Por circunstancias en alguna medida azarosas, diez años después de terminar la carrera y dar la espalda a la ciencia, acabo reencontrándome con ella desde otro sitio.
Y veo a mi alrededor gente que, de una u otra manera, duda de la ciencia. Creo que, en general, porque no da respuesta a las preguntas o los problemas que les acucian.
Es verdad que aún nos queda mucho por entender, en particular, por ejemplo, con respecto al funcionamiento del cerebro humano. Pero creo que quienes dudan de la potencia y la capacidad de la ciencia muchas veces pasan por alto una idea que para mí es fundamental: para darse cuenta de lo mucho que sabemos sobre cómo funciona la naturaleza ni siquiera hace falta leer libros como Por amor a la física (cuñita...); basta con pensar que la base de toda tecnología que nos rodea, en la que vivimos (la luz eléctrica, el gas con el que acabo de calentar mi café, internet, la radio que estoy escuchando mientras escribo...), es precisamente ese conocimiento de las leyes que rigen el mundo del que algunos aún dudan.
2 comentarios:
De esos, algunos utilizan la tecnología para adoctrinarse con "espacio en blanco", "cuarto milenio", etc. Otros encuentran respuesta en coranes y biblias.
Flipante.
A mi me sigue sorprendiendo volar en avión.
D(aupa!)
¡Perdón! A mí... (las prisas) D(aupa!)
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