Quedan 10 días para mi visita anual a París.
Como esta vez voy y estaré solo (viviendo al límite...), además de peregrinar a mis lugares incontournables, quiero aprovechar para "estudiarme" París, para "entenderlo" (¿entenderla?).
Para empezar, he estado buscando textos y podcasts sobre paseos, monumentos, historia, arquitectura... Y he encontrado unas cuantas cosas que tienen buena pinta (por ejemplo, en la página del ayuntamiento: paseos por los barrios o recorridos arquitectónicos).
Cuando les eche un vistazo, escribiré aquí al respecto.
Je.
29 de marzo de 2010
28 de marzo de 2010
La crisis crediticia
En la conversación alrededor del "movimiento por el contexto", varias personas citan como ejemplo de cómo explicar un asunto complejo de manera comprensible este vídeo sobre la crisis de crédito. Y con razón.
The Crisis of Credit Visualized from Jonathan Jarvis on Vimeo.
The Crisis of Credit Visualized from Jonathan Jarvis on Vimeo.
El porvenir del cine nacional
Dentro de unos 15 años no se percibirán diferencias entre el cine de Pedro Almodóvar y el de Alfredo Landa. Cualquier película de Almodóvar se revelará como la prolongación más natural, más inerte y más esperable que de cualquier otra de Landa.
Rafael Sánchez Ferlosio, hoy en El País.
Rafael Sánchez Ferlosio, hoy en El País.
27 de marzo de 2010
'Round (and 'round and 'round) midnight
Carmen McRae, la cantante de la cantante de los cantantes.
Una de mis canciones favoritas de siempre.
Aquí, por su autor, Thelonious Monk:
Y por último, en la versión del quinteto de Miles Davis, con su trompeta espectral:
26 de marzo de 2010
Contexto
Cuando tenga un rato quiero comentar este post: The 3 key parts of news stories you usually don’t get, de Matt Thompson, y otros relacionados con él y con el "movimiento por el contexto" (context movement), como lo llama Elise Shu, a los que he llegado a través de Jay Rosen, cuyo podcast con Dave Winer, Rebooting the news, es uno de mis favoritos.
Hacía tiempo que no leía algo tan interesante.
Hacía tiempo que no leía algo tan interesante.
25 de marzo de 2010
Savater (y 2)
Ayer Savater volvió a repetirnos las verdades del barquero. Nada que un buen fan no haya oído ya unas cuantas veces, pero yo no me canso. De hecho, lo que dijo me lleva a esta modesta reflexión:
En España (me imagino que otros países también, aunque quizá no hasta ese punto), tenemos una tendencia generalizada a culpar de todos los males de la sociedad a la "clase política", que por supuesto no tiene nada que ver con nosotros, los ciudadanos.
Aunque reconozco que también es práctica habitual culpar a Franco de todos los males actuales, es posible que esta actitud sea de alguna forma herencia de los casi cuarenta años de dictadura, durante los que estuvimos (estuvieron) desposeídos de nuestros derechos políticos, y por tanto nos acostumbramos a ver a quienes mandaban como pertenecientes a una categoría distinta.
El caso es que, como dice Savater, creo que haríamos bien en aceptar que los políticos son como nosotros, quizá demasiado como nosotros ("humanos, demasiado humanos", dijo él); que tenemos los políticos que nos merecemos; que si no son mejores es porque no les exigimos más, o no los cambiamos, incluso presentándonos nosotros mismos a las elecciones.
Pero muchos no estamos dispuestos a tomarnos la molestia de dedicar tiempo y esfuerzo a la actividad política. Y sin embargo no paramos de quejarnos de lo que hay, de lo mal que está todo. Quejas retóricas que no conducen en la práctica a nada. Y que a mí personalmente hace ya tiempo que me cansan.
Relacionado con lo anterior, creo que otro de los males que aqueja a nuestra sociedad (también sé que esto no es endémico, pero tiendo a pensar que es más grave aquí que en otros sitios), de lo que algo se atisbó ayer en el turno de debate (bien animado, por cierto), es el sectarismo: Muchas veces, parece que uno es de un partido político como se es forofo de un equipo de fútbol, manque pierda. Y así, como comentaba Savater, es habitual, aunque no deja de ser descorazonador, que políticos de cualquier signo inculpados e incluso condenados por corrupción, sigan contando con un considerable apoyo popular. (A mi kabeza viene un tal Jesús Gil, alias La Cosa, al que dios tenga en su gloria...)
Dos cosas me gustaron especialmente de la experiencia de ayer:
Que Savater se encendiera y respondiese con educación pero con considerable contundencia a quienes defendían la objeción a la asignatura de educación para la ciudadanía, en particular dejando traslucir el argumento, reaccionario a más no poder, de que la transmisión de valores a los niños es responsabilidad exclusiva de los padres, de la familia.
Como explicó don Fernando, si los niños fuesen a vivir toda su vida sin salir de sus casas, sin relacionarse con nadie más que con su familia, se podría llegar a aceptar que recayese únicamente en ésta la obligación de educarlos (domarlos). Pero desde el momento en que viven en sociedad, ésta en su conjunto también tiene algo que decir, algo que enseñarles. De hecho, continuó Savater, una de las obligaciones de la sociedad para con los niños es hacerles ver que en la sociedad existen opiniones, formas de ver la vida, distintas de las de sus padres; que los hijos "no están obligados a repetir los errores (o los aciertos)" de sus mayores.
También me llevé una sorpresa agradable cuando Savater, al que tenía por moderadamente tecnófobo (quizá simplemente porque su actitud ante las nuevas tecnologías es algo más escéptica que la que impera, que la mía), alabó las virtudes de Internet como medio para el ejercicio de la acción política, llegando a afirmar que la existencia de UPyD, el partido al que presta su apoyo y que contribuyó a fundar, sería imposible sin la Red.
En España (me imagino que otros países también, aunque quizá no hasta ese punto), tenemos una tendencia generalizada a culpar de todos los males de la sociedad a la "clase política", que por supuesto no tiene nada que ver con nosotros, los ciudadanos.
Aunque reconozco que también es práctica habitual culpar a Franco de todos los males actuales, es posible que esta actitud sea de alguna forma herencia de los casi cuarenta años de dictadura, durante los que estuvimos (estuvieron) desposeídos de nuestros derechos políticos, y por tanto nos acostumbramos a ver a quienes mandaban como pertenecientes a una categoría distinta.
El caso es que, como dice Savater, creo que haríamos bien en aceptar que los políticos son como nosotros, quizá demasiado como nosotros ("humanos, demasiado humanos", dijo él); que tenemos los políticos que nos merecemos; que si no son mejores es porque no les exigimos más, o no los cambiamos, incluso presentándonos nosotros mismos a las elecciones.
Pero muchos no estamos dispuestos a tomarnos la molestia de dedicar tiempo y esfuerzo a la actividad política. Y sin embargo no paramos de quejarnos de lo que hay, de lo mal que está todo. Quejas retóricas que no conducen en la práctica a nada. Y que a mí personalmente hace ya tiempo que me cansan.
Relacionado con lo anterior, creo que otro de los males que aqueja a nuestra sociedad (también sé que esto no es endémico, pero tiendo a pensar que es más grave aquí que en otros sitios), de lo que algo se atisbó ayer en el turno de debate (bien animado, por cierto), es el sectarismo: Muchas veces, parece que uno es de un partido político como se es forofo de un equipo de fútbol, manque pierda. Y así, como comentaba Savater, es habitual, aunque no deja de ser descorazonador, que políticos de cualquier signo inculpados e incluso condenados por corrupción, sigan contando con un considerable apoyo popular. (A mi kabeza viene un tal Jesús Gil, alias La Cosa, al que dios tenga en su gloria...)
Dos cosas me gustaron especialmente de la experiencia de ayer:
Que Savater se encendiera y respondiese con educación pero con considerable contundencia a quienes defendían la objeción a la asignatura de educación para la ciudadanía, en particular dejando traslucir el argumento, reaccionario a más no poder, de que la transmisión de valores a los niños es responsabilidad exclusiva de los padres, de la familia.
Como explicó don Fernando, si los niños fuesen a vivir toda su vida sin salir de sus casas, sin relacionarse con nadie más que con su familia, se podría llegar a aceptar que recayese únicamente en ésta la obligación de educarlos (domarlos). Pero desde el momento en que viven en sociedad, ésta en su conjunto también tiene algo que decir, algo que enseñarles. De hecho, continuó Savater, una de las obligaciones de la sociedad para con los niños es hacerles ver que en la sociedad existen opiniones, formas de ver la vida, distintas de las de sus padres; que los hijos "no están obligados a repetir los errores (o los aciertos)" de sus mayores.
También me llevé una sorpresa agradable cuando Savater, al que tenía por moderadamente tecnófobo (quizá simplemente porque su actitud ante las nuevas tecnologías es algo más escéptica que la que impera, que la mía), alabó las virtudes de Internet como medio para el ejercicio de la acción política, llegando a afirmar que la existencia de UPyD, el partido al que presta su apoyo y que contribuyó a fundar, sería imposible sin la Red.
24 de marzo de 2010
Savater
Esta tarde, aquí en Toledo, reencuentro con don Fernando, que nos hablará de "El Espacio Público de la Ciudadanía".
Y yo con una contractura sobrevenida en la espalda que me ha dejado tieso.
Por cierto, que esta mañana he estado a punto de tener una iluminación relacionada con Savater:
Escuchando una conversación con Leon Wieseltier, editor literario de The New Republic, éste ha explicado que para él hay dos tipos de racionalistas: de un lado, los que no quieren prestar atención a las tendencias irracionales, a la parte oscura, ¿animal?, de los seres humanos, para evitar así dignificarlas, darles entrada en el debate intelectual; de otro, aquéllos a los que es precisamente esta faceta sombría, antimoderna, la que más los estimula.
Savater es sin duda de estos últimos. Y me gusta pensar que me ha enseñado a apreciar la luz en las tinieblas.
Hala.
Y yo con una contractura sobrevenida en la espalda que me ha dejado tieso.
Por cierto, que esta mañana he estado a punto de tener una iluminación relacionada con Savater:
Escuchando una conversación con Leon Wieseltier, editor literario de The New Republic, éste ha explicado que para él hay dos tipos de racionalistas: de un lado, los que no quieren prestar atención a las tendencias irracionales, a la parte oscura, ¿animal?, de los seres humanos, para evitar así dignificarlas, darles entrada en el debate intelectual; de otro, aquéllos a los que es precisamente esta faceta sombría, antimoderna, la que más los estimula.
Savater es sin duda de estos últimos. Y me gusta pensar que me ha enseñado a apreciar la luz en las tinieblas.
Hala.
En estas últimas semanas, en que estoy más asocial que de costumbre (...), unas frases de Dylan que ya puse aquí hace tiempo resuenan con frecuencia en mi kabeza.
21 de marzo de 2010
Con la caja de búsqueda de Firefox, pocas veces paso ya por la página principal de Google. Lo único malo que le veo a eso es que me pierdo los cambios en el logo, como éste o tantos otros:
Pero acabo de descubrir que están todos recopilados aquí:
http://www.google.com/logos/
Je.
Pero acabo de descubrir que están todos recopilados aquí:
http://www.google.com/logos/
Je.
The Road
Doblete de cine este finde largo: Ayer fui a ver The Road (que se ha traducido por La Carretera, aunque a mí me sonaría mejor El Camino).
He tardado mucho en decidirme, porque me temía lo que me iba a encontrar y nunca me parecía tener el ánimo suficiente para enfrentarme a ello.
Y no me equivocaba: salí del cine noqueado. Tanto que tardé un rato en acostumbrarme a que hubiese gente en la calle, a que no estuviese desierta.
El cielo gris de la tarde de ayer en Madrid, tan parecido al de ese mundo sin vida de la peli, no me ayudó nada, la verdad.
El impacto provocó que en lugar de salir escopetado del cine, como suelo hacer, caminando rápido y decidido hacia cualquier sitio, deambulase sin rumbo, esforzándome por dar cada paso, y que levantase la kabeza para ver esos edificios ayer grises, sucios, cubiertos por una pátina de polución que recordaba la ceniza que envuelve el mundo entero en The Road.
Por cierto, que en la peli volví a comprobar algo que se va produciendo cada vez con más frecuencia: los actores de las grandes series americanas obtienen gracias a ellas (eso me gusta pensar a mí, claro) papeles en el cine, aunque sean muy secundarios. En ésta, aparecen Michael K. Williams, el gran Omar de The Wire, y dos actores de Deadwood: Molly Parker y Garrett Dillahunt.
He tardado mucho en decidirme, porque me temía lo que me iba a encontrar y nunca me parecía tener el ánimo suficiente para enfrentarme a ello.
Y no me equivocaba: salí del cine noqueado. Tanto que tardé un rato en acostumbrarme a que hubiese gente en la calle, a que no estuviese desierta.
El cielo gris de la tarde de ayer en Madrid, tan parecido al de ese mundo sin vida de la peli, no me ayudó nada, la verdad.
El impacto provocó que en lugar de salir escopetado del cine, como suelo hacer, caminando rápido y decidido hacia cualquier sitio, deambulase sin rumbo, esforzándome por dar cada paso, y que levantase la kabeza para ver esos edificios ayer grises, sucios, cubiertos por una pátina de polución que recordaba la ceniza que envuelve el mundo entero en The Road.
Por cierto, que en la peli volví a comprobar algo que se va produciendo cada vez con más frecuencia: los actores de las grandes series americanas obtienen gracias a ellas (eso me gusta pensar a mí, claro) papeles en el cine, aunque sean muy secundarios. En ésta, aparecen Michael K. Williams, el gran Omar de The Wire, y dos actores de Deadwood: Molly Parker y Garrett Dillahunt.
20 de marzo de 2010
Un altre dia gris a Madrit...
Para pasar el día de hoy, esperando los escotes y los muslos, recurramos a lo infalible (gracias, n.):
Record Makers Promo from CreativeApplications.Net on Vimeo.
Record Makers Promo from CreativeApplications.Net on Vimeo.
"Rincones del mundo fotografiados desde el más allá"
Así se titula esto que acabo de leer en elmundo.es.
Pero al artículo le falta lo más importante, el enlace a las fotos (aunque sí viene el enlace a su twitter en texto plano):
http://twitpic.com/photos/Astro_Soichi
:)
Pero al artículo le falta lo más importante, el enlace a las fotos (aunque sí viene el enlace a su twitter en texto plano):
http://twitpic.com/photos/Astro_Soichi
:)
19 de marzo de 2010
Un dia gris a Madrit...
...pero se siente que la primavera, con sus brotes y sus escotes (y sus muslos...), está a la vuelta de la esquina.
Ya era hora.
Mirando desde mi balcón las transeúntes,
Haciendo de cuenta
Que estoy tomando apuntes.
Y ella busca algo en su cartera
Y yo me digo: ya llegó la primavera
Y la maceta enfrente se llenó de brotes
Y allá abajo el barrio se llenó de escotes.
Jorge Drexler
Ya era hora.
Mirando desde mi balcón las transeúntes,
Haciendo de cuenta
Que estoy tomando apuntes.
Y ella busca algo en su cartera
Y yo me digo: ya llegó la primavera
Y la maceta enfrente se llenó de brotes
Y allá abajo el barrio se llenó de escotes.
Jorge Drexler
17 de marzo de 2010
16 de marzo de 2010
Llega el verano...
...aunque aún no haya empezado ni la primavera.
Drexler saca disco y sale de gira (Madrid, 7 de mayo; Barcelona, 9 de junio, entradas aquí)
Y Norah viene a España (Bilbao, 11 de julio, entradas aquí; Vigo, 14 de julio; Perelada, 16 de julio)
Drexler saca disco y sale de gira (Madrid, 7 de mayo; Barcelona, 9 de junio, entradas aquí)
Y Norah viene a España (Bilbao, 11 de julio, entradas aquí; Vigo, 14 de julio; Perelada, 16 de julio)
15 de marzo de 2010
Mondo friki
Lo dejo escrito por si, una vez que pase esta fase (if ever), mi kabeza hace de las suyas y se me acaba olvidando que en las últimas semanas, en mis ratos de insomnio (o sea, no una, ni dos, ni tres veces), me acuno escuchando cosas como ésta, ésta o ésta:
Y así no sólo consigo dormirme, sino que llego a soñar que aprendo inglés, economía, política y tó de tó.
Y así no sólo consigo dormirme, sino que llego a soñar que aprendo inglés, economía, política y tó de tó.
14 de marzo de 2010
Tacto
Hoy, mañana de domingo soleado (¡por fin!), ideal para salir de paseo al campo con Lúa (como pienso hacer en un ratito), lo que me pide el cuerpo no es eso, sino otro cuerpo: piel con piel, una vez más.
No va a ser, no lo va a haber. Not today, anyway.
Y no pasa nada. Sólo que hacía demasiado tiempo que no escribía aquí. Y a falta de algo de más enjundia, ahí queda esto.
Hala.
8 de marzo de 2010
7 de marzo de 2010
6 de marzo de 2010
4 de marzo de 2010
Libros
Ayer, casi un año después de comprarme el Reader, hice el primer intento de comprar un libro electrónico a través de la tienda de Sony.
Agua.
Puede que hiciese algo mal, porque me costó bastante conseguir meter algún producto en mi carrito de la compra virtual, pero finalmente desistí al comprobar que la mayoría de los libros estaban sólo disponibles para Estados Unidos y que el que traté de comprar, porque no mostraba esa limitación, finalmente sólo se podía adquirir desde EEUU... o Canadá.
Pues sí que están bien las tiendas virtuales.
Supongo que tendrá que ver con la gestión de los derechos de publicación en los distintos países, pero espero que esto deje pronto de ser así, que de alguna forma se adapte a lo que la tecnología permite, porque es una pena que, mientras Internet y los lectores de libros electrónicos ponen al alcance de la mano toda esa información, sigan existiendo obstáculos de otro tipo que impidan disfrutarla.
O quizá ni siquiera es exactamente eso, porque, aunque el intento de ayer fue fallido, sí conseguí comprar varios libros hace unos meses en la web de O'Reilly. Y, de hecho, mi suscripción a Safari me permite descargar capítulos o incluso libros enteros de su inmensa biblioteca.
Agua.
Puede que hiciese algo mal, porque me costó bastante conseguir meter algún producto en mi carrito de la compra virtual, pero finalmente desistí al comprobar que la mayoría de los libros estaban sólo disponibles para Estados Unidos y que el que traté de comprar, porque no mostraba esa limitación, finalmente sólo se podía adquirir desde EEUU... o Canadá.
Pues sí que están bien las tiendas virtuales.
Supongo que tendrá que ver con la gestión de los derechos de publicación en los distintos países, pero espero que esto deje pronto de ser así, que de alguna forma se adapte a lo que la tecnología permite, porque es una pena que, mientras Internet y los lectores de libros electrónicos ponen al alcance de la mano toda esa información, sigan existiendo obstáculos de otro tipo que impidan disfrutarla.
O quizá ni siquiera es exactamente eso, porque, aunque el intento de ayer fue fallido, sí conseguí comprar varios libros hace unos meses en la web de O'Reilly. Y, de hecho, mi suscripción a Safari me permite descargar capítulos o incluso libros enteros de su inmensa biblioteca.
2 de marzo de 2010
En comparación con la tarde de ayer, la de hoy no me ha acabado de gustar.
Creo que acabo de descubrir algo importante (exclusivamente para mí y mis circunstancias, por supuesto): tengo que dejar que la arena se me escape entre los dedos, que el agua del río pase sin fin frente a mí.
Siempre habrá más arena, más agua, y tratar de atraparla sólo me provoca frustración y angustia.
Estoy fatal, lo sé.
Creo que acabo de descubrir algo importante (exclusivamente para mí y mis circunstancias, por supuesto): tengo que dejar que la arena se me escape entre los dedos, que el agua del río pase sin fin frente a mí.
Siempre habrá más arena, más agua, y tratar de atraparla sólo me provoca frustración y angustia.
Estoy fatal, lo sé.
El mito de la pureza (de nuestros orígenes mestizos)
Una vez más, Ruiz Soroa, en su artículo del otro día en El Correo, El mito de la pureza, expresa con mucha más precisión, lleva más lejos, ideas a las que de vez en cuando les doy vueltas.
Por ejemplo, el mito de nuestros orígenes puros: él se refiere al País Vasco, donde el asunto es aún más sangrante por la insistencia enfermiza del nacionalismo en la pureza incontaminada de un Pueblo Vasco con 7000 años de historia, pese a que todos los datos (Soroa pone unos cuantos ejemplos basados en la procedencia de los apellidos de los ciudadanos vascos) demuestran que es una falacia.
También comenta que el mismo tipo de ceguera interesada se produce en Latinoamérica, donde lo políticamente correcto es renegar de la parte europea, española, de su ascendencia, que se tiene por una contaminación transitoria de las esencias indígenas americanas.
Pero lo mismo pasa en España en su conjunto, donde el mito en este caso toma la forma de unos orígenes exclusivamente cristianos en los que apenas quedarían rastros de la invasión musulmana o de la herencia judía. Hablamos de "nosotros" al referirnos a los cristianos de la Reconquista y utilizamos la tercera persona para los musulmanes y los judíos, cuando debería ser evidente para cualquiera que deje de lado las anteojeras ideológicas que tan "nuestros" (o, según se mire, tan ajenos) son unos como otros, que nuestra "identidad" no es sino la mezcolanza, al fuego lento de los siglos de convivencia, de, al menos, esas tres tradiciones culturales.
Hala.
Por ejemplo, el mito de nuestros orígenes puros: él se refiere al País Vasco, donde el asunto es aún más sangrante por la insistencia enfermiza del nacionalismo en la pureza incontaminada de un Pueblo Vasco con 7000 años de historia, pese a que todos los datos (Soroa pone unos cuantos ejemplos basados en la procedencia de los apellidos de los ciudadanos vascos) demuestran que es una falacia.
También comenta que el mismo tipo de ceguera interesada se produce en Latinoamérica, donde lo políticamente correcto es renegar de la parte europea, española, de su ascendencia, que se tiene por una contaminación transitoria de las esencias indígenas americanas.
Pero lo mismo pasa en España en su conjunto, donde el mito en este caso toma la forma de unos orígenes exclusivamente cristianos en los que apenas quedarían rastros de la invasión musulmana o de la herencia judía. Hablamos de "nosotros" al referirnos a los cristianos de la Reconquista y utilizamos la tercera persona para los musulmanes y los judíos, cuando debería ser evidente para cualquiera que deje de lado las anteojeras ideológicas que tan "nuestros" (o, según se mire, tan ajenos) son unos como otros, que nuestra "identidad" no es sino la mezcolanza, al fuego lento de los siglos de convivencia, de, al menos, esas tres tradiciones culturales.
Hala.
1 de marzo de 2010
Afinando
Tarde aprendiendo Drupal. Con musiquilla de fondo.
Tranquilidad. Casi alegría.
Qué fácil puede ser todo cuando el detector está en on.
Y más fácil aún si suena esto:
(Que para mí, por razones que no vienen al caso, es prácticamente sinónimo de sexo :-P)
Tranquilidad. Casi alegría.
Qué fácil puede ser todo cuando el detector está en on.
Y más fácil aún si suena esto:
(Que para mí, por razones que no vienen al caso, es prácticamente sinónimo de sexo :-P)
Built-in bullshit detector
Cómo me gustaría tener en la kabeza ese detector innato de gilipolleces del que habla Muñoz Molina en su artículo del sábado en Babelia.
Pero no sólo para evitar decirlas (escribirlas), sino para dejar de pensarlas.
Mucho mejor me iría.
Pero no sólo para evitar decirlas (escribirlas), sino para dejar de pensarlas.
Mucho mejor me iría.
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