28 de julio de 2006

Hay días, como hoy, que me levanto con tantas cosas que decir, con ganas de saberlo todo, de meterme el mundo en vena, de cualquier cosa menos ponerme a darle vueltas al "Análisis de riesgos de los sistemas de información de la Dirección General" con el que me tengo que pelear hoy.

Pero acabaré no diciendo nada (¿quién escucha?¿a quién le importa?), seguiré siendo un completo ignorante (abro mil pestañas a la vez en el firefox, leo cuatro líneas de cada una, copio alguna frasecilla, como lo de Valéry, me doy por satisfecho con la sensación, absolutamente superficial (como la piel...), de que al menos me he asomado a mil ventanas a mil sitios distintos: Israel, México, Chile...), seguiré estancado, aislado en mi pequeñísimo rincón del mundo (tan pequeño también que con Google Earth se deben tardar tres segundos en darle una vuelta). Y, por supuesto, acabaré dándomela contra el jodido análisis de riesgos...

Menos mal que al menos es viernes (¿y qué?).

Y esta tarde, conversación (o no, quién sabe) definitiva con el tarado de mi ex-amigo J.

Y mañana, punto final a mi corta aventura capitalina, retirada a mis cuarteles de verano.

1 comentario:

ecasual dijo...

Hay días así. Son como no-días.
Saludos.