Me deje lo mejor para el final:
Ayer, la exposicion de las fotografias de Robert Frank (pongo enlace a la web de la National Gallery, mucho mejor que la del Metropolitan, que tiene poca chicha) que componen su libro The Americans, que yo ya habia visto en Paris en marzo, pero que he disfrutado mucho mas esta segunda vez, en gran parte por la companyia, pero tambien porque en esta, ademas de las fotos, habia bastante material adicional que ayudaba a poner en contexto la obra.
Hoy, la retrospectiva de la obra de Tim Burton en el MoMA, que se inauguro ayer (y bien que se notaba, estaba a reventar). Reviso ahora el catalogo y constato que no hace justicia a la maravillosa sucesion de locuras de este tio raro y genial que es Burton que he podido ver esta manyana, echo de menos en el los dibujos que mas me han gustado: macabros y tiernos a la vez, como la mayoria de su obra, pero tambien divertidos, con un humor oscuro, mostruoso, delirante, estupendo.
Despues, visita a la tienda de Apple junto a Central Park, con su espectacular entrada.
Para coger fuerzas, bocatita de corned beef en el Carnegie Deli, en la Septima Avenida.
A la salud de n., que se que lo habria disfrutado ;-)
La sobremesa me pilla de paseo por Times Square, donde hasta la Policia se suma al espectaculo (en la foto no se aprecia, pero su caseta tambien tiene intermitentes luces de neon):
Y por la tarde, antes de volver al fascinante mundo de B & H (donde salta a la vista la division racial del trabajo: dependientes judios ortodoxos, azafatas negras, hispanos trabajando en la zona de recogida de las compras), paso por Bryant Park donde, como en Rockefeller Center, ya esta puesta la pista de patinaje y entro en la impresionante New York Public Library y casi me entran ganas de quedarme a estudiar lo que sea en alguna de sus hermosas salas.
En lo que parece el lobby de un hotel algo me llama la atencion...
Atravieso Madison Avenue con la vana esperanza de cruzarme con Don...
...y, tras el paseo, tomo el metro en la imponente Grand Central Station, no sin antes echar un ojo al Oyster Bar, en el subsotano, que Enric Gonzalez recomienda en su libro y al que confio en ir alguna vez, la proxima vez, en companyia
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