que vaya a pensar quien lea esto, no sé por qué me tiene que preocupar dar una impresión equivocada (¿cuál sería la correcta, si existe?) de cómo (creo que) soy.

En fin, que ya era hora de hacer honor al nombre del blog y empezar la mañana con un desvarío.

A trabajar.

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