21 de diciembre de 2005

Sabina es mucho Sabina

Pese a todas nuestras reticencias y temores, el concierto fue muy bueno. La voz de Sabina aguantó perfectamente (es un decir), y al final nos ofreció dos horas de grandes canciones, de entre las muchas que tiene para elegir en su cancionero. Y por suerte, sin centrarse demasiado en el último disco.

Así que no tuvimos que utilizar las mandarinas que yo llevaba para usar cual tomates en caso de que Joaquinito nos la jugara...

El concierto fue un acto de amor, de devoción del público madrileño por su mejor trovador, y de cariño de Sabina por "el mejor puerto de mar". Varios fueron los momentos emotivos: cuando todo el público se puso en pie para aplaudir a Javier Krahe, su "maestro", presente en la sala; o cuando, antes de cantar "Yo me bajo en Atocha", el himno que ha ido sustituyendo a "Pongamos que hablo de Madrid", leyó un poema sobre los atentados del 11-M.

Para cuidar la voz, fue dando ocasión a todos los miembros de su banda para que nos cantasen alguna cosa: Pancho Varona, una versión sorprendentemente rockera de "Esta boca es mía"; Olga Román, una canción que supongo sería de alguno de sus discos, además de la copla "Y sin embargo te quiero", que dio pie a uno de los mayores temazos, y hay muchos, del maestro, "Y sin embargo"; Antonio García de Diego también hizo, ya en los bises, una versión de no recuerdo cuál canción de Sabina.

En resumen, que salimos todos, las tres damas y servidor, más que satisfechos con el recital del más grande poeta metido a cantante que tenemos en España.

Yo tuve mucha suerte, porque no tocó varias canciones a las que, no sé por qué razón, les tengo manía, como "Medias negras" o "Barbie Superstar", que sí cantaba en las anteriores giras. Pero sí tocó algunas de mis canciones favoritas como, por supuesto, ese "Y sin embargo" o "Peor para el sol", además del "Yo me bajo en Atocha" que más de una vez me ha puesto los pelos de punta.

(Por cierto, leo las críticas del concierto en El País y en El Mundo, y en ambos sitios dicen que el concierto, antes de los bises, acabó con "Pongamos que hablo de Madrid", cuando en realidad fue "Yo me bajo en Atocha". ¡Menudos sabineros están hechos!)

2 comentarios:

grankabeza dijo...

Entre canción y canción, Sabina nos anunció su credo, que el es mío:

ALREDEDOR NO HAY NADA

El moño, las pestañas, las pupilas,
el peroné, la tibia, las narices,
la frente, los tobillos, las axilas,
el menisco, la aorta, las varices.

La garganta, los párpados, las cejas,
las plantas de los pies, la comisura,
los cabellos, el coxis, las orejas,
los nervios, la matriz, la dentadura.

Las encías, las nalgas, los tendones,
la rabadilla, el vientre, las costillas,
los húmeros, el pubis, los talones.

La clavícula, el cráneo, la papada,
el clítoris, el alma, las cosquillas,
ésa es mi patria, alrededor no hay nada

(En el concierto, la última frase fue: ése es mi mundo, alrededor no hay nada. También me vale)

grankabeza dijo...

Y buscando ese poema, encontré este otro:

SOCORRO PIDO

Si nos hundimos antes de nadar
no soñarán los peces con anzuelos,
si nos rendimos para no llorar
declarará el amor huelga de celos.

La primavera miente y el verano
cruza, como un tachón, por los cuadernos;
la noche se hará tarde, tan temprano,
que enfermarán de otoño los inviernos.

Cuando se desprometen las promesas,
la infame soledad es un partido
mejor que la peor de las sorpresas.

Si me pides perdón socorro pido,
si te sobra un orgasmo me lo ingresas
en el banco de semen del olvido.