Desvaríos varios
18 de mayo de 2009
Pensando en
esa época pretérita
recuerdo a alguien cuya muerte sí sentí como propia.
Una de las voces más personales, creíbles, emocionantes. (Y eso que la de la Pradera no se queda atrás, eh.)
Y un corazón tan grande que no le cupo en el pecho.
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