28 de enero de 2010

15 años mayor que su discípulo, Grenier le presta libros, discute la situación política de Argelia, lo acerca al comunismo, lee sus textos, mostrando que ninguna generosidad supera a la de la crítica (no vacila en escribir al margen: “superfluo”, “una bobada”), le consigue trabajo como meteorólogo (oficio transitorio que también desempeñaron Sartre y Heidegger), y al hablar de su común pasión por los gatos explica que nada hace tan feliz a un macho como tener collar, pues eso enloquece a las gatas.

Juan Villoro en su blog, o lo que sea, hablando de Albert Camus.

3 comentarios:

C. dijo...

mentiría si dijera que no me gusta

grankabeza dijo...

:-)

Y Marcello, ¿qué opina de esto?

C. dijo...

Marcello no lleva collar. Entre tanto pelo no se ve y además parece un machote de playa. y todo sabemos que es un gato muy cool.