25 de diciembre de 2009

Si me pusiese a copiar las frases, los párrafos del libro de Esther Tusquets que me gustan, me divierten o me hacen pensar, acabaría copiando prácticamente el libro entero. Pero no puedo dejar de poner alguna muestra aquí:

Yo era muy joven -aunque a Oriol, que me llevaba ocho, mis veinticuatro años le parecían ya una edad provecta- y estaba muy lejos de alcanzar la sabiduría de una vieja dama irrespetuosa (no lo he especificado hasta ahora, pero supongo que es obvio para todos que la dificultad y el mérito están en alcanzar la irrespetuosidad -cierto tipo de indignidad incluso- sin dejar de ser en ningún momento, de la cabeza a los pies, una auténtica dama). En mi estilo romántico-adolescente, una mujer enamorada debía hacer lo posible por cubrir el ideal con que sueña su caballero. Y yo lo tenía de veras difícil. No era especialmente guapa, no estaba como un fideo y, para colmo de males, ni siquiera era ya virgen, lo que me situaba en un terreno muy próximo al de las furcias. Impresentable.

Esther Tusquets, en Confesiones de una vieja dama indigna

2 comentarios:

Elena dijo...

me gusta el tono del texto. Promete.
Saludos!

grankabeza dijo...

:-)

Promete y cumple. Muy recomendable.

Un saludo.