1 de marzo de 2006

Manrique en La Casa Encendida


Planazo el que me monté ayer por la tarde. Menos mal que se acercan mis oposiciones...

Estuve en la Casa Encendida, escuchando y viendo cómo hacía el programa mi admirado Diego Manrique. Llevó a un invitado, un auténtico crack: Muchachito Bombo Infierno (ver foto adjunta).

Muchachito es de Santa Coloma de Gramenet, en el extrarradio barcelonés, pero por el acento podría perfectamente ser gaditano. Por el acento, y por el gracejo, porque el tío es un cachondo mental, todo un espectáculo.

Yo no había oído nada suyo, sólo leí el otro día que está haciendo algo con Kiko Veneno. Por lo que me enteré ayer, normalmente toca el bombo y la guitarra, con una fuerza impresionante. Por problemas técnicos, ayer salió sólo con su guitarra, y sus zapatos, porque joder cómo marcaba el ritmo con los pies.

El malvado Manrique le hizo tocar de todo: para empezar, le pidió una de Raphael, ris ras. Y el crack salió bien parado, porque era un torbellino, menuda fuerza. Lo suyo, creo, es la rumba catalana, "pero a su rollo", como él mismo diría, pero cualquier otra cosa la pasa por su molinillo, y pa' dentro. Nos deleitó también con un Egyptian reggae, creo que de Jonathan Richman (que no conocía, pero por supuesto voy a explorar). Toda una experiencia.

Y para rematar, una mesa redonda sobre "La radio musical. Pasado continuo, futuro imperfecto" en la que participaron, además de Manrique, Patricia Godes, una periodista musical que ahora colabora con Ordovás en el programa iPop, de La 2, y Marc Vicens, director de Kiss FM hasta el mismísimo día de ayer.

Desde el principio, se vio claramente que había dos bandos: los radiotreseros por un lado y el radioformulero por otro.

Diego llegó a admitir su "rencor" hacia los que, como Javier Sardá entre otros muchos, utilizaron la radio musical como trampolín hacia metas más elevadas (más rentables quiero decir, claro), dejando patente su falta de compromiso con la música.

Fue muy curioso ver cómo, para referirse supuestamente al mismo fenómeno, unos y otro utilizaban palabras totalmente diferentes: por un lado se hablaba de compromiso, de grupos, de estilos, de oyentes; por el otro, de rentabilidad, de mercado, de tendencias, de audiencias, de EGM, de target.

Y es que, en realidad, creo que no estaban hablando de lo mismo: lo que unos entienden por música es un producto cultural, una forma de expresión artística que, como tal, trata de comunicar experiencias únicas e individuales, y a la vez universales, como son el dolor, la alegría, el amor; para el otro, la música es un producto comercial para el hay que buscar consumidores y la radio un canal de difusión, de marketing, mediante el cual dirigirse al público objetivo, debidamente segmentado para incrementar la rentabilidad de la inversión.

Yo, radiotresero confeso, fui consciente una vez más del lujo que supone que existan presentadores (comunicadores, diría el Vicens) como Manrique, y que puedan hacer los programas que les dé la gana. Sé que sólo en la radio pública puede darse tal anomalía, y cuantísimo me alegro. Como dijo Manrique: sé que soy un privilegiado, pero me siento muy orgulloso de dirigirme a esa pequeña minoría que no ve la música como mero hilo musical, que quiere conocer, explorar, aprender.

(Menudo panfletillo que me he cascado hoy, ya va siendo hora de hacer que curro...)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hey, gracias por comentarlo y detallarlo para quienes no estuvimos presentes.


Saludetes.