10 de octubre de 2007

Sabines

Reconozco que mi relación con los libros no es normal.

En realidad, pese a lo que a algunos les parezca, leo muy poco: es verdad que cada día me hago mi resumen de prensa y que trato de estar al día de lo que pasa en el mundo e incluso ir un poco más allá y leer artículos "de fondo", "de análisis", chorizos de varias páginas con los que me gano mi fama de cultureta. Pero también lo es que me cuesta mucho acabarme un libro, mantener la concentración y el interés durante las horas, días, que tardaría en leer cientos de páginas, siempre se me cruza otro libro que me parece más interesante, más atractivo, o al menos más nuevo...

Pero, sin embargo, no soy capaz de dejar de comprarme libros. De hecho, es mi equivalente al shopping histérico de las marujas, que necesitan gastarse dinero en cualquier cosa para sentir que su vida tiene algún sentido. Eso es lo que me pasa a mí, pero sólo con los libros. Ayer, por ejemplo, paseaba por Madriz, tras una sesión de psicóloga, y pasé delante de una librería que no sabía ni que existía, la que el Fondo de Cultura Económica tiene en Moncloa. (Pese al tremendo nombre, la editorial, mexicana, no se dedica ni exclusiva, ni siquiera principalmente, a publicar libros de economía. De hecho, no estoy seguro de que publique libros de economía...)

En fin, que paré delante de su escaparate y vi una antología del gran poeta mexicano Jaime Sabines, del que ya he escrito aquí alguna vez, que tan poco conocido es en España y al que yo llegué de chiripa, por un artículo que leí en El País hace unos años.

Desde entonces, de vez en cuando busco libros suyos en las librerías, por si a alguien se le ha ocurrido traer algo desde México (que yo sepa, aquí sólo hay editada una breve antología en Visor). Hace un tiempo tuve suerte y encontré unos cuantos libritos mexicanos de Sabines, que guardo como oro en paño.

El caso es que ayer, en el escaparate, vi otra antología suya y no me pude resistir, pese a que probablemente la mayoría de los poemas que recoge están ya en esos libritos-tesoro.

Pero es que, como digo, lo mío con los libros no es normal...

...y Sabines es muy grande:

He repartido mi vida inútilmente entre el amor y el deseo, la queja de la muerte y el lamento de la soledad. Me aparté de los pensamientos profundos y he agredido a cuerpo con todos los excesos y he ofendido a mi alma con la negación.

Me he sentido culpable de derrochar la vida y no he querido quedarme en casa a atesorarla. Tuve miedo del fuego y me incineré. Amaba las páginas de un libro y corría a las calles a aturdirme. Todo ha sido superficial y vacío. No tuve odio sino amargura, nunca rencor sino desencanto. Lo esperé todo de los hombres y todo lo obtuve. Sólo de mí no he sacado nada: en esto me parezco a las tumbas.

Jaime Sabines, en su libro Maltiempo
Y, además, tenemos la suerte de poder escucharlo recitando sus poemas, y lo hace de maravilla. He subido aquí uno de mis preferidos, y sé que se pueden escuchar algunos más en amediavoz.com, a la que no puedo acceder desde aquí, desde el curro.

Añadido: he colgado aquí el recital completo, Jaime Sabines en Bellas Artes. Emocionante.

2 comentarios:

elisewin dijo...

Tremendo...uf.
Creo que si hubiera leído este fragmento en cualquier lugar, hubiera pensado en ti.

y ahora me provoca una punzada en la juntura...

beso*

grankabeza dijo...

...........

mua*