Llevaba unos días tontorrón, retraído, callado. Hay varios motivos, como ya he dicho, pero lo importante es que he (re)descubierto la manera de salir de ahí: escuchar música brasileña (aunque la siesta de media mañana que me acaba de poner el cuerpo a tono también ayuda, sin duda... :-P).
Ahora mismo escucho a Chico Buarque, una de cuyas canciones tiene literalmente sobre mí efectos balsámicos (aquí en Spotify):
Estava à toa na vida
O meu amor me chamou
Pra ver a banda passar
Cantando coisas de amor...
Para luego me dejo uno de esos discos que me acompañan desde hace no sé cuántos años, que forman parte de mi vida. Sé que abuso de los superlativos para describir la música que gusta, pero para hablar de este disco (que recuerdo haber escuchado en bucle, saliendo de la cama solo para darle la vuelta al vinilo...) lo único que puedo decir es esto: una joya de inicio a fin. Y de vuelta al inicio.
Coleman Hawkins – Desafinado
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