Como tantas veces, me siento ante el teclado como quien se recuesta en el diván del psicoanalista. Pero esta vez sé de antemano que no voy a hablar. Y no es que no tenga cosas que contar, sino que no sé cómo contarlas y no estoy dispuesto a hacer el esfuerzo de buscar la manera. Así que simplemente me siento aquí, con la lata de birra al lado y me quedo mirando la pantalla, pensando en lo mucho que me gustaría ser capaz alguna vez (¡aunque fuese solo una!) de escribir lo que siento, lo que pienso, y no volver a experimentar la frustrante sensación de que apenas balbuceo, de que me quedo en la superficie (o de que no consigo llegar a ella, desde las profundidades de mi grankabeza...).
En fin, menos mal que he quedado en un rato y me airearé un poco.
Entretanto, me pongo música.
I lost all my faith in love on those stairs that November
I know it meant a lot at the time, now I can barely remember...
De la que os habéis librado.
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