15 años mayor que su discípulo, Grenier le presta libros, discute la situación política de Argelia, lo acerca al comunismo, lee sus textos, mostrando que ninguna generosidad supera a la de la crítica (no vacila en escribir al margen: “superfluo”, “una bobada”), le consigue trabajo como meteorólogo (oficio transitorio que también desempeñaron Sartre y Heidegger), y al hablar de su común pasión por los gatos explica que nada hace tan feliz a un macho como tener collar, pues eso enloquece a las gatas.
Juan Villoro en su blog, o lo que sea, hablando de Albert Camus.
3 comentarios:
mentiría si dijera que no me gusta
:-)
Y Marcello, ¿qué opina de esto?
Marcello no lleva collar. Entre tanto pelo no se ve y además parece un machote de playa. y todo sabemos que es un gato muy cool.
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