El viento de la mar cubre ese rostro
y en sus ojos
cómo corta el filo de la Libertad.
Miradlo recortado en el crepúsculo
del Caribe. Cómo brilla el oro ensangrentado
de esa cadena en su cuello. Sangre ya seca
como la que esmalta sus ropajes
bellísimos. Y mirad esos ojos
azules como el mar, fieros como el viento
que pide para sus velas.
Firme la mano en la empuñadura
de su sable enjoyado, viril, sabiendo
que para él no queda ya sino el abismo,
Bartholomew Roberts mira cara a cara
a la Muerte. Y es ella la que aparta la mirada.
José María Álvarez
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