14 de julio de 2006

New York desde Salobreña

Tres días y pico llevo ya de absoluto relax en Salobreña. Parecen tres semanas.

Es curioso, porque normalmente me sucede lo contrario. Los días de vacaciones se me pasan volando, siento que los desaprovecho, que ni descanso ni aprovecho para hacer las cosas que siempre pienso hacer en vacaciones (sobre todo, leer).

Pero estos días están siendo productivos y relajantes al tiempo. Borja ha sido una magnífica compañía, creo que tiene gran parte de culpa.

Para empezar, salgo a correr cada día, hoy casi media hora. Después, ración de playita (sin pasarse, que no es cuestión de coger un empacho). Comidita en la terraza (si Lorenzo lo permite) o en el salón, si no hay más remedio. Por la tarde, después de una prolongada sobremesa, Borja vuelve a la playa y yo me quedo con toda la casa para mí, para dedicarme a mis labores. Labores que incluyen, indefectiblemente, verme al menos un episodio de Six feet under que, en esta segunda vuelta, me está pareciendo aún más impresionante que la primera vez.

Hoy he tenido regalo sorpresa: resulta que, sin yo saberlo, me quedé sin ver el último capítulo de la primera temporada. Así que hoy lo he disfrutado de nuevas, inesperadamente.

En fin, que me voy por los cerros de Úbeda.

Para hacer honor al título del post, explicaré que entre los tropecientos libros que me he traído (de los que, por supuesto, leeré una minúscula parte), estaba Historias de Nueva York, de Enric González, actual corresponsal de El País en Roma y que lo fue durante unos años en Nueva York.

No sé por qué lo compré. Creo que porque me gustan los libros sobre ciudades. No había leído, por lo menos siendo cosciente de ello, sus crónicas desde los USA (estuvo allí durante el 11-S), aunque sí recuerdo alguna de sus estupendas crónicas del calcio, en el que es seguidor del Inter de Milán, creo que equivalente algo más glamouroso de nuestro castizo Atleti. Leí la contraportada y me sedujo, aunque no dice gran cosa.

Y me ha encantado. Es un libro ligero, que se lee del tirón, una declaración de amor a NYC, la ciudad entre las ciudades. De amor y de desamor, por los amigos que allí tuvo y que perdió.

Está escrito con un estilo sencillo, directo, con esa "macarrería" que a g y a mí nos gusta y que ambos asociamos con Madrid (aunque, con ese nombre, dudo que Enric sea madrileño).

Estoy buscando ahora una frase que me gustó, que quería poner aquí, pero soy incapaz de recordar sobre qué trataba, menos aún qué decía, y por tanto tampoco consigo encontrarla. Así que os dejo con la intriga...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Así se os atragante el pescaíto del Pesetas, cagoenmimantu.