13 de noviembre de 2011

La vida, parece que no hago más que repetírmelo, es para mí una larga conversación. En general, por cierto, una conversación de besugos, pero (pasa, a mí me ha pasado :) de vez en cuando uno se encuentra con alguien con quien no solo parece que se entiende (el bichito cabrón en mi kabeza lee esto y salta: "A saber lo que está pensando en realidad, lo que ha querido decir, lo que ha entendido"), sino con quien, al hablar, uno se siente más inteligente (suena muy pedorro, pero es la palabra que me sale), capaz de expresar cosas que uno ni siquiera sabía que sabía.

(Cuántos paréntesis, ¿no?)


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