23 de diciembre de 2005

Otro de mis pensamientos recurrentes es éste:

El cabrón de Jesús hace tiempo me llamó "ladrón de palabras" por mi costumbre de enviar citas (poemas, canciones, frases) de otros autores, en lugar de escribir, como él, textos originales.

En su caso, los poemas que escribe están plagados de faltas de ortografía de todos los tamaños y colores, leerlos puede llegar a ser doloroso para un fanático de la corrección como yo. Pero, sin embargo, tienen fuerza, dicen cosas. Al menos, a me dicen cosas, que es lo único importante.

En cambio, cuando yo trato de escribir algo así, el resultado siempre es insípido, y la mayoría de las veces cargante, pedante y hasta cursi (como unas cuantas de las cosas que he ido escribiendo aquí). La palabra correcta (y pedante) es: ampuloso.

Por eso siempre recurro a lo que otros escribieron antes, y mucho mejor que yo.

(Ahora que lo pienso, Jesús no podría utilizar este recurso, porque el muy cazurro, o engreído, escribe desde la ignorancia más supina... :-P)

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