Ése es el título del último libro que he empezado. Y va a ser, si mi instinto no me engaña, de los muy pocos que leo hasta el final, de seguido, del tirón.
Pero esa frase es también el sentimiento que tengo ahora mismo.
Aunque lo veía venir, pensé que sería de otra manera. Pero ha sido así, de repente: en un ataque de rabia, el berrako ha muerto.
Empezó siendo una combinación de mi natural tendencia al exhibicionismo y una saludable (pensaba yo) autoparodia (self-derision, me viene todo el rato la palabra en inglés), y fue divertido mientras fue divertido, pero ha acabado convirtiéndose en un monstruito que, me temo, ha confundido a mucha gente, supongo que empezando por mí mismo.
En fin, como de todas formas ya empezaba a estar cansado de él, hoy le hago el hara kiri.
Descanse en paz.
1 comentario:
Siempre podremos celebrar el funeral de tu berrako a la anglosajona, no? Sólo una noche más y, después, al hoyo.
Por lo menos, nos hemos reído mientras tanto.
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