Y me cantó la canción, por primera vez en todos los conciertos.
Pero no me empapé, no me caló hasta los huesos.
No es decepción lo que siento, porque no creo que por sea culpa del espectáculo por lo que no disfruté como esperaba. Fue algo mío, no conseguí meterme en el concierto, no me emocionó.
Una pena, qué le vamos a hacer.
El concierto estuvo bien, aunque en mi opinión le faltó ritmo. Pero lo peor fue que no logré evitar que me distrajera continuamente la gente que estaba constantemente levantándose, pasando, haciéndose fotos. Y la pareja de plastas que teníamos detrás, que parece que fueron al concierto a rajar, incapaces siquiera de respetar los intermedios poéticos de Sabina entre canción y canción.
Otra vez será, otra vez volverá la magia.
Quizá en junio aquí en Madrid (con suerte, en Las Ventas) o en septiembre en Barcelona...
No hay comentarios:
Publicar un comentario