He pasado el día paseando.
Desde el hotel, en Denfert Rochereau, atravesando el Jardin de Luxembourg y callejeando sin rumbo definido he acabo en los Invalides, he cruzado el rio entre el Grand y el Petit Palais, para dirigirme al obelisco de Concorde.
En algun momento, he visto cual era mi objetivo: encontrar una libreria inglesa a la que una vez, hace facilmente 12 o 13 años, fui con mis padres, y que ya traté antes de encontrar sin éxito.
Pero hoy ha habido suerte y he dado con ella: WH Smith, en plena Rue Rivoli.
Tras dejarme los euros correspondientes en caja, he salido de alli notando como el estomago me avisaba de que iba siendo hora de comer algo. Y eso he hecho, en un lugar pequeño y bien parisino.
Tras recuperar fuerzas, siguiente objetivo, sobrevenido, como el resto del plan: exposicion de Robert Frank en el Jeu de Paume, previa cortisima cabezadita en las clasicas sillas verdes de las Tullerias.
Si no estuviese en esta lucha continua con el teclado, quizà me extenderia con profundas e interesantisimas reflexiones sobre lo que he pensado mientras veia las fotos, la diferencia entre las emociones que consigue despertarme la musica, y también la literatura, y lo que consigo sentir, mucho menos intenso, al ver fotografias. Eso que os ahorro... ;-P
Como os ahorro otras muchas cosas que estoy pensando. Este viaje, que yo anticipaba como nostalgico, sentimental, no lo esta siendo en absoluto: llevo un rato en la habitacion del hotel leyendo con fruicion mi màs reciente adquisicion: "What would Google do?", de Jeff Jarvis.
Y, en lugar de hablar con mis espectros del pasado, con ganas de hacerlo (he aqui la prueba), con mis fantasmagoricos lectores del presente.
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